Estos lugares, además de poder presumir de mucho encanto, tienen las olas más grandes del mundo. Ya sea para surfear o simplemente para admirar, estos 7 destinos bien merecen una visita
Decían The Beach Boys en su canción Surfin' USA (1963) que “si todo el mundo tuviera un océano a lo largo de Estados Unidos, entonces estarían surfeando… como California”. Pues sí, California es uno de los epicentros de este deporte gracias a sus enormes olas y a sus kilómetros inacabables de playas y acantilados. Pero no solo existe este punto geográfico de Estados Unidos. Los paraísos que se pueden apreciar desde lo alto de una tabla están repartidos por todo el mundo; lugares de ensueño donde los surfistas son capaces de desafiar el poder del mar.
El surf, más que un deporte, es una filosofía de vida, un canto a la libertad y a disfrutar de la naturaleza, un movimiento que también atrae a muchos curiosos que no lo practican. Es un espectáculo poder admirar olas grandes y ver de lo que es capaz de hacer el mar. Este entretenimiento se puede llevar a cabo en lugares que van desde Europa hasta Asia, pasando también por España. Y cada uno de ellos tiene su característica especial.
Bali, Indonesia
Cruzando el continente asiático y llegando hasta Indonesia, encontramos en la cresta de la ola a Bali: sus largas playas doradas, la energía del océano, los bosques frondosos, los templos congelados en el tiempo, el ambiente exótico… El corazón del archipiélago indonesio es una tierra llena de contrastes y almas diferentes, con un equilibrio entre espiritualidad y diversión, y siempre ha sido un destino muy popular para los amantes del surf. Para aquellos que el poder del océano y las enormes olas es su leit motiv, los mejores destinos se concentran en el suroeste: Ulu Watu, Padang Padang y Pantai Suluban. Los altos acantilados esconden bahías, playas ventosas y costas de arena fina. En esta zona están la mayoría de escuelas y clubes de surf. Pero las escapadas a la playa en Bali son numerosas, ya que Canggu, Seminyak y Kuta también ofrecen varios puntos de interés. El hilo conductor es la magia de la isla, que hechiza con los arrozales, mucha vegetación y un encanto bohemio único.
Huntington Beach, California
La verdadera meca del surf en California es Huntington Beach, en el condado de Orange. Los jóvenes de todo el mundo vienen aquí con tablas bajo el brazo persiguiendo su particular sueño americano. La playa de Huntington City es la principal, muy popular entre los profesionales que compiten en ella, pero también para los que prefieren admirar, de lejos, las habilidades de estos campeones en el agua. El spot más famoso es Dana Point, que se ha convertido en un icono gracias a las canciones de los Beach Boys, que alabaron estas costas en su exitoso Surfin' USA. La playa de Doheny es de visita obligada, no tanto por las olas, que no son de récord, sino principalmente por la belleza del paisaje. La playa de Salt Creek, en cambio, es el lugar para los surfistas más experimentados. Tampoco hay que perderse la Hobie Surf Shop, la histórica tienda inaugurada en 1954, donde se puede respirar el ambiente local y admirar recuerdos y fotos de leyendas de este deporte.
Fuerteventura, Islas Canarias
Es el destino número uno de surf en las Islas Canarias. Kilómetros de playas de arena blanca bañadas por aguas cristalinas de color turquesa atraen a miles de turistas cada año. La isla, la segunda más grande del archipélago (después de Tenerife), es también muy apreciada por su clima cálido durante todo el año y sus vientos constantes que crean olas gigantes. La mejor zona para adentrarse en el espíritu del lugar es la costa del pueblo pesquero El Cotillo, con sus playas vírgenes semidesiertas, que muestran el lado más salvaje de Fuerteventura. Si la costa este es la más resguardada del viento, muy tranquila y silenciosa, en la oeste se encuentran los lugares adecuados para admirar estos muros de agua. Entre las más conocidas están El Burro o Playa de Cristal, enclavada en el Parque de las Dunas de Corralejo. La Caleta es otro punto popular por los vientos y las mareas, al igual que Majanicho y la Playa del Morro. También merece la pena hacer una excursión a la Isla de Lobos, apenas cuatro kilómetros cuadrados de tierra y rocas, donde la naturaleza muestra toda su fuerza.
