Cómo actuar ante una persona agresiva

CÓMO ACTUAR ANTE UNA PERSONA AGRESIVA
Índice

Cómo actuar ante una persona agresiva no es tarea fácil porque activa en nosotros muchas respuestas, desde miedo hasta más agresividad. Por suerte, la mayoría de estas relaciones se dan presumiblemente en un clima de respeto y cordialidad, aún pudiendo aparecer conflictos propios de las relaciones personales.

Aún así, posiblemente te hayas encontrado alguna vez ante una persona que se relaciona contigo con hostilidad y agresividad, ya sea verbal o física, causándote un daño psicológico, emocional y posiblemente físico.

Quizá no sepas como reaccionar ante esta situación, pues las respuestas que podemos tener ante la agresividad son múltiples.  Pueden ir desde la negación de la misma agresividad o el bloqueo para responder ante ella, hasta conectar con nuestra propia agresividad de una forma descontrolada e impulsiva.

Si te relacionas con una persona agresiva, poder identificar esa agresividad, darte cuenta que la están ejerciendo sobre ti y poder protegerte ante ella es vital para mantener tu  estabilidad emocional y tu bienestar personal.

¿Cuáles son las causas de la agresividad?

Las causas de la agresividad pueden ser múltiples y por lo tanto podemos hablar de distintos perfiles de personas que son agresivas o violentas. Este es un punto muy importante, porque dependiendo del perfil de la persona también habrá un tipo de agresividad distinta.

La agresividad forma parte del ser humano. Originariamente, nos ha servido para protegernos. Aún hoy el enfado nos sirve entre otras utilidades para defendernos de una injusticia,poner límites, saber decir que no y mostrar nuestras necesidades. El problema es que la agresividad es el extremo del enfado e implica que puede haber un daño físico o emocional hacia otros o hacia uno mismo.

Pero cuando la agresividad sobrepasa estas manifestaciones, y aparece de forma intensa, habitual o está siempre presente en la forma de relacionarnos con los demás, es cuando es dañina para los demás e incluso para nosotros. Las causas más habituales pueden ser:

1. Estrés y ansiedad

Sería entonces una agresividad reactiva. En un momento de gran estrés donde sentimos que no podemos sostener las dificultades de nuestra vida reaccionamos agresivamente y esto nos genera ansiedad. O al revés, la propia ansiedad nos hace actuar con impulsividad y genera que saltemos a la mínima con dureza.

2. Incapacidad para sostener lo que sientes

Las personas con dificultad para aceptar lo que sienten, para sostener las dificultades y frustraciones de la vida pueden tender a ser agresivas. Por ejemplo: una persona está enfadada consigo misma porque siente que ha decepcionado a su pareja, aunque a quien se ha decepcionado a sí mismo.

Ese enfado con uno mismo, es tan difícil de aceptar para esa persona que lo proyecta en su pareja, es decir, se acaba enfadando con ella. La rabia que inicialmente iba contra uno mismo, ahora va contra la pareja.

3. Una personalidad narcisista

Las personalidades narcisistas, manipulativas o psicopáticas. Son las casos que causan más problemas y dificultades en las relaciones. La agresividad forma parte de las relaciones que establecen, pudiendo ser una agresividad evidente y directa, o sutil e indirecta, lo que se llama el estilo pasivo-agresivo. Son personas incapaces de ser empáticas y su mundo gira entorno a ellas.

Cómo saber si una persona es agresiva

Según la RAE, la agresividad es una tendencia a la violencia. Por ello, una persona está siendo agresiva con nosotros si nos ejerce algún tipo de violencia.

La OMS define las conductas violentas como aquellas que causan, de hecho o como amenaza, daño a alguien, entendiendo este daño desde lesiones físicas, a sufrimiento psicológico o, y muy importante, privación del desarrollo personal.

Es importante conocer esta definición de violencia para ser conscientes de cuando la estamos sufriendo. Dicho de otra manera, ¿Cómo puedo saber si sufro agresividad sino reconozco mis derechos?

La personas agresivas, por lo tanto, pueden ejercer esa violencia desde muchos ámbitos y de formas más o menos evidentes. Aún así, vamos a intentar describir algunas características que definen y son propias de las personas agresivas.

