Tiberio: el extraño y pervertido emperador romano que murió asfixiado

Tiberio tenía por delante una ardua tarea: suplir al primer emperador del Imperio romano, Augusto. Para su desgracia, era un personaje con grandes conocimientos militares, pero no tanto de política. Esta situación, aunado a su supuesto voraz apetito sexual, le hizo ser recordado como uno de los emperadores más controvertidos en la antigua Roma. Esta es la historia de Tiberio.

Tiberio Claudio Nerón, su nombre completo, nació en Roma el 16 de noviembre del año 42 a.C. Cuando tenía apenas tres años su madre, Livia Drusila, se divorció de su padre para casarse con Octavio, el hijo adoptivo de César.

Tiberio permaneció al cuidado de su padre hasta su fallecimiento en el año 33 a.C. Esta muerte hizo que Tiberio adquiriera un temperamento reservado y melancólico. Se vio obligado a crecer muy rápido para empezar muy pronto su carrera política y militar.

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Cuando apenas tenía dieciséis años, el emperador Augusto lo mandó a comandar una misión en Hispania. Fue tan buena su labor, que el emperador le adjudicó tareas administrativas como la supervisión y distribución del grano, del cual dependía buena parte de la población de Roma.

Sin embargo, donde Tiberio se sentía más cómodo era en tareas bélicas y militares, donde hizo una carrera muy exitosa. Tanto fue así que entró a la lista de posibles sucesores de Augusto cuando el emperador ya se encontraba listo para dejar su mandato.

Augusto lo adoptó formalmente y compartió con Tiberio el título de princeps, de modo que tras su muerte en el año 14 d.C., se convirtió en su sucesor político.

El estilo de gobierno de Tiberio se basó más en dejar que otros tomaran las decisiones, que asumirlas él mismo. Esto se debió a que le interesaban más las tareas militares que las políticas.

La sexualidad desenfrenada de Tiberio

Tiberio es uno más de los emperadores romanos cuya sexualidad ha sido motivo de debate. Se dice que las paredes de su palacio estaban decoradas con imágenes pornográficas, como las que aún se exhiben en el burdel (lupanar) de Pompeya.

Tiberio ordenaba a los muchachos que mandaba llevar ante sí que realizaran tríos delante de él para estimular su decaída libido. Se cuenta que Tiberio sentía predilección por los amantes más jóvenes. De esa forma, entrenaba a unos infantes a los que llamaba sus “pececillos” para que nadaran entre sus muslos cuando se bañaba y mordisquearan sus genitales.

También se dice que separaba a los recién nacidos de sus madres y los acercaba a sus genitales, con la esperanza de que respondieran a él como al pecho de su madre.

Todo esto se desarrollaba en la villa de Capri, donde el emperador se autoexilió.

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A menudo, Tiberio se comportaba de manera extraña e inexplicable. Una vez, un pescador le ofreció un salmonete. El emperador le castigó ordenando que le restregaran la cara con el pescado.

El valiente pescador bromeó diciendo que se alegraba de no haber ofrecido al emperador un gran cangrejo. Tiberio se ofendió y ordenó que le destrozaran la cara con las pinzas de un cangrejo.

Nunca sabremos con exactitud hasta qué punto eran ciertas estas historias sobre la depravación sexual de Tiberio. Tiberio era odiado por la élite romana, y fue ella misma quien escribió las historias, por lo que puede ser que haya mucha información falsa.

La muerte de Tiberio

El 16 de marzo del año 37, cuando ya tenía casi 80 años, Tiberio tomó parte en unos juegos ceremoniales. Cuando intentó lanzar una jabalina, se dislocó el hombro. Tras examinarlo, los médicos le dijeron que no viviría ni un día más. Ante dicha perspectiva, la guardia pretoriana aclamó a Calígula como nuevo emperador.

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Pero el emperador no murió y se recuperó ante la sorpresa de los médicos y senadores. El comandante de los pretorianos, Nevio Sutorio Macrón, decidió asfixiar a Tiberio con las sábanas para librarse del problema. Algunos sospechan que esta muerte fue una instrucción de Calígula, sobrino nieto y sucesor de Tiberio, para llegar hasta el trono romano.

De este modo murió el segundo emperador de Roma, un gobernante a quien las fuentes romanas describirían como huraño, tiránico y depravado al final. Muchos historiadores mencionan que los relatos han sido injustos y exagerados con Tiberio, en especial en cuanto a su frenesí sexual.

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