pamplona - Félix Rodríguez de la Fuente definió la cetrería como “la primera vez en que el hombre no sometió al animal al yugo y al látigo”. Y a Pablo-Bracamonte Sánchez, madrileño de 37 años afincado desde hace 12 en Navarra, le fascinaron desde muy pequeño sus documentales, especialmente aquellos en los que las aves rapaces eran las protagonistas. “Pero como era de ciudad, lo veía un poco inaccesible. Era una cosa que me gustaba pero que no imaginaba que me podía tocar a mí”, pensaba entonces Pablo.

Hasta que un día, con veintipocos años, conoció a un cetrero que le enganchó al mundillo, y desde entonces no se ha separado de estos animales, hasta el punto de que acaba de publicar el primer libro de la literatura española que aborda la cetrería con águila real.

Para llegar a esos niveles de conocimiento, Pablo empezó con un cernícalo, una rapaz de pequeñas dimensiones que vivía en su terraza y paseaba pegado a su mano por todo Móstoles hasta llegar a los descampados de las afueras de la localidad, donde lo hacía volar e iba practicando.

Ahora acumula 15 años de experiencia a sus espaldas. En las exhibiciones de Senda Viva maneja desde hace 12 más de 40 aves (águila real e imperial, cóndor andino, Pigargo de Steller, Marabú, Harris, zopilote rey, búhos, buitres, alimoches...), conocimientos que le han valido para lanzarse a esta aventura. “En cetrería la caza es el último objetivo al que llegas. Primero tienes que aprender a manejar al ave rapaz, que es complicado. Y las exhibiciones de Senda Viva me han ayudado mucho porque he manejado un montón de águilas. Por eso me decidí a escribir el libro”.

Además de su trabajo en el parque de Arguedas, Pablo convive en su casa con un águila calzada, un azor y un águila real, un animal único. “Es diferente a todo lo demás; la cúspide de la cetrería. Es tan grande y tan fuerte, tiene tanto poder que si no se maneja bien puede dar problemas y ser hasta peligrosa. El que maneja un águila real tiene que conocer muy bien cómo funciona la cetrería. No es un ave para noveles”, asegura, y se remonta al mismo origen de esta práctica. “En las estepas mongolas, donde se empezó a practicar la cetrería, el águila real fue lo primero que se llegó a usar. Es lo más antiguo”.

Pablo, consciente de que su libro apunta a un público reducido (en Navarra hay una asociación con alrededor de 60 miembros y en España la cifra estimada es de 1.500 cetreros) tiene muy claro el objetivo de su libro. “Todos los que hacemos cetrería con águila real somos autodidactas. No sabemos de dónde coger referencias. Y yo quería ayudar a evitar este problema. Me vi capacitado e ilusionado, quise compartir todos mis conocimientos y me lancé a escribir porque creo que es algo que merece la pena. Es un libro muy didáctico, una especie de cursillo intensivo para que el lector, con el águila en el puño, pueda llegar a volarla sin problemas”, asegura.

Pablo cuenta con la colaboración de expertos en la materia (veterinarios, biólogos, cetreros de España y grandes aguileros extranjeros de norteamérica, República Checa, Hungría o Kazajistán muy reconocidos en sus países), que dan mayor empaque a esta publicación. “Es gente importante que sabe de lo que habla, le dan mayor nivel al libro y lo completan”, dice.

Los cetreros interesados pueden escribir a cetreria_con_aguila_real@yahoo.es.