Aniquilación (Annihilation, Reino Unido-Estados Unidos/2018). Guión y dirección: Alex Garland. Elenco: Natalie Portman, Oscar Isaac, Jennifer Jason Leigh, Gina Rodriguez, Tessa Thompson, Tuva Novotny y Benedict Wong. Duración: 115 minutos. Disponible en Netflix.


Tras varios traspiés recientes (Bright, The Cloverfield Paradox, Mudo), Netflix se recuperó en el rubro de sus “películas originales” con este segundo largometraje del londinense Alex Garland.

Reconocido novelista (La playa) y guionista (Exterminio, Sunshine: Alerta solar, Nunca me abandones), Garland debutó como director en 2014 con la aclamada Ex Machina. Ahora, regresa a su género favorito (la ciencia ficción) con la transposición de la primera parte de la trilogía Southern Reach, de Jeff VanderMeer.

Lo primero que hay que indicar sobre Aniquilación es que no se trata de un film sustentado en demasiadas escenas de acción o un bombardeo de estímulos. Con elementos propios de la ciencia ficción (presencia extraterrestre) y del terror (criaturas sanguinarias), Garland construye la tensión dramática, buenas dosis de suspenso y enigmas que se resuelven sobre el final, pero propone también un compleja estructura narrativa con constantes saltos temporales, un minucioso trabajo sobre la dimensión psicológica de los personajes e hipótesis científicas bastante plausibles (han sido avaladas incluso por expertos) respecto de la mutación y la evolución de las especies.

La heroína del film es Lena (Natalie Portman), una bióloga con pasado en el ejército y actual profesora de genética que lleva un año sufriendo la ausencia de su marido Kane (Oscar Isaac, protagonista también de Ex Machina). Cuando éste reaparece hecho prácticamente un zombie, ella se alistará en una misión científico-militar integrada exclusivamente por mujeres (sus compañeras de desventuras son Jennifer Jason Leigh, Gina Rodriguez, Tuva Novotny y Tessa Thompson) que intentará descubrir la verdad.

No todo es preciso y convincente en Aniquilación (el director tuvo diferencias con los productores respecto del corte final), pero en esta suerte de mixtura entre Stalker, El abismo y Alien hay que destacar la osadía, la belleza visual y el despliegue sonoro (sumado a la música compuesta por Ben Salisbury y Geoff Barrow de Portishead) de la propuesta de Garland, y lamentar que -salvo en los Estados Unidos, donde desde hace tres semanas se exhibe en los cines- no haya tenido un paso previo por la pantalla grande.

(Esta reseña fue publicada previamente en el diario La Nación)