Enclisis pronominal en el dialecto jónico

Pronominal Enclisis in the Ionic Dialect

Rodrigo Him Fábrega
Universidad de Panamá, Panamá

Enclisis pronominal en el dialecto jónico

Lengua y Habla, núm. 20, pp. 243-261, 2016

Universidad de los Andes

Recepción: 01 Septiembre 2016

Aprobación: 15 Noviembre 2016

Resumen: Las palabras enclíticas del griego clásico se distinguen según los modos de condicionamiento que las regulan. Una clase de tales términos, los enclíticos pronominales, muestra obedecer una constricción que excluye los pronombres ortotónicos en determinados contextos sintácticos, mientras que los enclíticos inherentes están exentos de la misma. El condicionamiento está relacionado con los rasgos de Caso, reflexividad, marca de foco y régimen. La fuente de datos se restringe al dialecto jónico, tal como se expresa en Heródoto.

Palabras clave: Griego clásico, enclíticos pronominales, marca de Caso, énfasis, reflexividad, régimen.

Abstract: Classical Greek enclitic words are grouped here by the modes of conditioning which regulate them. A set of such words, the pronominal enclitics, is shown to obey a constraint that excludes orthotonic pronouns in certain syntactical environments, while inherent enclitics are not constrained in the same way. The syntactic conditioning is sensitive to the features of Case, reflexivity, focus marking and governing category. The source of data is restricted to the Ionic dialect, as it appears in Herodotus.

Keywords: Classical Greek, pronominal enclitics, Case marking, focus marking, reflexivity, government.

1. INTRODUCCIÓN

El fenómeno de la enclisis del griego antiguo constituye, según un punto de vista, una cuestión que atañe en lo primordial al ámbito de la prosodia (cf. Vendryes, 1904:75ss.; Allen, 1973:240ss.; Steriade, 1988:283; Janse, 1995:155ss.; Goldstein, 2010:82ss.; Luraghi, 2013:173). La caracterización de una clase de expresiones enclíticas helénicas de función fonológica (la delimitación), irrelevantes para el análisis sintáctico de la cláusula, parece congruente con esta observación general. Sin embargo, el asunto reclama examen más minucioso, porque hay otra clase de expresiones del griego que también sufren enclisis y muestran estar plenamente representadas en el dominio de la estructura sintáctica. Admitiendo el diseño de componentes gramaticales de la morfología distribuida (Halle y Marantz, 1996:114), estas necesitan validarse tanto en la sintaxis como en la fonología, y por ello, han de exhibir atributos que testimonian el recorrido de un área del sistema del lenguaje más extensa que la que recorren aquellas.

Este estudio penetra en el sector de las expresiones enclíticas que saturan un lugar argumental. Distingue en tal conjunto la enclisis adquirida por condicionamiento de la enclisis inherente especificada en el lexicón. Arguye que la enclisis adquirida nace en el dominio de régimen del predicado que asigna rasgo de Caso al argumento que se hace enclítico. Prueba que los enclíticos inherentes no obedecen dicha constricción.

La anterior perspectiva difiere de los estudios corrientes sobre los clíticos argumentales en que se desentiende del fenómeno de posición segunda. No intenta explicar las condiciones de la distribución lineal de los clíticos en determinado grupo de constituyentes, llámese cláusula o frase entonacional (cf. Klavans, 1985:95s.; Kiparsky y Condoravdi, 2002:29s.; Goldstein, 2010:95). Se ocupa más bien de definir las condiciones en que los mismos se engendran.

Se restringen las dimensiones de la fuente de datos a la variante jónica del griego, tal como se manifiesta en la obra de Heródoto.1

2. CUESTIONES PRELIMINARES

Se llamará fonotáctico al enclítico visible en el plano del discurso, pero imperceptible en la sintaxis, cuya función estriba en delimitar las regiones del enunciado fonológico. Se trata de una subclase pequeña, formada a lo que parece por solo dos partículas monosilábicas: τε y νυν. En contraste con estas, se llamará sintáctico al enclítico que participa de alguna función definible en virtud de los rasgos de las configuraciones de la sintaxis, tales como los de ligamen, Caso y rol temático.2

El grupo de los enclíticos sintácticos posee mayor densidad que el de los fonotácticos. Comprende expresiones que son argumentos de un predicado (p. ej.: σε, σφι, μιν), núcleos de una proyección verbal (ciertas formas de εἰμί y φημί), y especificadores de diversa naturaleza (p. ej.: περ, γε, τις, τοι, κως).

