Huelva Informacion

Médico y músico

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ACarlos Caballero lo conocí hace mucho tiempo porque una vez terminada su carrera de medicina se vino a Punta Umbría a trabajar al ambulatori­o de aquí como médico de urgencias. Era la época de Emilio Morales, Enrique Prieto Toubes, Patricio Vizcaíno y Antoine Edouard Benoit. ¡Qué suerte tuvo de trabajar con semejante equipo!

Carlos nació en Huelva en 1955 y desde pequeñito sus padres lo inscribier­on en el Colegio Francés de Madame Ivone Cazenave, doña Carmen Solís, la señorita Chari, la señorita Manolita, Pilar Gallango, que fue la directora una vez que Madame falleció. Y tantas otras que formaban un elenco de magníficas profesoras junto a los profesores don Manuel Mora Bayo, don José Jiménez, que también yo conocí porque compartí aulas con todos ellos, igual que su hermano Rafael, más conocido por Falu, que más tarde y durante muchos años fuimos compañeros en el Ayuntamien­to de Punta Umbría. Rafael es un magnífico aparejador y buen amigo, igual que su hija, que fue alumna mía en la Escuela de Ingeniería. Una vez que terminó su Bachiller Carlos se fue a la bonita ciudad hermana de Cádiz a estudiar Medicina, carrera que deseaba hacer porque tenía vocación desde pequeño a pesar de no haber ningún médico en su familia. Por fin se licenció en Medicina y Cirugía en la facultad de la universida­d de la Tacita de Plata y después se doctoró en la Universida­d se Sevilla.

Entonces fue cuando vino a Punta Umbría de médico y guarda un recuerdo muy especial y bueno de esa época. Habla mucho de ese tiempo vivido y se acuerda de los nombres de todos los miembros de la Policía Municipal, que le acompañaba­n cada noche en visitas que debía hacer para socorrer a alguien. Tiene muchas anécdotas cariñosas de todos ellos como colaborado­res, igual que su compañero de fatigas, el conductor de la ambulancia Paquito Vadillo, un señor muy educado y servicial al que todo el mundo quería por ser tan buena persona.

Después trabajó durante ocho años prestando sus servicios médicos en la Diputación Provincial de Huelva. Más tarde fue el responsabl­e, durante 28 años, del Servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital Infanta Elena de la capital, del que recuerda que mucha gente lo conocía como el Hospital Santa Elena y también el Hospital Fanta Elena. Igual que al Hospital Manuel Lois, que era conocido vulgarment­e como el Agromán, ya que durante su construcci­ón había un cartel muy grande de la empresa que lo construyó y el nombre del héroe Manuel Lois quedó relegado nada más a los papeles oficiales. A todo esto, él ingresó en la Universida­d de Huelva como profesor asociado e impartió docencia durante 15 cursos académicos obteniendo en tres ocasiones la distinción de Excelencia Docente. Además, como le gustaba tanto la medicina y la cirugía, participó en muchas intervenci­ones durante varios años con los cirujanos don Rafael Sancho y don Manuel Font.

También durante once años fue el jefe médico del Club Baloncesto El Monte y del Ciudad de Huelva en varias categorías, incluida la ACB. Fue esta una etapa muy bonita y en la que hizo grandes y buenos amigos. Carlos le da mucho valor a la amistad, por eso siente gran alegría cada vez que se encuentra en la calle con amigos, alumnos, pacientes que ha tenido a lo largo de su vida y compañeros de trabajos. Esa alegría la comparto con él, porque sentirse querido a través de los años pasados es una satisfacci­ón. Él dice que cuando te paran por la calle y te transmiten su cariño y su buen recuerdo es verdaderam­ente cuando sientes que te estiman.

A todo esto, le gustaba y le gusta tanto la música que en sus ratos libres aprendió a tocar el laúd, no en balde formó parte de la Tuna mientras estudiaba en la facultad y también fue miembro del coro del célebre Julio Pardo en el carnaval de Cádiz. También aprendió algo de la guitarra y el timple, pero su verdadera pasión era y es la batería, su instrument­o de referencia de toda vida. Colabora con muchos músicos que se lo pedían y ha tenido el gusto y el honor de colaborar con muchos, algunos de reconocido prestigio internacio­nal participan­do en festivales de jazz de los que recuerda con especial cariño el de Punta Umbría del año 1998. En la actualidad sigue tocando con su grupo y no para de aprender. Cada vez toca mejor y sabe más gracias a que se toma la molestia de ir a Sevilla a seguir estudiando con el reconocidí­simo profesor Juan de la Oliva.

A Carlos también le gusta mucho cocinar y no se le da mal. Cada vez que prepara algún plato especial le gusta compartirl­o con sus amigos. A decir verdad, esta faceta no la conozco porque a pesar de nuestra amistad nunca he probado ningún plato suyo. Así que sirva esta referencia para que Carlos recoja esta directa y no presuma más de sus artes culinarias sin demostrárm­elo.

Su padre era andaluz y le transmitió desde pequeño su carácter humilde y sobre todo el valor de la palabra dada, el trato llano y no perder nunca el sentido del humor. Su madre, castellana, nacida en Valladolid, le inculcó desde pequeño rectitud y sobre todo eso, ser una persona seria y cumplidora, con responsabi­lidad en todas las acciones de la vida. Y así fue como conocí a mi buen amigo Carlos y así continúa.

Trabajó en el Infanta Elena y formó parte del coro de Julio Pardo en los Carnavales de Cádiz

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