Donostia – Dos albañiles bastante chapuceros que destrozaban la obra o la reforma para la que habían sido contratados. Esos eran Manolo y Benito, los protagonistas de la serie de Atresmedia Manos a la obra de cuyo estreno acaban de cumplirse 25 años. La exitosa comedia protagonizada por Ángel de Andrés López y Carlos Iglesias fue estrenada por Antena 3 el 8 de enero de 1998 y emitió seis temporadas hasta el 22 de julio de 2001.

Las historias de Manos a la obra se desarrollan en una característica corrala madrileña donde todos los personajes residen. Allí se encuentra también el local de la empresa de reformas Manolo y Compañía que recibe la mayoría de encargos de Tino, un decorador de interiores encarnado por el actor vallisoletano Fernando Cayo.

UN REPARTO MUY CORAL

Las peripecias de Manolo y Benito (no faltó quien, popularmente, cambiara el título a la serie y la llamara con el nombre de los dos protagonistas) no tenían fin. Socios al 50% de la empresa de reformas (al fifty-fifty, como le gustaba decir a Benito además de afirmar que la empresa era Benito y Compañía), cuentan para sacar adelante sus obras con la ayuda de Tato (Jorge Calvo), el sobrino de Manolo llegado expresamente del pueblo para trabajar con su tío, y de Tania (Kim Manning; exazafata del Un, Dos, Tres), una fontanera polaca de “putamadre”, tal y como ella misma se presentaba a los clientes.

Benito siempre presumía de dos cosas: ser el inventor del “gotelé” en España y ser hijo de un almohadillero de la plaza de toros de Zaragoza que murió empitonado mientras acomodaba a un orondo espectador.

Manolo, por su parte, se definía como albañil y también pensador. Y cuando las reformas empezaban a hacer aguas, sonaban sus gritos de ¡Benitoooooo! o ¡Me cago en tó lo que se menea!

Además de los nombres ya citados, en Manos a la obra aparecieron intérpretes como Silvia Marsó, Luis Varela, Silvia Espigado o el mismísimo Jesús Vázquez. Y en la nómina de personajes episódicos, que fueron innumerables, podemos encontrar a Mariví Bilbao, que apareció en el primer episodio de la serie; a Lolita Flores, interpretándose a sí misma o a Carmen Machi, que llegó a interpretar dos papeles diferentes siendo una mujer gitana en un episodio y la jefa de una boutique en otro.

Manos a la obra consiguió dos premios GECA por ser una de las emisiones más vistas en 1998 y 1999 (llegó a contar con más de 4 millones de espectadores), fue finalista en los TP de Oro de 1998 en la categoría de mejor serie española y fue propuesta como mejor programa de ficción en los Premios de la Academia de la Televisión Española en 1999, un año después de su estreno.