Cuáles son las características de una persona agresiva

Vamos a ver cuáles son los síntomas comunes de una persona agresiva. Hemos de matizar que todos en algún momento podemos tener un comportamiento agresivo. Así que no existirían personas agresivas sino más bien, comportamientos.

Viven las conversaciones como una lucha

Se muestran incapaces de ceder ante la opinión o la visión de la otra persona. La creencia de fondo es que la otra persona no tiene nada que ofrecer, ellos mismos tienen la verdad, o la razón.

Atribuyen su malestar siempre a los demás

No se responsabilizan , tienden a culpar a los demás de los problemas o las dificultades que hay en su vida.  Mantienen una conducta acusatoria, pues a menudo ven en los otros la misma agresividad que ellos ejercen.

Tienden a querer controlarlo todo

Ven en los demás, por ejemplo en la pareja, la capacidad que ellos tienen de hacer daño y les imposibilita confiar. Por eso son controladores y tratan de limitar el desarrollo personal de la persona con la que comparten la vida.

Les cuesta gestionar lo que sienten y actúan por impulsos

Cuando se sienten mal, no lo saben tolerar y solo contactan con la ira y la rabia. Aunque se pueden mostrar muy seguros, en realidad hay mucha inseguridad interna,

No pueden empatizar con los demás

Si bien hay dificultad para comprenderse  a uno mismo, también la hay para comprender al otro. No son capaces de conectar con las emociones de los demás, lo que les impide poder respetarlos como personas.

Suelen victimizarse y querer manipular la situación

. La manipulación consiste en victimizarse para así conectar con la culpa de la otra persona y poder seguir ejerciendo su agresividad hacia ella.

Formas de expresar la agresividad

Agresividad directa +

Habitualmente, hablamos de dos formas de expresar nuestra agresividad. Una directa y evidente, y otra más indirecta y difícil de ver, pero que puede ser igualmente dañina. Un ejemplo de agresividad directa son aquellas acciones que muestran claramente a la persona como alguien agresivo: gritos, insultos, golpes, etc.

Agresividad indirecta —

La forma indirecta,, tiene que ver con conductas más sutiles. Son personas que se presentan como no agresivas, incluso se pueden victimizar o colocar en lugar de “salvadores” pero que con sus actuaciones están limitando o entorpeciendo el bienestar emocional y el desarrollo personal de la otra persona.

Son personas que no nos mostraran su conflicto de forma abierta, pero lo descargan en la relación de forma sutil. Culpabilizar, no colaborar, controlar son ejemplos de agresividad encubierta.

Cuáles son las consecuencias de la agresividad

Las conductas agresivas causan un daño importante en las personas que las sufren. Ese daño, sea físico o no, siempre es también psicológico y emocional, pues sufrir una conducta agresiva amenaza nuestra integridad y nuestra sensación básica de seguridad. Cuando la agresividad la sufrimos habitualmente en una relación cercana, las consecuencias de la misma son amplias y llegan a modificar nuestra forma de ser y relacionarnos con los demás.

MIEDO

La persona puede tener miedo constante a provocar la agresión del otro. Eso puede llevar a que acabe vigilando lo que dice, lo que hace, e incluso a cambiar su forma de comportarse habitualmente. El miedo como emoción fundamental no permite el crecimiento y el desarrollo personal.

PÉRDIDA DE CONFIANZA EN UNO MISMO

Al verse obligado a cambiar, pierde la seguridad y la confianza en su forma de ser, pensar y actuar. Al recibir un trato agresivo, puede acabar interiorizando un sentimiento de incapacidad e inadecuación que desemboca en una baja autoestima.

CULPA

En la medida que la víctima se siente culpable por hacerle daño al agresor le será más difícil dejar la relación. Muchos agresores conocen esto y juegan su rol manipulativo generando culpa en las víctimas.

Paradójicamente, la culpa que deberían sentir el agresor (y que es incapaz porque no sabe conectar con lo que siente), la siente en sí misma la víctima. Desculpabilizarse es el primer paso para poner límites.

RABIA REPRIMIDA

La agresividad genera también agresividad. La rabia hacia al agresor puede ser reprimida por miedo, y al reprimirla acaba dirigiéndose a la propia víctima. La puede vivir con somatizaciones (por ejemplo: dolores fuertes de cabeza) o con conductas autolesivas.