Oahu, Hawai
Un destino legendario es Hawai, especialmente Oahu, otra capital mundial del surf. Con olas que superan constantemente los diez metros en su costa norte, esta isla salvaje y exuberante es un destino de ensueño para quienes buscan unas vacaciones en la naturaleza: los surfistas desafían al mar aquí entre los once kilómetros de arena de Sunset Beach, Backdoor, Waimea Bay y, sobre todo, el famoso Banzai Pipeline, un paraíso con una estampa típica hawaiana: se encuentra en la costa norte de la isla, en Ehukai Beach Park. Lo que la hace famosa son sus olas de gran altura, que rompen en las aguas poco profundas, creando tubos largos y rápidos de cruzar, los favoritos de los surfistas. Además, el fondo marino cuenta con un increíble arrecife de coral, lo que también lo convierte en un lugar ideal para el buceo. Banzai Pipeline recibió su nombre de la película de Bruce Brown Surfing Hollow Days. Sin embargo, también vale la pena ir a la costa de Haleiwa. No encontrarás olas tan enormes, pero es una pequeña y bonita ciudad muy popular entre los surfistas, llena de tiendas, bares y clubes.
Bretaña, Francia
Con amplias playas de arena fina y altos acantilados, hay varios lugares en Francia caracterizados por las aguas bravas y los vientos constantes, que crean el escenario ideal para encontrar las grandes olas de Europa. En el sur del país, Biarritz es una de ellas: desde la larguísima playa de Anglet, pasando por la famosa Grand Plage, hasta la moderna Miramar, hay para todos los gustos. Pero el destino más solicitado es Bretaña, considerada una de las mejores regiones del mundo para disfrutar del mar bravo, gracias a sus numerosas playas abiertas al océano Atlántico. El lugar ideal para los que buscan grandes mareas es Le Sillon, reconocida como la tercera playa más bonita de Francia, a sólo unos cientos de metros del centro de Saint-Malo. No muy lejos está la Pointe des Kaolin, cerca de Morbihan, que ofrece un impresionante oleaje. Igual que sucede también en La Torche, un lugar imprescindible con su larga playa de arena blanca, a unos 30 kilómetros de Quimper. O Sainte-Barbe, cerca de Carnac, donde las olas rompen directamente en la playa y ofrecen un espectáculo simplemente impresionante.
Nazaré, Portugal
En Europa, el indiscutible paraíso de los surfistas es Nazaré, donde se ha establecido el último récord: una ola de 35 metros de altura. Situada a un par de horas en coche al norte de Lisboa, en la costa atlántica, esta ciudad costera ofrece amplias playas y vistas memorables. Pero se ha hecho famosa por registrar un increíble número de olas colosales, solo aptas para campeones y surfistas extremos. Para ver las más increíbles, hay que llegar a la formación rocosa de Il Sitio, donde las olas rompen con una fuerza extraordinaria, frente al antiguo faro. Fue el campeón hawaiano Garrett McNamara quien hace años puso a Nazaré en el mapa de los paraísos del surf. Consiguió domar una ola de 23,77 metros de altura en la Praia do Norte, situada en el extremo norte, estableciendo un récord mundial. Desde entonces, de noviembre a marzo Nazaré es tomada por surfistas y aficionados de todas partes del mundo, dispuestos a desafiar mareas increíbles. Después de McNamara, fue el portugués Hugo Vau quien en 2018 surcó una ola de 35 metros de altura, apodada 'Big Mama'. Una verdadera hazaña.
Tarifa, España
Aunque no hace falta irse tan lejos: Tarifa no podía faltar en esta lista. A medida que avanza la temporada de otoño, el ambiente se vuelve agradablemente fresco en esta localidad gaditana. Se caracteriza por sus suaves temperaturas y su abundante viento. Es difícil etiquetar este pequeño municipio con kilómetros de playas doradas, fuertes corrientes y altas olas. La idílica Costa de la Luz se extiende hasta Portugal con una sucesión de playas, a veces rocosas, a veces arenosas, entre las aguas mediterráneas y el puro desierto. La Playa de los Lances, con diez kilómetros, es la más larga. Protegida del viento de poniente, no es un lugar de olas gigantes, pero merece la pena visitarla por su ubicación: es la más meridional del Mediterráneo. En Valdevaqueros, en cambio, el viento no cesa, ofreciendo un parque acuático natural para los surfistas, pero también ideal para el windsurf y el kitesurf.
