Agiotistas operan en la impunidad; despojan casas, autos, negocios…

​Los agiotistas se han vuelto sigilosos, le temen a la delincuencia por eso del secuestro o el cobro de cuota, pero ellos también operan en la ilegalidad y jodiendo al necesitado de dinero, ya que con sus altos intereses, la firma de documentos en blanco o la obtención de escrituras o facturas, se han apoderado de autos, casas, negocios, etcétera, pero nunca pierden, aseguran quienes conocen sobre sus modus operandi.

Estos casos no son del conocimiento de las autoridades ministeriales, precisamente porque los agiotistas operan en la ilegalidad, es decir, sus préstamos no son como los de un banco o una empresa financiera, quienes sí tienen la facultad jurídica para presentar una demanda mercantil y proceder a un embargo de casa o alguna otra propiedad.

Los agiotistas, como se les conoce popularmente a los prestamistas informales, son personas a las que se acude para solicitar dinero de manera ágil y sin mayores trámites. Sin embargo, lejos de ser una buena opción, este tipo de préstamos se caracterizan por sus elevados intereses y porque sus prestamistas recurren a la amenaza o presión para recuperar el dinero de sus prestatarios en caso de demoras.

El prestamista es la persona que presta dinero a un interés muy por encima de las tasas del mercado; es decir, por encima de la tasa de usura. Regularmente, el préstamo que se ofrece es a corto plazo, entendiendo esto como días o semanas, explicó el abogado civil, Floriberto Velásquez Morales.

De acuerdo con la Real Academia Española el agiotaje (palabra derivada de agio y del italiano aggio que significa “añadido”), se refiere al suministro de dinero, a cambio de una tasa de interés exageradamente elevada, por lo general pueden llegar a superar el 15 y hasta el 20% mensual.

En Las Choapas, se sabe de casos de prestamistas muy conocidos, que llegaron incluso a despojar de casas a familias por no  tener la solvencia económica para pagar lo que algún día pidieron prestado, algunos de ellos, en algún momento fueron víctimas de la delincuencia, al sufrir asalto, extorsión o secuestro de algún familiar.

Sin embargo, de acuerdo con conocedores del tema, en Las Choapas todavía hay quienes viven de ese giro, prestan dinero pero de una forma sigilosa, sin hacer tanto ruido, pues temen ser víctimas de la delincuencia. Petroleros y maestros, aunque no lo crea, son los clientes preferidos, ya que piden sumas que van desde los 15, 20 o 50 mil pesos, de tal forma que los intereses representan una jugosa ganancia para el prestamista.

En la Subunidad Integral de Procuración de Justicia, reportan que durante el 2018 sólo se presentó una denuncia penal contra un agiotista, pero después se desistió la persona que se decía agraviada, por lo general, llegan a acuerdos entre partes, pero quien siempre sale perjudicado es el que pidió prestado, explica personal que labora en esta institución ministerial.

La usura, un delito

La usura está tipificada ante la ley como un delito; sin embargo, en Las Choapas hay prestamistas que operan con total impunidad, pero precisamente porque la persona que necesita el recurso calla, tanto así que hay casos no denunciados pero sí conocidos de familias que han llegado a perder sus viviendas. 

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PRESENCIA presentó hace dos años el caso de la señora Manuela “N”, una mujer que estuvo a punto de pasar por el mismo caso, cuando ante una necesidad solicitó un préstamo de 40 mil pesos y a los pocos meses ya debía un monto superior a los 90 mil,  pero recurrió ante la Fiscalía General del Estado cuando se asesoró legalmente y constató que era víctima de abuso en el cobro de altísimos intereses.

De acuerdo con el abogado Jesús Alcudia Martínez, la usura sí se considera un delito cuando el prestamista abusa de la necesidad de la persona que solicita el recurso, le cobra un rédito mucho más alto que el establecido y actúa con amedrentamiento, por lo que la persona agraviada puede recurrir a la denuncia penal.

En la Subunidad Integral de Procuración de Justicia a cargo del fiscal, Zaidel Nolasco Fernández, son mínimos los casos que denuncian los choapenses por caso de usura, toda vez que son víctimas de amenazas por parte de los mismos usureros, en el sentido de que les van a quitar alguna propiedad o los van a denunciar con los vales que obligan a firmarles.

No obstante, se tiene el antecedente de un caso, el de la choapense Manuela “N”, quien en febrero de 2017 pidió un préstamo de 40 mil pesos a un conocido usurero de este municipio, y para el mes de diciembre del mismo año ya su cuenta ascendía a más de 90 mil pesos, argumentando réditos y atrasos en los pagos, hechos que fueron denunciados penalmente.

El usurero amenazaba con despojarla de su vivienda ubicada en el Barrio Las Flores, ya que supuestamente tenía un grupo de abogados que trabajaban para él y se encargaban de “embargar” a quienes les quedaran mal en los pagos. No obstante, en la Subunidad Integral de Procuración de Justicia lo requirieron para llegar a un buen acuerdo con la denunciante.

De acuerdo con los datos obtenidos, la agraviada pagó el préstamo de los 40 mil más unos 10 mil pesos más por los réditos y atrasos, por lo que la recomendación que hacen las autoridades a quienes recurren a prestamistas, es fijarse a qué acuerdos llegan y no permitir ser víctimas de amenazas, ya que pueden recurrir a la denuncia, toda vez que sí es un delito la usura.