Son cosas distintas pero ahora mismo cualquiera de las nos valdría, tanto una piscina como una alberca saciarían nuestra sed actual por ese momento de darnos un chapuzón refrescante. Cuando llega el verano necesitas una de estas dos opciones cerca de ti para ser feliz a falta de mar o río. Pero, ¿cuál es la diferencia entre una y otra?¿Cuándo tenemos que utilizar cada término para hablar con propiedad? Consultemos, para empezar, la definición de la Real Academia Española de la Lengua.
Alberca
1.f. Depósito artificial de agua, con muros de fábrica, para el riego.
Piscina
1.f. Construcción que contiene gran cantidad de agua y que se destina al baño, a la natación o a otros ejercicios y deportes acuáticos.
A tenor de estas dos definiciones, podemos afirmar que la gran diferencia entre ambos conceptos es su funcionalidad. La alberca se instala para servir como depósito para el riego y la piscina con fines deportivos o para puro placer. Este uso distinto conlleva algunas diferencias más entre ambas a nivel de instalación: las piscinas necesitan un sistema de mantenimiento en términos de depuración e higenización del agua. Mediante una recirculización del agua por un filtro se consigue que esté limpia y transparente. Además se emplean derivados de cloro y se controla el pH para evitar que en el agua florezcan microbios u hongos que puedan ser perjudiciales para los bañistas.
Las albercas, por el contrario, no necesitan nada de lo anterior. Se trata de una construcción hidráulica excavada en la tierra, fabricada en ladrillo, tapial o mampostería. Su agua se mantiene limpia porque al ser usada para el riego se renueva con frecuencia.
Eso sí, ambos términos se utilizan de forma diferente en función del país e incluso se suma una tercera palabra. Los expertos de Fundéu, nos aclaran la duda: "La forma piscina es la más extendida para designar el lugar donde se practica la natación, aunque también se denomina alberca (en México) o pileta (en Argentina, Bolivia y Uruguay)".