El Federalismo en los Estados Unidos de América

«El gobierno de los EUA, dice el científico político Daniel Elazar, fue organizado desde el principio como una «matriz», basada en «la dispersión estructural del poder» entre las instituciones federales, estatales y municipales. Sin embargo, señala que en el siglo XX la balanza se ha inclinado hacia una mayor centralización, por razones políticas y económicas.

Luego de establecer una periodificación del federalismo en los Estados Unidos, el autor sostiene que desde la década de los 60 hay una crisis en el pensamiento norteamericano, ya que se habla de federalismos y descentralización como sinónimos, ya que discute si la estructura del gobierno es centralizado y jerarquizado.

Elazar, un miembro de número del Centro de la Universidad Temple para el Estudio del Federalismo y autor de varios libros sobre federalismo examina las políticas adoptadas por los últimos presidentes estadounidenses para proteger los derechos de los gobiernos estatales y municipales, demuestra que el «Nuevo Federalismo» del presidente Ronald Reagan está hondamente arraigado en la teoría y la tradición constitucional de los EUA». (Pág. 16).

 

Documento: Artículo | Editorial: Revista Facetas | Abrir documento

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Un comentario

  1. Siendo los Estados Unidos cuna del sistema presidencial, modelo muy común en la mayoría de los países latinoamericanos, resulta que el sistema de elección es muy distinto. Muchas veces creemos que los votantes americanos votan directamente por el candidato de su preferencia tal como lo hacemos en el Perú, pues no, los norteamericanos votan de manera indirecta, mediante un mecanismo de delegados, quienes finalmente eligen al presidente del país más poderoso del mundo.

    Lo primero que hay que considerar es que en dicho país, son dos los partidos políticos que predominan: El Partido Republicano y el Partido Demócrata. Ambos, mediante elecciones internas muy competitivas nominan a su respectivo candidato a la Casa Blanca. El mandato presidencial dura 4 años y no 5 como en la mayoría de los países latinoamericanos.

    Los candidatos presidenciales (presidente – vicepresidente) deben ser ciudadanos por nacimiento, haber cumplido los 35 años y residir en el país por lo menos 14 años. Sólo se permite una reelección inmediata.

    El presidente y vicepresidente no son elegidos por el voto directo de los ciudadanos, sino de manera indirecta, pues la clave del sistema es el sistema federal de gobierno, en la que cada Estado tiene asignado un número de delegados en función a la población electoral; así como actualmente son 538 (variable por número de electores) los delegados o compromisarios, por lo que el triunfo electoral del candidato presidencial se logra Estado por Estado. Por esa razón no hay segunda vuelta, por ello en caso de empate, la Cámara de Representantes (diputados) decidiría quien es presidente y el Senado quien es el Vicepresidente.

    En el caso norteamericano el mecanismo electoral está construido para que predomine la representación de la mayoría y su formación, por ello se afirma que es un sistema de suma cero, uno gana y el otro pierde. Al decir mayoría, me refiero a la mayoría de compromisarios y no de electores.

    Así el candidato que gane la mayoría de los votos en cada Estado, obtiene el total de delegados o compromisarios asignados. Ejemplo, Kansas tiene 6 delegados; si el partido demócrata gana las elecciones en dicho Estado, entonces obtiene los 6 delegados. Y así sucesivamente. Para que uno de los partidos obtenga la victoria final, deben alcanzar por lo menos 270 delegados o compromisarios.

    Entonces, ¿Es posible que un candidato obtenga una cantidad mayor de votos por parte de los electores y no gane las elecciones? Si es posible, de hecho el último caso es del Presidente George W. Bush, su contrincante Al Gore “ganó” en votos ciudadanos, pero perdió en la cantidad de Estados a su favor.

    Los debates presidenciales son otra cualidad de las elecciones presidenciales americanos, así como el uso intensivo de las encuestas y las técnicas de mercadeo político. Un factor decisivo es la presencia mediática de los candidatos. En 1960 John F. Kennedy, y Richard Nixon En 1970, debatieron por primera vez en televisión, inaugurando así toda una práctica que perdura hasta hoy, en el que las audiencias siguen de cerca los encuentros televisivos entre los candidatos.

    Más información: https://www.usa.gov/espanol/proceso-electoral

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