Las almecinas (frutos del almez) son unos de los alimentos más antiguos del ser humano. Se recolectaban silvestres compitiendo con otras especies animales como las aves, para los que igualmente eran muy apreciadas. Si tenemos esto último en cuenta veremos que son muy útiles para potenciar la avifauna de diversas zonas.
Según la ubicación geográfica recibe diferentes nombres vernáculos, pero los más comunes son: almeza, almecina, celtina y latón.
Son aproximadamente de 1 cm de diámetro, lisas y de color verde. Se van tornando negras al madurar, momento en el que son comestibles y de gran dulzor.
Por su riqueza en azúcares han sido utilizados como sustitutos del mismo azúcar. No es de extrañar que antiguamente fueran comidos por los niños a modo de “golosinas”.
Tienen propiedades astringentes, antidiarreicas y estomacales, y es posible obtener un aceite de ellas.
Tradicionalmente también han sido usados para la elaboración de licores artesanales, dejándolos macerar en aguardiente o anís.
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