La puesta en vigencia del TLC entre Colombia y Estados Unidos tiene con amplias expectativas de negocios a los principales representantes gremiales, pero también representa una oportunidad para aquellas compañías que se encontraban en medio de la crisis.
Es el caso de Almagrario, cuyo presidente –desde hace casi tres meses–, Carlos Arturo Santamaría, prácticamente se ha dedicado a sacarla de la quiebra.
También denominada Almacén General de Depósito (AGD), Almagrario es una compañía mixta perteneciente en un 63 por ciento al Estado y un 37 por ciento al banco BBVA. Actualmente, la empresa cumple papeles de agencia de aduana y expide certificados de depósito de mercancías.
Santamaría habló con Portafolio sobre la estrategia adelantada para recuperar la compañía en poco tiempo.
¿Cómo recibió la compañía?
En un proceso administrativo con fallas en varios sectores. Por esa razón decidimos desde lo estructural reorganizar todo el negocio de tal suerte que se pudieran aprovechar las oportunidades que llegan con los nuevos tratados de libre comercio y con el crecimiento de la industria nacional.
Así mismo, desde lo comercial trabajamos en un acercamiento con aquellos clientes que se habían perdido por falta de confianza en la compañía.
Ante la amenaza de liquidación, hemos decidido darle un vuelco a la empresa que hasta el momento ha permitido que pasara de las pérdidas que estaba generando a ganancias en el primer mes, y que tres meses después ya se han triplicado.
¿Qué se propone con su llegada a Almagrario?
Básicamente son cinco puntos los que permiten que la compañía se recupere: mejoramiento de los servicios de la institución; restablecer las relaciones con los clientes; consolidar servicios y canales para los exportadores e importadores; aumentar el número de certificados de depósito de mercancías y, lo más importante, convertir a Almagrario en una gran agencia logística para el depósito, el transporte, la legalización y la entrega de la mercancía en el sitio que el cliente requiera.
¿Qué fue lo mejor de no liquidar la compañía?
Estaban en riesgo 613 empleos, que era lo que más me interesaba, además de tener una empresa que cumple un papel vital en los procesos logísticos del comercio colombiano. Hay que recordar que una banca de inversión recomendó -durante una junta directiva de la compañía- no vender a Almagrario. Es por esa razón que mi gestión ha apuntado a hacer sostenible y rentable la empresa. Sin embargo, siempre soy respetuoso de las decisiones que tome la Asamblea General.
¿Qué metas tiene para el próximo año?
Recuperar clientes muy importantes que se perdieron con el riesgo de liquidación que tenía la compañía. Además, apuntamos a triplicar los certificados de depósito de mercancías y, desde luego, fortalecer los estándares de calidad; ese es el camino para que esta compañía se vuelva rentable.
¿Qué logros ha alcanzado en estos tres meses?
Registramos entre agosto y octubre ingresos por 21.365 millones de pesos, que es una cifra nunca alcanzada en un periodo tan corto. En nuevos clientes, se dieron negocios que superan los 670 millones de pesos, y lo más importante, ha sido el recorte de gastos que ha crecido gradualmente desde el 2 por ciento.
‘TALENTO COLOMBIANO DEBE SER PRIORIDAD’
De acuerdo con Carlos Santamaría, presidente de Almagrario, todas las compañías del país deben comprometerse con el aprovechamiento del capital humano joven.
“Luego de mi paso por 25 juntas directivas de empresas del sector agrícola en el país, he podido percibir la necesidad que los jóvenes tienen de conseguir un primer empleo y por eso es que en Almagrario les abrimos las puertas a cientos de técnicos del Sena”, señala.
El ejecutivo sostiene que una compañía no sólo sale de la quiebra mejorando sus números, sino también apostándole al incremento de su productividad a partir de la generación de mejores ambientes laborales. “A través de las políticas de mejoramiento del escenario laboral es que las compañías salen adelante”, dice.
Actualmente, la compañía tiene 37 puntos de almacenamiento en todo el país y 7 regionales (Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla, Buenaventura, Cartagena y Santa Marta). “Queremos crecer porque tenemos todo el talento y la capacidad, pero también porque queremos demostrar que los colombianos podemos sacar adelante a las empresas del Estado, a partir del buen uso de los dineros públicos”, concluyó.
Juan M. Ramírez
Subeditor Portafolio.co