Los enclíticos griegos de cualquier tipo pueden aparecer en la superficie bien como expresiones átonas, bien como tónicas, sin que ello los prive necesariamente de su condición de términos prosódicamente ancilares. Dicha alternancia se observa, para los clíticos fonotácticos, en los ejemplos de (1), y en los de (2), para los sintácticos. Los datos se dan con preferencia en proyección oracional, con cursiva para los vocablos que la exposición enfoca. Al final de cada ejemplo, se indica el pasaje en que se halla en la versión griega estándar del texto herodoteo.

(1)

(2)

Esta variación de la conducta superficial ocurre mayormente cuando varios enclíticos se colocan en secuencia detrás de la misma expresión dotada de autonomía prosódica, en una cadena de sinenclisis (cf. Vendryes, 1904:87s.; Allen, 1973:244¸ Steriade, 1988:293). No todos los casos de alternancia del esquema de acentuación, sin embargo, obedecen al fenómeno de la sinenclisis. La sinenclisis está constreñida solo por las reglas de la prosodia, y da cuenta de manera exhaustiva de las variantes tónicas de los enclíticos fonotácticos. En la esfera de los enclíticos sintácticos, existen términos acentuados en alternancia que no pueden ser descritos con el mismo recurso. La hipótesis que aquí se plantea para estos casos enuncia que la variación del patrón de acento está regulada por condicionamiento dependiente de los rasgos sintácticos. En lo que sigue, se probará que la aproximación es correcta para el grupo de enclíticos que son argumentos de un predicado.

3. ENCLISIS INHERENTE Y ENCLISIS ADQUIRIDA

Se acoge aquí la tesis de que cada unidad del Vocabulario (en el sentido de Halle y Marantz, 1996:122) está dotada de una caracterización prosódica que es parte de su complejo de rasgos fonológicos. En griego clásico, tal caracterización se expresa a través de alguno de los siguientes patrones de acento: recesivo, inherente, subespecificado.

El patrón recesivo se aplica a las expresiones sujetas a la regla de retrocesión y constituye el polo no marcado del conjunto. El inherente exhibe una modalidad tónica y otra átona; la tónica corresponde a los términos acentuados que no se sujetan a la regla de retrocesión; la átona distingue al grupo de los enclíticos sistemáticos. Por último, el esquema de acento subespecificado se asocia con los términos proclíticos. Se resume en el Cuadro 1 la información atinente a los tipos de acento léxico.

Cuadro 1
Acentuación léxica del griego
Acentuación léxica del griego

Para los efectos de la representación de los constituyentes en la morfología, el patrón de acento recesivo no se distingue del tónico inherente. Las unidades comprendidas en ambos grupos aparecen por igual como elementos prosódicamente autónomos. Los subespecificados, por el contrario, carecen de todo atributo que se refiera al rasgo del acento en la misma fase de la derivación. Esto implica que en el conjunto de las expresiones potencialmente inacentuadas, el grupo de las átonas inherentes, constituye el polo marcado, propiedad que se expresará aquí haciendo que los términos relevantes lleven la marca [+Enclítico] (abreviado [+Enc]) como una atribución léxica que los acompaña desde el momento en que se insertan en una estructura de constituyentes (sintácticos o fonológicos).3 Este recurso formal permite deslindar el caso atonal inherente de términos tales como μιν (pronombre de tercera persona singular [+Enc]), tanto de las expresiones prosódicamente autónomas del tipo de θώρηξ ‘coraza’ (recesivo) y ἀρχῆς ‘gobierno, gen. sing.’ (tónico inherente), como de las subespecificadas de la clase de εἰ ‘si’ (proclítica).

Se supondrá también que las unidades sintácticas variables con respecto a la enclisis pertenecen subyacentemente al grupo de las prosódicamente autónomas. La conducta variable (no causada por el entorno de la sinenclisis) entraña, con tal aproximación, que existe una modalidad adicional de acentuación consistente en la enclisis adquirida por los términos que, asociados con otros en la estructura de frase, “pierden su propio acento” (Steriade, 1988: 283), para convertirse en elementos de tipo [+Enc] condicionados por el contexto.

