Eufemismos en política: maneras de afirmar lo que no se quiere decir

El último caso ha sido la petición del Gobierno de hablar de “sistema de tarificación” en las autovías en lugar de “peajes”

One side profoto (Shutterstock)

En esta historia hay rodeos. Para evitar una palabra concreta. Para negar que se quiere obviar un término. Y para tratar de sortear las consecuencias de esa realidad. Ocurrió durante la crisis económica; también cuando se aprobaron nuevas restricciones por la pandemia; y, más recientemente, con la decisión de que tendremos que pagar un peaje por utilizar ciertas autovías. Son los eufemismos de la política

El investigador de la UNED y la London School of Economics and Political Science, José Javier Olivas, los define como “palabra o expresión que se usa para suavizar o hacer más aceptable una información, que reflejada de una manera más directa o franca pudiera causar rechazo en la audiencia”. Coincide en la idea el doctor en Periodismo y subdirector de El País, Álex Grijelmo: “Con ellos, el emisor intenta que el receptor distraiga su mirada y la dirija hacia otro lado, de modo que no sea consciente de lo que se está diciendo en realidad”. De ahí los rodeos.

Partiendo de esta base, la directora del Departamento de Filología Española de la Universidad de Oviedo, Serafina García, enumera a Newtral.es los tres motivos por los que los políticos recurren a los eufemismos: “escamotear algún aspecto lesivo de la realidad que les toca administrar, distraer a los administrados con debates superficiales y evasivos de la realidad o engañar a los ciudadanos sobre sus intenciones y actuaciones cuando no les queda más remedio que lesionar a alguna parte de la sociedad”.

Los eufemismos que trajo la crisis económica

Así, cuando José Luis Rodríguez Zapatero y su ministro de Economía, Pedro Solbes, hablaron de “desaceleración transitoria” o de “crecimiento negativo” lo que pretendieron fue evitar el término de “crisis económica” por todo lo que conllevaba.

Entonces, el líder de la oposición, Mariano Rajoy le instaba a llamar a las cosas por su nombre -“Señor Rodríguez Zapatero, esto es una crisis económica, aunque aquí la llamaremos como usted diga”- pero, cuando él llegó a La Moncloa, recurrió a la misma táctica que su predecesor: si no hablaba de “rescate”, este no existía

Por ello, su Ejecutivo le dio todo tipo de acepciones: “apoyo financiero”, “préstamo con condiciones muy favorables” o “línea de crédito”. Ninguno supera, sin embargo, la forma en que la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría anunció la subida de impuestos de finales de 2011: “recargo complementario temporal de solidaridad”. 

Otras palabras innombrables: “órgano de dirección”, “toque de queda” o “peaje”

Como si de Voldemort en el mundo de Harry Potter se tratara, hay otras realidades que los políticos han querido renombrar en los últimos años. Cuando Podemos estaba naciendo y Pablo Iglesias era su líder, se negó a hablar de “órgano de dirección” por ser una palabra que le parecía “feísima”, como reconoció en El Objetivo. En su lugar, tras varias repreguntas, decidió bautizarlo como “espacio representativo de la voluntad colectiva”. 

Tampoco Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso creyeron conveniente referirse como tal al toque de queda vigente durante la pandemia. El primero optó por “restricción de movilidad nocturna” y, la segunda, por hablar del intento de su Gobierno por que “todo el mundo a partir de las doce” dejara “las reuniones” y se fuera a casa. Para ambos, estas medidas no eran equiparables al toque de queda. 

Más recientemente, el secretario general de Infraestructuras, Sergio Vázquez, no ve comparable un “peaje” al pago que van a tener que hacer los conductores por usar ciertas autovías. En su opinión, es más correcto hablar de “sistema de tarificación”. 

Serafina García explica a Newtral.es, desde el punto de vista de la lengua, el juego que se ha hecho en este caso, que es el más reciente en el uso de eufemismos: “Tarificación añade dos sílabas más al sustantivo ya existente, es más ostentoso, pero no agrega nada en la significación: es lo mismo que tarifa, palabra sobradamente conocida. En cualquier caso, tarifa, aplicado al cobro por uso de vías de tránsito, es sinónimo referencial de peaje”.

El efectismo y la corta vida de los eufemismos políticos

El investigador de la UNED y la London School of Economics and Political Science, José Javier Olivas, insiste en que el fin de los eufemismos es el de “manipular de una forma interesada las percepciones” para “influir” en la opinión de los votantes: “Los políticos no solo convencen a la ciudadanía apelando a la lógica y argumentos racionales (logos aristotélico), sino también a las emociones que se genera en la audiencia (pathos)”. Y, si de emociones se refiere, tendrá menos impacto para el ciudadano oír hablar de ‘reforma fiscal’ que de ‘subida de impuestos’, por ejemplo. 

Sin embargo, el doctor en Periodismo y subdirector de El País, Álex Grijelmo, señala la poca vida que tienen estos rodeos en política, a los que antes o después acaba llegando su “fecha de caducidad”: “El eufemismo resulta útil. Eso sí, solamente durante un tiempo. porque todo eufemismo acaba nombrando aquello que pretendía evitar”. ¿Ejemplo? “Ahora oímos ‘ajuste’ y nos ponemos en guardia”. 

Eufemismos en el día a día

Muchas veces de forma inconsciente, las personas utilizamos eufemismos de forma cotidiana en las relaciones con los demás. En estos casos, José Javier Olivas apunta que no solo “no suele ser problemático” sino todo lo contrario: “Nos sirven también para de alguna forma escudar a otros de emociones y sentimientos que pudiesen generar estrés”.

Estos son los casos en los que preferimos decir que alguien “se ha marchado o ha pasado a mejor vida” que hablar abiertamente de que se ha muerto, por ejemplo. Concluye Grijelmo: “Hay eufemismos en el deporte, en la vida familiar, en la medicina… No creo que ningún ámbito quede libre”. Solo es cuestión de detectarlos. 

Fuentes

  • José Javier Olivas, investigador del departamento de Ciencia Política de la UNED y en la London School of Economics and Political Science 
  • Serafina García, directora del Departamento de Filología Española de la Universidad de Oviedo
  • Álex Grijelmo, doctor en Periodismo y subdirector de El País
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