Los neandertales ya cazaban elefantes gigantes

Hallan pruebas indiscutibles de la caza activa de elefantes por parte de los primeros humanos, lo cual cambia por completo nuestra percepción de las formas de vida de los neandertales.

Héctor Rodríguez
Héctor Rodríguez

Editor y periodista especializado en ciencia y naturaleza

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Elephas antiquus
José Manuel Benito / CC

Con una altura de 4 metros y masas corporales que podían llegar hasta las 13 toneladas, el ahora extinto elefante europeo de colmillos rectos -Palaeoloxodon antiquus- era el animal terrestre más grande de la época en que vivió. 

Estos elefantes cohabitaron con los primeros seres humanos en el norte de Europa, sin embargo, hasta la fecha no había estado claro si los homínidos prehistóricos buscaban y cazaban activamente a estos gigantes o simplemente se alimentaban de los cadáveres de aquellos animales que habían fallecido por muerte natural.

Ahora, no obstante, un equipo de científicos de las universidades de Johannes Gutenberg de Mainz, en Alemania, y de Leiden, en los Países Bajos acaba de sacar a la luz que los neandertales ya cazaban y sacrificaban deliberadamente elefantes europeos de colmillos rectos, cuya carne y tejido graso representaban una importante fuente de nutrición.

Para llevar a acabo su estudio zooarqueológico, los investigadores analizaron el conjunto más grande jamás encontrado de restos de elefantes europeos de colmillos rectos, hallados en el yacimiento de Neumark-Nord, cerca de la localidad de Halle, en Alemania. Según sus hallazgos, los cuales se publican en la revista Science Advances, con el fin de darles caza los neandertales se unieron, al menos temporalmente, en grupos sociales mucho más grandes de lo que se suponía anteriormente.

Palaeoloxodon antiquus, el mayor trofeo de caza al que podía aspirar un neandertal

El elefante europeo de colmillos rectos -Palaeoloxodon antiquus- vagó por los paisajes de Europa y Asia occidental entre hace 800.000 y 100.000 años. Fue el mamífero terrestre más grande del Pleistoceno, período que comenzó hace tres millones de años. De hecho, los elefantes de colmillos rectos no solo eran significativamente más grandes que los elefantes africanos y asiáticos actuales, sino que con unas patas mucho más largas que los elefantes modernos eran incluso más grandes que el también extinto mamut lanudo.

Entre los años 1980 y 1990 los restos de al menos 70 elefantes de colmillos rectos, los fueron descubiertos durante la excavación de un gigantesco pozo de lignito en las cercanías de Halle. Estos restos se han conservado bien durante los últimos 125.000 años, y hace algo más de una década fueron estudiados detenidamente por un equipo de paleontólogos italianos. 

La profesora Sabine Gaudzinski-Windheuser examina un fémur de un elefante europeo de colmillos largos
Lutz Kindler, LEIZA

Según sus hallazgos, esta colección de huesos de elefantes exhibía un patrón inusual en el que el perfil de mortalidad parecía cualquier cosa menos normal: los restos eran casi exclusivamente de individuos adultos y entre ellos destacaba el predominio de animales machos. Este patrón no se había observado antes, ni en fósiles, ni en poblaciones de elefantes vivos, y resultaba difícil de explicar. 

Cuando la profesora Sabine Gaudzinski-Windheuser comenzó a inspeccionar una selección de estos huesos a principios de 2021, inmediatamente identificó rastros de lo que podría haber causado la peculiaridad de este conjunto: la caza humana. Así, dada la singularidad del material y las posibles implicaciones del estudio, los investigadores decidieron analizar todo el conjunto, que constaba de miles de huesos y fragmentos óseos. "En total, observamos 3.122 restos de elefantes europeos de colmillos rectos depositados en el yacimiento de Neumark-Nord", declara el doctor Lutz Kindle, coautor del estudio. 

"Esto constituye la primera evidencia clara de la caza de elefantes en la evolución humana"

El análisis arqueológico se centró en cómo se distribuyeron las lesiones en los restos. La conclusión a la que llegaron los investigadores fue que la caza de esta megafauna de la Edad del Hielo en esta zona de Europa se había producido  de manera continua durante un período de 2.000 años y decenas de generaciones. "Esto constituye la primera evidencia clara de la caza de elefantes en la evolución humana", afirma el profesor Wil Roebroecks de la Universidad de Leiden. 

Los machos adultos, mucho más grandes que las hembras, están sobrerrepresentados en el conjunto, probablemente porque, como ocurre con los elefantes actuales, los elefantes machos adultos se mantienen apartados. En comparación con las hembras, era mucho más fácil acercarse a ellos sin la protección de una manada. Además, dado que también eran mucho más grandes, cazarlos aportaba mayores beneficios con un riesgo significativamente menor.

La capacidad de cooperación de los neandertales a debate 

La caza de estos grandes animales exigió una estrecha cooperación entre los miembros del grupo de cazadores, al igual que para el procesamiento de las presas, lo que presumiblemente implicó una matanza extensa y el secado de numerosas partes de los animales para su almacenamiento a largo plazo.

La profesora Sabine Gaudzinski-Windheuser de pie junto a una reconstrucción de tamaño natural de un elefante europeo macho adulto de colmillos rectos
Lutz Kindler / LEIZA.

Los autores calculan que un elefante de 10 toneladas, que no es el más grande de Neumark-Nord, podría haber producido un mínimo de 2.500 raciones de unas 4.000 kcal, en una mezcla equilibrada de proteínas y grasas. 

Estas cifras son importantes ya que sugieren que los neandertales, al menos temporalmente, se congregaron en grupos mucho más grandes de los aproximadamente 25 individuos que generalmente se consideran como el tamaño máximo de un grupo local. También que los neandertales ya exhibían los medios culturales para la conservación y el almacenamiento de alimentos a gran escala.

Los autores dejan abiertas sendas opciones, pero enfatizan que ambos son hallazgos social y cognitivamente importantes que contribuyen significativamente a nuestra comprensión del rango de variación en el comportamiento de los neandertales.