4. ARGUMENTOS ENCLÍTICOS

La base sintáctica del condicionamiento que produce la alternancia prosódica de las expresiones que saturan un lugar argumental se transparenta en la siguiente observación: se trata de pronombres que reciben marca de Caso en el dominio de un núcleo predicativo. De este modo, el fenómeno se manifiesta de la manera más perspicua en el dativo, el genitivo y el acusativo pronominales que están en vínculo de régimen con respecto al verbo de la cláusula que los aloja. Esto envuelve a todas las personas gramaticales del singular, y en la tercera también a las del plural. En (3) se proporcionan los ejemplos correspondientes. La exposición enfocará el aspecto de la marcación de Caso, ya que la misma requiere del régimen, y en griego se expresa en la pauta morfológica superficial, sin perder de vista que es el régimen el atributo responsable de la enclisis adquirida.4

(3)

En (3), aparecen cláusulas en las que el verbo asigna rasgo de Caso a un complemento pronominal al que también le otorga rol temático. En este entorno, la asociación del atributo de Caso asignado por el verbo con el fenómeno de la enclisis se revela en que el sujeto pronominal en nominativo, situado fuera de la frase verbal, no la sufre,5 como lo confirman los datos de (4).

(4)

Un sujeto pronominal subyacente puede sufrir enclisis si queda dentro del ámbito de régimen del núcleo predicativo, en una cláusula no finita, como ocurre en las construcciones de genitivo y acusativo absolutos de (5), donde hay concordancia de Caso entre sujeto y verbo.

(5)

Y la condición de revestirse de atributo de Caso en la proyección de un núcleo predicativo se ve respaldada por el hecho de que también ocurre enclisis de los pronombres en el ámbito de régimen de una categoría nominal, donde los argumentos aparecen en genitivo. En (6) se proporcionan algunos ejemplos.6

(6)

Se constata que los argumentos de forma pronominal comprendidos en el ámbito de régimen de un núcleo predicativo (nombre o verbo) que les confiere marca de Caso constituyen el dominio de una operación que origina expresiones enclíticas. Ahora bien, la formalización del anterior planteamiento envuelve dos procesos correlacionados, en consideración a que los pronombres de primera y segunda persona solo son enclíticos en singular, mientras que los de tercera lo son sin distingo de número.7 Se proporciona expresión conjunta a los dos procesos en (7), en una primera aproximación, haciendo del régimen el pilar de la pérdida de la ortotonesis, pues lo presuponen tanto la selección de argumentos, como la asignación de las marcas de Caso.

(7)

  1. Enclisis Pronominal:

    Cualquier forma pronominal que esté en (i) singular o (ii) plural de tercera persona, adquiere la marca [+Enc] en el ámbito de régimen del núcleo de valor [+N] o [+V] en el que recibe rasgo de Caso.

Dicha formulación da espacio para las construcciones de acusativo con infinitivo, que responden al fenómeno de marcación excepcional de Caso. En estas, el núcleo verbal que asigna el Caso no es el que selecciona temáticamente al argumento representado por el pronombre enclítico. Las oraciones de (8) revelan que la enclisis se preserva en dicho entorno, lo que confirma que el dominio de régimen pertinente para (7) es el del asignador de Caso.

(8)

Además, como los procesos envuelven tanto al asignador de Caso inherente, como al de Caso estructural (Chomsky, 1986b:193; Boskovic, 2006), se sigue que la enclisis adquirida se determina en la interfaz de sintaxis y fonología, tras la inserción de las unidades del Vocabulario.

4.1 Alternancia pronominal

Las formas pronominales que padecen alternancia ocasionada por la enclisis sintáctica se dividen en dos grupos, a saber: (i) Un primer grupo constituido por pares mínimos diferenciados solo por la oposición acentual, al que pertenecen las unidades alternantes de la segunda persona (p. ej.: σε /σέ ‘ac. sing.’), y todas las del plural de la tercera menos el dativo (p. ej.: σφεας/σφέας ‘ac. pl.’). (ii) Un segundo grupo en el que la diferencia prosódica va acompañada de divergencias segmentales, donde se incluyen las expresiones de la primera persona (με /ἐμέ ‘ac. sing.’, μευ /ἐμεῦ ‘gen. sing.’, μοι /ἐμοί ‘dat. sing.’), y el dativo plural de la tercera persona (σφι /σφίσι). En lo que sigue se examinan por separado las características de estos grupos.

4.1.1 Pares mínimos

Con la generalización formulada en (7) se acuerda el hecho de que el entorno definido por un regente preposicional es solidario de aquel donde se asigna la marca de Caso nominativo en el hecho de no engendrar enclisis de pronombres,8 como lo comprueban los ejemplos de (9).

