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ICONO AD: Luis Barragán

Luis Barragán dio forma arquitectónica a sus raíces y una identidad universal a la arquitectura mexicana. Creador emocional, supo contener la desfachatez del color a fuerza de líneas rectas. Un icono.

Para nosotros no cabe duda de que es un icono, pero el arquitecto Luis Barragán se definía así: "Mi obra es autobiográfica, es la memoria del rancho de mi padre de mi infancia y adolescencia. En ella he procurado adaptar las necesidades de la vida moderna a la magia y la melancolía por los viejos tiempos”. Luis Ramiro Barragán Morfín (Guadalajara, 1902 - México D.F., 1988), hijo de un estricto terrateniente del XIX, creció en un entorno rural, tradicional y aristócrata. Tuvo una educación religiosa, vivió feliz en el campo pero desplegó una moral abierta en la ciudad.

Era espiritual y también materialista, le gustaba el dinero. Se licenció en Ingeniería Civil y Arquitectura con algo más de 20 años. En 1925, un viaje por Europa marcó su estilo para siempre.Se enamoró de los pueblos mediterráneos, de Italia y Grecia, y también de la sabiduría árabe en España, sobre todo de La Alhambra, sus jardines y acequias con el agua como medio expresivo. En 1931, durante la Exposition Internationale des Arts Decoratifs en París descubrió a Le Corbusier y el paisajismo de Ferdinand Bac. En 1936 abrió estudio en Ciudad de México.

© Barragan Foundation

Orgulloso de su mexicanidad, Barragán dio identidad universal a las edificaciones de su país, mezclando modernidad y tradición. Sus proyectos se materializaban armonizando la forma, con la función y lo más importante, la emoción. De ahí surgían volúmenes bajos, con ángulos rectos, planos horizontales y verticales unidos por intersecciones rotundas. Convirtió un color en su seña de identidad y consiguió que lo llamemos Rosa Barragán. Pero Luis no se creía innovador. La naturaleza, las fuentes, cristales, azulejos, enrejados, los patios, terrazas y galerías llevaban la voz cantante con la luz y los colores desinhibidos en su hacer. Además del rosa, también están los rojos, los turquesas, los amarillos y los lavandas, tonos que usó como un pintor.

Silla en miniatura editada por el 'Vitra Design Museum'.

© Barragan Foundation

Paradójicamente, obviaba las curvas, las veía como una manera absurda de desaprovechar el espacio, porque, por ejemplo, no permitían apoyar muebles contra las paredes. Sin duda, las herramientas más poderosas para este arquitecto integral eran su mirada, el cómo devoraba con los ojos lo que ya existía y el paisaje de sus raíces indígenas e hispanas. A los estudiantes solía decirles: “No hagan lo que yo hice, vean lo que yo vi”. Siempre indiferente a los reconocimientos y premios que fue acumulando –que fueron muchos–, recibió el Pritzker en 1980 y dijo con naturalidad: “La vida privada de belleza no merece llamarse humana”.

© Barragan Foundation

¡VIVA MÉXICO!
Latidos: Su obra incorpora la naturaleza como herramienta arquitectónica. Empezó con un estilo emocional, en los 50 se pasó al internacional y finalmente regresó a sus raíces, el color, la luz y el paisaje.
Hitos: En 1927 hace su primera casa, la Robles León. Prolífico en su hacer, en su trayectoria destacan la urbanización Jardines de Pedregal de San Ángel (1945); la Casa Barragán de Tacubaya (1948); y las urbanizaciones Las Arboledas (1958) y Los Clubes (1963). Pero hay muchas más.
Final: Víctima del Parkinson, su última obra fue una casa en el Bosque de las Lomas, 1981. Luis Barragán falleció en 1988 en su casa de Tacubaya.