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PROTUSIONES Y HERNIAS DISCALES. QUÉ SON Y CUÁLES SON SUS SÍNTOMAS.

Antes de comenzar a hablar de las hernias discales, tenemos que tener una idea aproximada de qué estructuras se ponen en jaque, así como una serie de información que sin duda nos aclara el porqué de nuestros síntomas y otros mitos en torno a las hernias discales.


¿QuÉ son las hernias discales?


Si hablamos de hernias discales, primero debemos hacer referencia a los discos intervertebrales. Son unas estructuras que encontramos entre las vértebras de nuestro cuerpo (23 para ser más exactos), y gracias a nuestras vértebras quedan unidas, amortiguan los movimientos de nuestro cuerpo, y actúan como pivote en los movimientos de nuestra columna.




Estos discos están compuestos por:


- Agua: permite una mayor amortiguación. Más adelante veremos la importancia del agua, ya que nuestros discos pierden altura durante el día (por el peso de nuestro cuerpo y la gravedad, también con los años) y por la noche vuelven a rehidratarse.

- Colágeno: podemos decir sin miedo a equivocarnos que es el tipo de proteína más común en nuestro cuerpo. Da consistencia y solidez a los discos

- Proteoglicanos: muy relacionados con el agua, ya que estas proteínas son capaces de atraer agua dentro del disco.


Además los discos tienen 3 capas o partes:


- La capa más superficial o placa cartilaginosa: pegada a las vértebras, aporta el riego sanguíneo (nutrientes) al disco. En las fibras más externas (fibras de Sharpey) de esta capa se forman los osteofitos.

- La capa media o anillo fibroso: formadas principalmente de colágeno.

- Núcleo pulposo o parte interna: la parte más gelatinosa del disco, muy rico en agua y proteoglicanos.



Estos discos no tienen la misma forma en las distintas partes de nuestro cuerpo, si no que por ejemplo en la zona cervical y lumbar son más anchos por delante que por detrás lo que asegura la lordosis de esas zonas, mientras que en las dorsales es la revés.





¿QUÉ PASOS SIGUE NUESTRA ESPALDA

PARA QUE SE PRODUZCAN LAS HERNIAS DISCALES?


Todo comienza, al igual que en el resto del cuerpo, con un proceso lento y progresivo de degeneración. La teoría más aceptada se debe a una pérdida de parte del aporte de nutrientes (1) hacia los discos, lo que produce en primer lugar pérdida de altura de los mismos y acercamiento de las vértebras (2).


Este proceso es totalmente normal y propio del cuerpo, así que nunca debe ser el único foco para el diagnóstico y el tratamiento. Pero aunque es normal, existen factores de predisposición a la aceleración de este proceso (3):

  • Traumatismo repetidos

  • Actividad laboral

  • Trastornos metabólicos como la diabetes, obesidad o el tabaquismo afectarán al aporte sanguíneo de las arterias lumbares, al igual que pueden haber problemas en las arterias en el corazón

  • Sedentarismo


Por otro lado la pérdida de altura de los discos aumentará la presión sobre las articulaciones entre las vértebras.




¿QUÉ ES UNA PROTUSIÓN DISCAL?


Como hemos dicho todos los factores anteriores pueden acelerar el proceso de degeneración de la estructura del disco, pero otras veces no encontramos una relación real.


Muchas veces encontramos pacientes que suelen tener ataques agudos de lumbalgia varias veces al año. Estos pacientes suelen presentar dolor al agacharse, rigidez y dolor por la mañana y por la noche, también al estar mucho tiempo sentado o en la misma posición y en algunos casos dolor lumbar al estornudar o toser.


En estos casos, es probable que estemos ante una protusión discal, que se traduce en el abombamiento posterior del disco, provocado normalmente por el desgarro de las fibras posteriores del disco y migración del núcleo hacia este desgarro, como vemos en la imagen.





Este abombamiento producirá el empuje sobre un ligamento que tapiza la cara posterior de los discos. Este ligamento además de asegurar parte de la estabilidad lumbar, tiene la característica de que tiene muchos receptores nerviosos (nervio de Luschka), por lo que ante la presión mecánica y el proceso inflamatorio que se produce genera dolor.


En estos casos, no se produce irritación del nervio o los famosos hormigueos hacia la pierna (parestesias).


En las imágenes de resonancia discal, la diferencia radica en que en una visión lateral, el abombamiento no superará la parte posterior de la vértebra, en la hernia sí.





¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS PREDOMINANTES EN LA PROTUSIÓN DISCAL?


  • Dolor lumbar que pueden repetirse en varios episodios al año.

  • Rigidez lumbar por la mañana: esto se debe a la rehidratación de los discos por la noche (debido a que cuando estamos acostados, estos no reciben presión, y al igual que una esponja, recobran parte de su volumen).

  • Dolor al mantener una posición durante un periodo prolongado: generalmente sentado o agachado.




En esta imagen podemos ver aquellas posturas que producen mayor presión a nivel de L5-S1 y que por tanto serían susceptibles de provocar mayor dolor. (4)


- Podemos ver otros síntoma asociados como dolor en zona de la nalga.

- No hay alteraciones neurológicas, como hormigueos o pérdida de reflejos



3.- HERNIA DISCAL

Con el tiempo el disco puede deshidratarse e ir degenerándose aún más y en un momento determinado puede aumentar su volumen y abombamiento posterior lo que seguirá presionando el ligamento vertebral posterior. Esto puede deberse a causas traumáticas como esfuerzos importantes o microtraumatismos repetidos (vibraciones y choques vericales).


En otros casos no podemos identificar una causa aparente si no una sumatoria de factores como debilidad de las estructuras del disco.


En estos casos además de la presión sobre el ligamento, habrá una mayor disminución del espacio entre las vértebras y en algunos casos irritación por causa mecánica (compresión) o química (presencia de prostaglandinas, citoquinas, sustancia P…) (5) (6) de la raíz del nervio. Todo ello en conjunto desencadenará los síntomas típicos de las hernias:


  • Todos los síntomas ya descritos en el apartado de protusión discal

  • Parestesias u hormigueos hacia la pierna: pueden ir hacia la parte posterior, anterior o lateral de la pierna en función del nivel de la hernia.



  • Posición antálgica: podemos definir este síntoma como la adopción de una postura para evitar el dolor. Generalmente se produce una inclinación lateral, pero podemos encontrar posiciones antálgicas también con personas en flexión.







1.-The inflammatory response in the regression of lumbar disc herniation


2.- Dysfunctional microcirculation of the lumbar vertebral marrow prior to the bone loss and intervertebral discal degeneration


3.-Risk Factors for Recurrent Lumbar Disc Herniation: A Systematic Review and Meta-Analysis


4.-New in vivo measurements of pressures in the intervertebral disc in daily life


5.-Cytokines, Inflammation and Pain

Jun-Ming Zhang, MSc, MD1 and Jianxiong An, MSc, MD2


6.-Inflammatory biomarkers of low back pain and disc degeneration: a review


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