Algunas veces, la belleza se aprecia mejor al caer la noche: la luz de un faro a lo lejos, las nubes de luciérnagas en una selva remota, la luna reflejada en el mar o nuevos aromas. Fragancias que surgen de los lugares más insospechados, de Indonesia a Italia, de México a Andalucía, comunidad donde los veranos no se entienden sin la presencia de un galán o dama de noche. También conocida como cestrum nocturnum, la dama de noche recibe este nombre al exhalar su particular fragancia durante las noches comprendidas entre el mes de mayo y principios de otoño. Un arbusto de lo más seductor que podemos cultivar en casa gracias a sus fáciles cuidados y mantenimiento.
Características del galán de noche
El galán de noche es un arbusto perteneciente a la familia de las solanáceas, procedentes de Centroamérica. Puede llegar a alcanzar hasta los 5 metros de altura en su hábitat natural, si bien su tamaño se verá reducido si nos decidimos a cultivarlo en una maceta. Las hojas de la dama de noche son ovaladas y verdosas, con matices inflorescentes de blancos y verdes en forma de racimos de flores que, especialmente durante toda la noche, emanan una fragancia digna de un sueño de noche de verano.
Este arbusto florece desde el mes de mayo hasta principios de otoño siempre que las condiciones de mantenimiento y climatología sean las apropiadas. El galán de noche debe plantarse en una zona exterior, generalmente en semisombra si las temperaturas son altas. En caso de plantarlo en zonas de climas suaves y sin veranos demasiado intensos, el galán de noche puede tolerar el impacto del sol. En cualquier caso, insistimos, siempre será mejor colocarla en semisombra. De estética colgante y ramas largas, otro aspecto a tener en cuenta del galán de noche es la presencia de sus frutos y flores, los cuales son tóxicos, motivo por lo que recomendamos a los niños y las mascotas mantenerse alejados de la planta.
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Cuidados del galán de noche
Una vez nos hemos decidido a incluir una dama de noche en nuestro jardín o terraza, es importante tener en cuenta los diferentes cuidados que precisa esta musa estival. En primer lugar, el cestrum nocturnus no es exigente respecto al suelo siempre que aseguramos un buen drenaje. El exceso de humedad no le sienta bien a la planta, pudiendo pudrir las raíces. Si queremos potenciar su crecimiento, siempre podemos incluir una mezcla universal a base de humus de lombriz, fibra de coco y turba a partes iguales.
Respecto al riego, el galán de noche requiere de un riego frecuente para mantener su nivel de humedad, especialmente en los meses más calurosos. En cualquier caso, no soporta bien los encharcamientos, por lo que debemos ser muy precisos con la cantidad de agua durante cada riego. En los meses de primavera y verano, recomendamos regar la dama de noche 3 veces por semana, mientras que en los meses más fríos bastará con 2 riegos a la semana.
La poda del galán de noche es también muy sencilla, ya que bastará con retirar aquellas hojas más amarillas o marchitas, aunque sí puedes podarla a finales de verano para potenciar la floración en la próxima temporada. Por último, el abonado que precisa el galán de noche tan solo requiere de fertilizantes que, a ser posible, sean ecológicos, como el compost o el bokashi. Un consejo extra consiste en aplicar quelatos de hierro de forma esporádica para evitar la clorosis, el típico amarilleamiento del tejido de la planta causado por la falta de clorofila, uno de los principales síntomas en plantas mal cuidadas.
Como puedes comprobar, cultivar un galán de noche resulta de lo más sencillo siempre que contemos con el espacio suficiente y apliquemos los cuidados básicos. Una opción de lo más exuberante cuya recompensa se inspira, cada verano, en forma de nuevas fragancias dignas del ambientador natural más sensual.
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