Persona acariciándose el rostro

¿Qué es el cutis? Principales tipos

Siempre que hablamos de cutis nos referimos a la piel de nuestro rostro. Hay cuatro tipos básicos de piel sana: normal, seca, grasa y mixta. El tipo de piel se determina genéticamente. No obstante, el estado de nuestra piel puede variar considerablemente según los diversos factores internos y externos a los que es sometida.

La clave para cuidar nuestra piel es conocerla. Entender sus necesidades y los aspectos que identifican cada tipo de piel es la base para cuidarla de la mejor manera y combatir los posibles problemas.

TIPOS DE CUTIS

Cara de persona en primer plano

  • Piel eudérmica o normal

La conocemos como la piel normal e incluye a todas aquellas que tienen una buena hidratación, que está sana y por lo tanto equilibrada. En cuanto a su aspecto se diferencia por una superficie tersa y lisa, y su color suele presentarse uniforme y con un brillo moderado. Tampoco suele presentar poros obstruidos ni con impurezas. El cuidado de este tipo de piel implica controlar que siempre esté hidratada pero no en exceso. Podemos decir que los cuidados serán más básicos donde la limpieza, el tónico, y la hidratación serán los pasos básicos de cada día. Tiene un pH normal de 5.5., cuenta naturalmente buena humectación y lubricación, resiste muy bien los cambios de temperatura. Es la más rara y suele responder a las pieles más jóvenes.

  • Piel grasa o seborreica
  • Esta piel se ve engrosada, tiene los poros dilatados y variaciones de color, la secreción sudorípara y sebácea es abundante. Su aspecto suele ser untuoso, brillante y húmedo. Está bien hidratada, tolera los cambios de temperatura y se arruga mucho más lentamente que las demás pieles.
    Este tipo de piel tiene tendencia a formar comedones, granitos, seborrea, queratosis, y quistes, entre otras cosas. Se trata de una piel particularmente sensible y su cuidado implica el uso de productos no oleosos, es decir, sin aceites y específicos para la piel grasa. Se recomienda limpiar el rostro dos veces al día y realizar una exfoliación una vez por semana. La alimentación también resulta clave a la hora de cuidar nuestra piel, y en el caso de la piel grasa, se recomienda una dieta rica en fibra y en alimentos naturales, dejando de lado los fritos o precocinados.

Persona exhibiendo su rostro
Cara de persona en primer plano

  • Piel seca

Entre los tipos de cutis más comunes está la piel seca. Su espesor está considerablemente disminuido, los poros apenas son perceptibles, tiene una escasa secreción de sebo y sudor y su aspecto suele ser opaco y deshidratado. Es una piel que se descama fácilmente y se ve muy afectada por los cambios de temperatura. Se siente tirante, se arruga con facilidad, y a causa de su fragilidad capilar suele tener hiperpigmentaciones, pliegues, y telangiectasias (pequeños vasos sanguíneos dilatados en la piel). Este tipo de cutis es muy delicada y necesita el máximo cuidado. Tanto las cremas hidratantes como las mascarillas son claves para brindarle la hidratación que necesita, pero además , es importante hidratar por dentro a través de una dieta equilibrada y el consumo de alimentos aliados como los frutos secos y mucha agua. A la hora de limpiarla, recuerda que con el agua micelar, conseguirás resultados increíbles.
Es la más común de todas, se trata de la conjunción de dos o más biotipos en un rostro, generalmente este tipo de piel tiene la llamada zona “T” (frente, nariz y mentón) grasa, con tendencia a espinillas o granitos, mientras el resto del rostro presenta piel más seca. Tanto la limpieza como la hidratación son pasos claves para el cuidado de este tipo de piel.
Como este tipo de piel presenta un mix, es recomendable que tengas dos tipos diferentes de crema hidratante: una crema hidratante libre de aceites para la zona T y otra crema con agentes hidratantes más intensivos que irá destinada al contorno de los ojos, labios y pómulos o mejillas. Para este tipo de piel también se recomienda realizar una exfoliación una vez por semana.
Persona sonriendo

Determinar el biotipo de tu piel resulta clave para identificar los productos que mejor respondan a sus necesidades, aportando la hidratación y el equilibrio justo para disfrutar de una piel sana y radiante.


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