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Origén y desarrollo de la aristocracia en època ibèrica, en el alto Valle del Guadalquivir

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Actes de la table ronde internationale organisée par le Centre Jean Bérard et l'Ecole française de Rome Naples, 27-29 octobre 1994

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Origén y desarrollo de la aristocracia en època ibèrica,

en el alto Valle del Guadalquivir

Arturo RUIZ Universidad de Jaén

1 . El nuevo nùcleo familiar y la conquista de la aidea en el Valle del Guadalquivir

Desde mediados del segundo milenio se configu¬ rò en el Sudeste de la Peninsula Ibèrica, extendien-dose hacia el curso alto del rio Guadalquivir, la sociedad argârica del Bronce Antiguo y Pleno. La investigación arqueológica ha demostrado la exis-tencia de una serie de rasgos contradictorios con las caracteristicas de los clâsicos modelos aldeanos; asi el control del metal y de las mejores tierras agricolas hicieron proponer a Thornes y Gilman que en el Sudeste de la Peninsula Ibèrica existia un modelo de sociedad hidrâulica (Gilman/Thornes 1985) del mismo modo el anâlisis de los ajuares de las tumbas ha llevado a otros investigadores a hablar de la exis-tencia de diferentes grupos sociales, el mas rico de los cuales fue definido corno aristocràtico (Lull/ Esteve 1986). La base de estas conclusiones derivò de la constatación cuantificada de grandes diferen-cias entre los ajuares de enterramiento pero a este factor se anadia la existencia de casas cuadradas con divisiones internas, que habian sustituido las viejas cabanas de pianta circular de la Edad del Co-bre y que en su suelo contenian los enterramientos de sus ocupantes y en segundo lugar la existencia de distintos barrios en los poblados segùn la disposi-ción del conjunto tipo de casa-riqueza de ajuar de enterramiento (Chapman 1991). El debate posterior no ha llegado a aceptar unas condiciones ecológicas capaces de producir un modelo politico y econòmi¬ co de tipo hidrâulico, que pudiera justificar la gene¬ alogia del estado clâsico oriental, ni a reconocer las pruebas de la existencia de la aristocracia a pesar de las diferencias de riqueza internas y de la posibi-lidad de hacer una lectura del poblado en areas de riqueza. Sin embargo no ha cuestionado que en el seno de la sociedad argârica se habia producido un proceso temprano de diferenciación interna entre nucleos familiares, con pruebas de existencia de prâcticas corno la herencia (Chapman 1991).

Tras la experiencia argârica y su crisis, en el Bronce Final, se produjo en todo el Sur de la Peninsula Ibèrica una recuperación del pobla-miento concentrado. Este hecho fue evidente tanto en las proximidades de la costa, en Acinipo (Aguayo et al. 1986), corno en el interior del Valle del Guadalquivir, en el Cerro de la Plaza de Armas de Puente Tablas con una cronologia CI 4 del 820 a.C. para este ùltimo caso (Ruiz/Molinos 1986). En una primera etapa esta situación, clasificable de sinecismo aideano, se caracterizó por la existencia de cabanas circulares ο subrectangulares, pero, inmediatamente después, adquirió el nivel de las casas de planta angular y los poblados se fortifica-ron. El nuevo modelo llegó a superar los limites del territorio andaluz tal y corno se observa en la zona oriental de la Peninsula, en puntos corno Pena Negra en el curso del rio Vinalopó con cronologia C14 del 740 a.C. primera fase (Gonzalez Prats 1985).

A fines del siglo VII a.C. en torno a Torrepare-dones, uno de los poblados citados, se produjó un cambio significativo en la ocupación del territorio: una serie de nucleos de claro caracter agricola se extendieron desde este foco, corno seguramente desde otros de la zona, hacia la vega del Guadal¬ quivir. El asentamiento de Torreparedones era ya en ese momento una grân meseta de diez has. y media, que habia cambiado su vieja planimetria. Su fortificación se realizó en un momento fçchable en el siglo VII a.C. aunque su obra se prolongé hasta entrado el siglo VI a.C. (Cunliffe et al. 1992). La expansion de los pequenos asentamientos que ocu-paron el àrea colonizada terminò al alcanzar el Guadalquivir, si bién el modelo se hizo mâs disper¬ so al alejarse de Torreparedones, ya que aumentaba la distancia media al vecino mâs proximo. La exca-vación de las Calanas de Marmolejo (Molinos et al. 1988) ha demostrado que el tipo agrario coloniza-dor caracteristico era un asentamiento no fortifica-do, pequefìo, pero con una compleja distribución

In: Les princes de la Protohistoire et l'émergence de l'État. Actes de la table ronde internationale de Naples (1994).

Naples, 1999 (Coll. CJB, 17/Coll. EFR, 252), 97-106.

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