Limónov, el indefinible
Este imposible pintar un lienzo coherente con la trayectoria vital del recientemente fallecido Limónov. De él puede afirmarse una cosa y la contraria. Por épocas poeta, escritor, esteta, punkie, fundador de un partido nacionalista ruso tan inclasificable como él a mitad de camino entre el fascismo y el comunismo, seducido por el postureo hasta límites pornográficos. Amén de sus ocupaciones literarias trabajó en una infinidad de ocupaciones de sastre a mayordomo sin renunciar jamás a pisar cuanto charco se cruzara en su camino. En un principio opositor a Putin cumplió condena en el penal de Lefórtovo y allí escribió “El libro de las aguas”, a juicio de su biógrafo Emmanuel Carrère, su mejor obra. Con la disculpa de repasar los ríos, mares y hasta fuentes y estanques que había conocido, Limónov lleva al lector de Nueva York, París y San Petersburgo a Tayikistán o la República Moldava Pridnestroviana entre otros recónditos lugares.