‘PACHUCASA’ SA’ CON EL TITULO ´
Víctor Guzmán, con un cabezazo sorpresivo y letal, tumbó a Rayados y otorgó su sexta corona a los Tuzos
Hay goles silenciadores que serán recordados por siempre, como en la Final entre Monterrey y Pachuca. Un cabezazo venenosamente letal y vencedor de Víctor Guzmán fue y será también un tanto ruidosamente acallador, que vivirá por siempre en la memoria de lo inaudito. Los Tuzos son el Campeón inesperado, que lo consumó todo instalado en la improbabilidad del último minuto…
Pero si Pachuca lo ganó desde el ejercicio de voluntades alineadas de equipo que jugó con diez hombres y pateó una vez al arco, también venció desde los guantes magnéticos del incombustible Óscar Pérez.
Desde las letras de Eduardo Galeano se recuerda que el arquero “Antes vestía de negro, como el árbitro. Ahora el árbitro ya no está
2 Títulos ya le ganó Alonso a Rayados: de jugador y de DT. 9 Años de sequía de títulos de Liga registraban los Tuzos.
disfrazado de cuervo y el arquero consuela su soledad con fantasías de colores”. El Conejo, en este caso, vistió de amarillo e intercambió su soledad por esperanza en cada atajada para darle así la razón a la filosofía del futbol.
“El arquero no hace goles. Está allí para impedir que se hagan. El gol es la fiesta del futbol: ‘el goleador hace alegrías y el guardameta, que es el aguafiestas, las deshace’”. Y Pérez, efectivamente, las pulverizó con cinco intervenciones impo- sibles, que después fueron de trofeo y vitrina.
Nada pudo ser igual sin Óscar, que además fue testigo mudo de un penalti interplanetario errado por Edwin Cardona. El futbol tenía un pacto de sangre con el arquero de 43 años, que defendía a unos Tuzos expectantes, a pesar de un misil de cuero proyectado desde la programación del gol de Dorlan Pabón.
Aquivaldo Mosquera tensaría la trama con una expulsión que desahuciaba. Nada podía ir peor para los Tuzos, pero Monterrey era una aplanadora con piernas con la mira descalabrada. Un tractor que destruía todo a su paso. Una flecha sin destino...
A pesar de ello, el tiempo hacía su trabajo desde su autoridad ingobernable y entre más corría, más favorable parecía para un Rayados abalanzadamente autoritario en el campo. Pero Pachuca fue un relámpago consumido en la luz. Inesperado, veloz y quemante hizo de su trueno un aviso de luz...
Cuando el reloj marcaba la hora, un balón de aire, fue tierra. El cabezazo de Guzmán fue sorpresivamente ganador con su irrupción sin cita en el área. Y así, con tal ruptura de la rutina, el cuadro Tuzo fue Campeón, a partir de la abstracción de la velocidad, hecha gol, en forma de copa...