(9)

Sin embargo, la observación detenida de los entornos aporta evidencia que prueba que el enunciado de (7) no es condición suficiente de la enclisis adquirida de los pronombres. Pues se encuentran configuraciones en las que el objeto pronominal (directo, indirecto o partitivo) no sufre enclisis, aún manteniéndose en la zona de régimen del núcleo verbal con cualquiera de los atributos a que (7) alude. Están comprendidas aquí tres situaciones básicas, a saber: (i) El empleo anafórico, en el que las formas pronominales entran en ligazón dentro de su dominio local, equivalente a la cláusula finita más pequeña que las contiene; (ii) La interpretación enfática, con la que se llama la atención sobre un elemento de la cláusula, no forzosamente portador de información nueva; (iii) La acentuación defectiva aplicada cuando no existen en la construcción palabras que sirvan de apoyo para la enclisis. La ilustración de los tres entornos se ofrece en (10), (11) y (12), respectivamente.

(10)

(11)

(12)

La exposición se limita a registrar en este punto la existencia de ejemplos de la clase de los de (12), cuyo examen se deja a posterior estudio, por razón de que manifiestan un fenómeno defectivo de carácter estrictamente fonológico.

Para las construcciones de sentido anafórico dadas en (10), vale la observación (cf. Apolonio Díscolo, Sintaxis, 2.101; Monro, 1891:220; Brandenstein, 1964:134), de que la reflexividad evita la enclisis. El sentido de la reflexividad se refuerza por lo regular mediante la inserción de αὐτός, como se ve en (10b-c), pero (10a) muestra que la inserción (contra lo que afirma Kiparsky, 2012: sección 1.3) no es obligatoria.

Parejo comentario de exención hecho con respecto a las expresiones enfáticas de (11), se resuelve suponiendo que las mismas poseen acento realzado, como marca de la deixis intensificada que las caracteriza (cf. Apolonio Díscolo, Sintaxis, 2.6).

El comportamiento de αὐτός ‘mismo’ merece examen adicional. Esta expresión exhibe traslapo de los valores de las partículas περ y γε. Como περ, αὐτός se convierte en signo de anáfora colocado detrás del constituyente al que determina. Pero actúa a la manera de un focalizador, análogo a γε, sin valor reflexivo implícito, colocado delante. La ilustración se despliega en (13), donde los dos primeros ejemplos obtienen la interpretación reflexiva, mientras que en los dos últimos (dejando aparte a ἐμεωυτόν) ocurre focalización.

(13)

Los ejemplos permiten observar que la focalización con αὐτός no excluye al sujeto en nominativo de una oración matriz, ni preserva la ortotonesis del pronombre regido por el núcleo verbal finito. Las dos características son observadas, en cambio, en los casos en que αὐτός se emplea como signo de reflexividad.

De lo anterior se desprende que la fórmula de (7) solo es válida para los pronombres que no son ni reflexivos (anafóricos) ni enfáticos (deícticos contrastivos). Se entenderán estas propiedades diseñando estructuras dotados de los rasgos [+Anáforo] (abreviado, [+An]) y [+Enfático] (abreviado, [+Enf]). Si además se concibe el énfasis como el modo especial de focalización que se manifiesta a través del realce prosódico, será posible distinguir dos clases de expresiones focalizadas: (i) Las enfáticas o de realce prosódico, y (ii) las que se señalan por medio de unidades segmentales (esto es, γε y αὐτός). La segunda modalidad no evita la enclisis, mientras que la primera, por su misma naturaleza, la excluye.9

En resumen, el enunciado de Enclisis Pronominal de (7) se convierte ahora en la condición de (14), que se propone como la fórmula definitiva de esta dependencia.

(14)

  1. Condición de Enclisis Pronominal Adquirida (CEPA):

    Toda expresión pronominal que esté en (i) singular o (ii) plural con subespecificación para el rasgo de persona, y desprovista de las marcas [+An] y [+Enf], adquiere la especificación [+Enc] en el ámbito de régimen del núcleo de valor [+N] o [+V] en el que recibe rasgo de Caso.

4.1.2 Pares con alomorfia segmental

Este grupo comprende las formas pronominales que alternan con otras de igual especificación morfológica no solo por la diferencia en el esquema del acento (átono enclítico frente a ortotónico), sino por el hecho de contener un número menor de segmentos. En general, los enclíticos son monosílabos, mientras que los alomorfos autónomos no lo son.10 Las formas tónicas, en este sentido, son más largas que las átonas y la alternancia responde a la noción de clítico simple (Zwicky, 1985:295; Luraghi, 2013:166).

