Finca Asunción [Pedanías_Aljorra]
Finca Asunción
Torre de la Asunción [Pedanías_Aljorra]
Torre de la Asunción

Un lugar de paso

     En los siglos XIV y XV continuaba siendo evidente la despoblación de aquella 'Al-Horra la vieja', acentuada por las numerosas epidemias, sequías e inseguridades que acechaban el campo de Cartagena. Sin embargo, no desaparecen por ello las referencias La Aljorra en ese tiempo, que sería un lugar de paso provisto de alguna venta y casas aisladas.

     En los siglos siguientes se inicia una tímida recuperación del campo comenzando a tomar cierto peso las explotaciones agrícolas y pastos.

     Existen algunas noticias documentadas que datan de mediados del XVI que hablan de la organización de la ciudad frente a los frecuentes desembarcos de piratas procedentes de la zona de Argel, que acechaban la zona y que tenían a La Aljorra como uno de los lugares escogidos para la concentración de soldados, debido a la existencia de agua en su territorio.

     Otro de los documentos conservados hace referencia a los múltiples pleitos que enfrentaban a los labradores de la parte baja del Saladillo con los de la parte alta, aquejados los primeros del gran número de boqueras en la rambla que hacían los segundos.

     En 1683 se procede a un nuevo repartimiento del campo de Cartagena, lo que facilita el recuento de la población del campo, quedando dividido en 92 pagos que tendrían como principal razón de ser la agricultura. En este archivo se cita entre otros lugares a La Aljorra con 101 habitantes, primera muestra de la trayectoria ascendente que tomará esta población cartagenera.

La reactivación del XVIII

     Es a comienzos de este siglo cuando aparece, con motivo del reparto del impuesto de sal, la primera mención a la actual división administrativa del Campo de Cartagena en 17 partidos o diputaciones entre los que se encuentra La Aljorra. Tal organización territorial y burocrática ha sido considerada como uno de las medidas más trascendentes de la política borbónica en esta zona, puesto que ha permanecido hasta la actualidad, suponiendo una mejora en la calidad de vida de los afectados.

     También tiene lugar en esta centuria un importante y evidente crecimiento, tanto desde el punto de vista económico como demográfico. Pasados los años de crisis del seiscientos, la población se multiplica de manera muy considerable hasta el punto de doblarse a finales del siglo.

     Uno de los principales motores de esta reactivación poblacional fue el creciente interés por la utilización de la tierra para el sembrado de cereales, que motivó a su vez la llegada de familias procedentes de otros lugares como La Mancha.

     Con este nuevo impulso se nombraron diputados para salvaguardar los intereses y la justicia social de los aljorreños. Aparecen, al mismo tiempo, casas de labranza por todo el campo: Torre Asunción, Torre Calín, Casa Grande, Casa de los Padres.

     En el XVIII La Aljorra se configuró como un núcleo de población bastante sólido erigido alrededor de una pequeña ermita. Con el auge agrícola comienzan las reparaciones de caminos y la apertura de nuevas vías de comunicación. Al aumentar la superficie de tierra cultivada y consiguientemente la población, aparecen y se consolidan los profesionales, desarrollándose los oficios artesanales.

     Prueba del progreso económico experimentado son los datos extraídos del Catastro de Ensenada que reflejan los bienes patrimoniales pertenecientes a particulares e instituciones de esta diputación.