ATAQUES DE IRA

La rabia puede salir en forma de explosiones ante determinadas circunstancias. Cuando la persona logra contactar con su propia rabia, puede que no sea capaz de gestionarla y que aparezca de forma descontrolada.

AISLAMIENTO

La pérdida de confianza en uno mismo y el miedo a sufrir represalias, reproches o insultos favorece el aislamiento. Como no se sabe cómo salir de la situación, se aísla.

¿Qué hacer si las personas agresivas son de la familia?

Algo importante en este caso es que aceptemos que el hecho de que sea de nuestra familia no nos obliga a seguir recibiendo su agresividad.

Protegernos ante estas personas es muy importante, para ello necesitaremos aceptar que tipo de relación podemos tener con esa persona sin sufrir daño. Puede ser que llevemos toda la vida luchando por tener una relación madre-hija/o o padre-hijo/a que responda a lo que sentimos que debería ser esa relación.

«Que la persona sea de la familia, no impide que debamos protegernos de esa agresividad, poniendo límites cuando sea necesario para cuidar nuestra salud emocional.»

Pero, si una de estas personas es agresiva con nosotros, necesitamos asumir que esa relación que “debería ser” no podrá llegar a ser. A veces, aceptar eso nos permite, no solo protegernos, sino mantener cierta relación.

Si la persona agresiva nos ha hecho mucho daño, es importante que nos legitimemos para contarlo a nuestros seres queridos, aquellos que sabemos que estarán de nuestro lado. Cuando sufrimos un acto agresivo, a veces sentimos que es mejor quedárnoslo para nosotros, por miedo o vergüenza, pero eso no nos permite avanzar, pues nos quedamos solos sosteniendo un malestar enorme. Si podemos contarlo, podemos dejarnos ayudar y damos a cada persona su parte de responsabilidad.

cómo actuar ante una persona agresiva

¿Las personas agresivas cambian alguna vez?

Todas las personas pueden cambiar, pero no debemos ser nosotros quienes los cambiemos. Si quieren cambiar, o evolucionar, aprender o crecer, deben querer hacerlo y esforzarse para ello. Si necesitan ayuda, que es muy probable, esta debe ser de un profesional, nunca de una persona cercana que ya sufre de su agresividad.

Uno de los riesgos de sentir que podemos ayudar a cambiar a alguien agresivo es que precisamente esta falsa creencia nos mantiene atados a esta persona. Si por el contrario quien lee esto es alguien que está siendo agresivo en una relación y quiere dejar de serlo debes buscar ayuda profesional y tomar distancia de las personas a las que ahora mismo haces daño.

¿Cómo actuar ante una persona agresiva?

Es distinto actuar ante una persona violenta que no forma parte de nuestras vidas a una que forma parte de nuestro entorno o incluso de nuestra familia. A más proximidad mas difícil es para nosotros protegernos, aunque también es más importante que lo hagamos. Algunas de las actuaciones básicas ante personas agresivas son:

  • Reconocer el trato agresivo que recibimos

A veces cuando la persona agresiva es muy próxima a nosotros, por ejemplo la pareja o la familia, podemos tender a disimular o a autoengañarnos sobre el trato que recibimos. Eso desactiva nuestra capacidad de reacción y mantiene la conducta agresiva. Reconocer que alguien que queremos es agresivo con nosotros nos permite empezar a capacitarnos para protegernos de esa agresividad.

  • No caer en la propia agresividad

Las personas agresivas pueden generar que uno mismo acabe comportándose de forma agresiva reiteradamente. Cuando en una relación nos gritan, nos insultan y nos faltan el respeto es probable que nosotros acabemos haciendo lo mismo con esa persona, normalizando así la agresividad y perdiéndonos a nosotros mismos el respeto. Es importante que podamos seguir fieles a quienes somos, defendiendo nuestros derechos tratando de no perder nuestra forma de ser.

  • Aprender a poner límites a tiempo

No es sencillo, pero para protegerse ante una persona agresiva, hay que poder ponerle los límites muy claros, enfatizando aquellos tratos que no vamos a permitir que nos hagan. A veces, el límite necesario es acabar con la relación o empezar una psicoterapia que nos ayude a poner esos límites.

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