Los fenómenos distribucionales observados en este segundo conjunto de morfos respetan las disposiciones de la generalización (14). Así, de conformidad con (14), los alomorfos enclíticos aparecen regidos por un núcleo de rasgo [+N] o [+V] que les confiere marca de Caso. En (15), se despliegan los pasajes confirmatorios.

(15)

Las formas tónicas no monosilábicas aparecen, en total acuerdo con el contenido de la CEPA, solo en los entornos de reflexividad, focalización enfática y régimen preposicional, como lo muestran, respectivamente, los datos de (16), (17) y (18).

16)

(17)

(18)

En el ejemplo de (16a), se encuentra la forma anafórica compuesta producto de la fusión de la expresión pronominal y la marca segmental de reflexividad. Estas aparecen disgregadas en (16b) por la inserción de la partícula τε. En ambos casos, la expresión pronominal elegida es la no monosilábica autónoma, que en el compuesto reflexivo se divorcia del acento por razones independientes del fenómeno de la enclisis.

La oración de (16c) muestra, de nuevo, el carácter facultativo de la marca segmental de reflexividad (αὐτός). De hecho, el pronombre de (16c), σφίσι, adquiere con regularidad valor reflexivo (Powell 1933:214). Pero el ejemplo de focalización enfática de (17b) muestra que tal conducta a veces no se cumple. Así, lo que explica la aparición del autónomo bisílabo σφίσι en (17b) no es la reflexividad, sino la condición de énfasis. Lo mismo vale para los otros pronombres subrayados en (17).

Por último, en (18) se comprueba la asociación sistemática que se da entre las variantes tónicas no monosilábicas y el régimen preposicional.El segundo conjunto de pares alternantes, en definitiva, confirma la pauta del condicionamiento sintáctico de la enclisis expuesto en (14).

4.2 Enclíticos pronominales inherentes

Las formas pronominales de tercera persona singular (figura no marcada del sistema) no existen más que como expresiones átonas, y han de ser consideradas, por ello, enclíticos inherentes marcados con el rasgo [+Enc] en el lexicón. Se distinguen, por tanto, de las formas alternantes de divergencia mínima (p. ej.. σε/σέ ) y superior al nivel mínimo (p. ej.: με/ἐμέ), en las que la variante atonal procede de la enclisis adquirida y representa al morfo condicionado por la CEPA. Ahora bien, como los enclíticos inherentes suelen hallarse dentro del ámbito de régimen del núcleo [+V] o [+N] que los selecciona y sin el acompañamiento de αὐτός (por tanto, desprovistos de las marcas [+An ] y [+Enf ]), parecen obedecer las disposiciones de la CEPA, aunque esta generalización se refiere solo a la enclisis adquirida. Es lo que revelan los siguientes textos:

(19)

Las formas pronominales μιν y οἱ de estos ejemplos no pueden ser interpretadas como reflexivas o enfáticas, ni pueden ocupar la posición de primera unidad de una cláusula, pues tras el silencio no hay modo de legitimar una expresión intrínsecamente enclítica.11

La anterior congruencia de la conducta de los enclíticos inherentes con respecto a la CEPA, sin embargo, no se cumple en los casos en que μιν y οἱ, reforzados por αὐτός, aceptan la interpretación reflexiva en Heródoto.12 Son los tres siguientes:

(20)

Estos pasajes revelan que los rasgos de dependencia prosódica y reflexividad no son incompatibles. La discrepancia con respecto a las formas alternantes radica en que la enclisis de μιν es una propiedad léxica (inherente) que, por tanto, no está supeditada al contenido de (14). De ello se desprende también el orden de constituyentes de (20).

El carácter idiosincrásico de la enclisis inherente explica asimismo la posibilidad de construcciones como la de (21).

(21)

  1. φὰς οὔ οἱ πεποιῆσθαι ἔργα (2.110.2)

    (Diciendo no haber sido hechas por él obras)

Donde cabría esperar la concurrencia de otra variante de la negación (οὐκ), por comenzar el pronombre con vocal precedida de aspiración.13 Pero la variante οὐκ es siempre átona en el texto herodoteo y necesita apoyarse, mediante proclisis, sobre la unidad que le sucede en la cadena de la frase. Esto no se producirá si tal unidad es un enclítico inherente, mismo que buscaría a su vez apoyo, mediante enclisis, sobre la palabra que le precede. Así, la vía de escape que se adopta en (21) contra la anomalía prosódica que provoca la sarta οὐκ + οἱ es la sustitución de οὐκ por οὔ, una de las variantes tónicas de la negación.

También debe marcarse como enclítico inherente en el lexicón, por razones similares a las aducidas para los términos μιν y οἱ, el pronombre de segunda persona singular τοι, presente en las siguientes cláusulas:

(22)

Esta forma del dativo, a diferencia de σοί, con la cual alterna, no puede combinarse con αὐτός, ni ocupar la posición de inicio de cláusula, ni recibir focalización enfática. No hay, así, con τοι ejemplos similares a los de (23).

(23)

Por ser una expresión de segunda persona, se puede comprobar otra idiosincrasia derivada de la enclisis intrínseca de τοι. Los términos de la segunda persona que padecen alomorfia prosódica, cuando se acompañan de vocativo adyacente, reciben focalización enfática ubicados tanto delante, como detrás, del descanso que los separa del resto de la cláusula donde anidan. Esto se aprecia en (24).

(24)

La idiosincrasia de τοι, en cambio, anula este tipo de asociación, y el pronombre viene a sufrir enclisis tanto delante, como detrás de un vocativo.14 En el último contexto, la enclisis tiene capacidad para traspasar la pausa que el vocativo impone. He aquí la comprobación:

(25)

Consiguientemente, τοι, al igual que μιν y οἰ, padece enclisis inherente codificada en el lexicón. Los tres términos exhiben conducta desviante respecto de la que adopta el conjunto de expresiones sujetas a la alomorfia prosódica.

5. CONCLUSIÓN

Han sido expuestas arriba las propiedades que exhibe la enclisis de los pronombres en la variante jónica del griego clásico. La premisa formulada en (14), la CEPA, tiene capacidad para explicar, en función de los atributos de régimen, énfasis y reflexividad (anáfora), la alternancia entre las formas pronominales ortotónicas y las que aparecen con enclisis adquirida en la superficie. Una clase de pronombres enclíticos sin alternancia, que comprende a los de singular de tercera persona μιν , οἱ y al de segunda τοι, adopta el patrón de la enclisis inherente y, en consecuencia, está exento de las regulaciones de la CEPA. La enclisis adquirida de los pronombres alternantes, condicionada por la CEPA, se distingue, según ello, de la enclisis no condicionada (inherente) que se especificó como uno de los cuatro esquemas léxicos de acentuación en el Cuadro 1, atrás. Los pronombres alternantes son unidades léxicas ortotónicas que devienen prosódicamente dependientes tras la inserción en la interfaz de sintaxis y fonología, en virtud de la CEPA.

En el conjunto general de la enclisis del griego, la oposición inherente/condicionado se superpone a la oposición modular (cf. sección 2) que divide a los clíticos fonotácticos (módulos de fonología y discurso) de los clíticos sintácticos (módulos de sintaxis y morfología). Los polos opuestos de estas oposiciones se entrelazan en la clasificación de los enclíticos, como se muestra en el cuadro 2.

Cuadro 2
Clasificación de los enclíticos
Clasificación de los enclíticos

El estudio que se ha elaborado se refiere propiamente al área de los enclíticos sintácticos pronominales. Fuera de este dominio, se mueven diversas expresiones enclíticas que aguardan un análisis explícito con las herramientas de la aproximación que incorpora la clasificación del cuadro.

La pregunta de por qué los pronombres, a diferencia de los nombres, son blanco de un proceso que crea dependencia prosódica acaso pueda ser resuelta apelando a la noción de prominencia comunicativa (Luraghi, 2013:172). Lamentablemente, Goldstein (2010:125) habla con verdad cuando afirma que en la región de que procede tal noción reina el caos. Conceptos pragmáticos como el de prominencia comunicativa no cuentan por ahora con definiciones que sean lo suficientemente explícitas y unívocas como para que puedan rendir algún provecho en el análisis de la enclisis pronominal del griego. La CEPA arroja luz sobre los rasgos responsables de la alternancia prosódica de los pronombres. Todavía se debe explicar por qué los pronombres difieren en este respecto de otras expresiones léxicas.

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Notas

1 Las ediciones de la las Historias examinadas son la de Dietsch/Kallenberg (1901) y la de Ramírez Trejo (1976), quien se remite a la de C. Hude (1966/67). Se ha explorado, también, el texto de la biblioteca digital del Proyecto Perseus.
2 En cuanto atañe a este punto, el análisis se apoya en las elaboraciones teóricas de Chomsky (1986a, 1986b), Halle y Marantz (1996), y obras conexas (cf. Reinhart y Reuland 1993; Parsons 1995; Bobaljik 2012).
3 No es esencial para lo que se discute si la inserción ocurre en la sintaxis o en la estructura morfológica (cf. Halle y Marantz 1996:121s.). Cuando se considere oportuno se especifican los rasgos flexivos de los términos que no están en nominativo singular. Se emplean las siguientes abreviaturas: ac. ‘acusativo’, gen. ‘genitivo’, dat. ‘dativo’, voc. ‘vocativo’, sing. ‘singular’, pl. ‘plural’, 1 `primera persona’, 2 ‘segunda persona’, 3 ‘tercera persona’, Ind. ‘indicativo’, Pte. ‘presente’.
4 La condición de la enclisis pronominal fue claramente expuesta por Apolonio Díscolo, quien observó su dependencia con respecto a “la sintaxis que subyaga a la oración” (Sintaxis, 2.57). Según él, la ortotonesis de los pronombres en nominativo (Sintaxis, 2.55) guarda relación con la concordancia de pronombre y verbo, lo cual en términos actuales se traduciría diciendo que es una función del comando-m del sujeto por el nodo de concordancia.
5 Alguna vez se ha afirmado que en griego no había pronombre de tercera persona, aunque existía un reflexivo que funcionaba como si lo fuera (cf. Fleury, 1971:132). Ello se compadece con el hecho de que no se hallen formas de nominativo singular en este conjunto, pero no gana el apoyo de las fuentes tradicionales (cf. Apolonio Díscolo, Sintaxis, 2.45). En el jónico de Heródoto hay expresiones que califican para la figura del pronombre de tercera persona, aunque en singular solo aparecen el acusativo μιν y el dativo οἱ de modo consistente (cf. Powell 1933:216; Kiparsky 2012). No hay correlatos en nominativo o genitivo análogos a los de de los ejemplos de (4) y (5), y el acusativo ἕ exhibe distribución idiosincrásica, figurando solo en algún pasaje de verso citado, como el de (i).

  • οὐδέ ἕ φημι σχήσεσθαι (7.220.4)

    (Digo no haber de tener él)

Esta situación, más que a la reflexividad, tal vez responda a que la tercera persona singular representa el polo no marcado del sistema flexivo. En el plural, de acuerdo con ello, no ocurren lagunas en el discurso herodoteo.

6 La marca de genitivo en el pronombre es también indicio de enclisis en el ámbito de comando de los adjetivos y cuantificadores, como se ve en (i) y (ii).

  • δοκέω μευ πρεσβυτέρους γενέσθαι (2.53.2)

    (Creo ser mayores que yo)

  • καί σφεων πολλοὺς φονεύουσι (6.45.1)

    (Y matan a muchos de ellos)

El vocativo, en cambio, habita un orbe segregado de aquel en que ocurre el régimen de núcleo y argumentos, y nunca sufre enclisis.

7 La observación se aplica también al dual (Vendryes 1904:97s.), pero sin consecuencias, porque en el jónico de Heródoto (a diferencia del discurso homérico) no hay dual de tercera persona. En la literatura se mencionan ciertos pronombres enclíticos en plural que no son de tercera persona (cf. Kühner 1853:114; Vendryes 1904:96). Apolonio Díscolo (Sintaxis, 2.75) cita en este sentido la forma ἥμων (‘1 gen. pl.’), con cambio de acento, como enclítica con respecto a la ortotónica ἡμῶν (ídem). Aquí, en cambio, siguiendo a Allen (1974:243), se supone que la metátesis del acento no es evidencia de enclisis. En cualquier caso, en Heródoto no podría darse, porque la variante de la lengua que él emplea, en lugar de ἡμῶν, exhibe la forma trisilábica no contracta ἡμέων, con vocal larga en la última sílaba.
8 En ático clásico se citan algunas desviaciones aisladas de esta regla (Kühner 1853:54; Jelf 1881:64; Vendryes 1904:103). Las mismas no ocurren en Heródoto.
9 El entorno de inicio de cláusula de los ejemplos de (11d, e, f) satisface el requisito de no contener palabras sobre las que pudiera reclinarse hacia la izquierda un término potencialmente átono, criterio empleado para caracterizar la acentuación defectiva de los de (12). La razón para incluir los pronombres que ocurren en tal entorno entre los enfáticos reside en que, no siendo reflexivos, constituyen una clase de extensión equivalente a la de los que reciben énfasis en posiciones distintas del comienzo del enunciado. De esta manera, es razonable suponer que la ubicación de un pronombre no nominativo al inicio de la cláusula es lícita solo cuando el mismo o contiene el rasgo [+Enf], como en los casos pertinentes de (11), o se interpreta como anafórico, como en la oración (16e) ofrecida luego. De aquí se desprende automáticamente su modalidad de acentuación.
10 Con la salvedad de ἐμέο ‘1 gen. sing.’, las tónicas todas son bisílabas. Existen, por cierto, alomorfos pronominales enclíticos bisílabos (p. ej.: σεο ‘2 gen. sing.’ y σφεας ‘3 ac. pl.’), pero solo en el sector de los pares mínimos. En (i), se da una cláusula con ἐμέο.

  • ἐμέο αὐλέοντος (1.141.2)

    (Tocando yo la flauta)

La generalización con respecto a este asunto, dada la posibilidad de (i), es que en este segundo grupo de pronombres alternantes no hay tónicos monosílabos.

11 Importa registrar las observaciones de Apolonio Díscolo con respecto a estos pronombres. En la Sintaxis apunta lo siguiente: (a) Se trata de formas empleadas solo por los poetas (1.98, 2.157); (b) De estas, μιν (como también τοι) es enclítico por naturaleza (2.76), pero οἱ (acentuado οἷ ) a veces es tónico (2.95). Ninguna de las afirmaciones se adapta al discurso herodoteo, que ni es poético ni muestra la variación prosódica indicada con respecto a οἱ. Este comentario no se ve invalidado por casos de sinenclisis, como el de la oración (i).

  • ὁ δὲ τροχίλος εἰρηναῖόν οἵ ἐστι (2.68.4)

    (El reyezuelo es amigable con él)

12 Los pasajes de (20a-b) son objeto de comentario en Powell (1933:213). Un tercer enunciado añadido por Kiparsky (2012:sección 4.1) es cuestionable. También es dudoso el único pasaje homérico (Od. 4.244) en que μιν, reforzado por αὐτός, parece ser reflexivo (cf. Monro, 1891:220). Los otros casos en que se da esta combinación en Homero (e. g., Il. 21.245, Il. 21.318, Od. 3.19, Od. 3.237) responden a al sentido de la focalización segmental. La reflexividad del pronombre, así, está pobremente atestiguada y pide tratamiento especial.
13 En las Historias, aparte de la forma tónica μή, la negación presenta los dos alomorfos átonos οὐκ y οὐ, más el tónico οὔ y las variantes también tónicas con sufijación intensificadora οὐκί y οὔτι. La forma οὐκ (no οὐχ) aparece normalmente en esta proyección del dialecto jónico delante de vocal portadora del signo del espíritu áspero (indicio de la falta de aspiración en la lengua de Heródoto, según Liddell y Scott 1940, s. v. οὐκ). La encontramos, por ejemplo, frente al artículo de tercera persona plural οἱ, homófono del pronombre enclítico, como en (i).

  • οὐκ οἱ τὰ κέρεα ἔχοντες (4.192.1)

    (No los que tienen cuernos)

Esta forma del artículo, regularmente proclítica, contrasta con el enclítico οἱ en otros respectos. Así, puede insertarse al inicio de la cláusula, tras silencio, como en (ii).

  1. (ii) οἱ δὲ Ἴωνες οὗτοι (1.142.1)

    (Los jonios estos)

En el ejemplo de (i), hay lo que cabría denominar simproclisis, por analogía con sinenclisis. Cumple añadir que en ático, a diferencia del jónico de Heródoto, οὐκ no es un enclítico inherente (cf. Pl. R. 406a, 433b, 433e, 434d, 456d, 456e, 467c, 479b).

14 Del toi pronombre se deriva históricamente un τοι adverbial, que es también un enclítico inherente en Heródoto, pero no en Homero, como se desprende de la posibilidad de hallarlo al comienzo de verso (cf. Il. 1.76: τοὶ γὰρ ἐγὼν ἐρέω ‘Yo en verdad hablaré’). En (25) τοι mantiene el valor de dativo de segunda persona singular.
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