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Venus hotentote, la historia de la mujer que fue secuestrada por conquistadores y humillada en circos de Europa

Bajo la mirada europea, la Venus hotentote perdió su nombre: en lugar de ser Saartjie Baartman, se convirtió en un monstruo de exhibición.

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Por las curvas pronunciadas de las nalgas, y la hipertrofia de los labios de su vulva, los europeos la expusieron durante años como un monstruo de museo y un fenómeno de feria. Se trataba de los restos de Saartjie Baartman: una mujer del grupo étnico Khoikhoi que fue considerada un monstruo por la mentalidad europea. A ella se le conoció como Venus hotentote.

¿Quiénes son los hotentotes?

Ilustración de Saartjie Baartman realizada para el libro ‘Historia natural de los mamíferos’ en 1815. Wikimedia

Venus hotentote

Ilustración de Saartjie Baartman realizada para el libro ‘Historia natural de los mamíferos’ en 1815. WikimediaVenus hotentote

Saartjie Baartman recibió su nombre de su propia tribu nómada, que se distribuía en el sudoeste de África. Los europeos los llamaron hotentotes, aunque en realidad, se identifican a ellos mismos como Khoikhoi: “los hombres de los hombres“. Se les reconoce por sus danzas rituales y lenguaje a base de chasquidos. Sin embargo, lo que realmente fascinó con un fulgor morboso la mirada de Europa fue su constitución corporal.

Las mujeres Khoikhoi tienen mucha grasa en las nalgas naturalmente. Esto las convierte en protuberancias pronunciadas, mucho más que las de las mujeres occidentales. De la misma manera, tienen órganos sexuales secundarios notablemente enfatizados: los senos y la vulva tienden a sobresalir del cuerpo. Tal fue el caso de Saartjie Baartman, cuyo nombre se traduce como Pequeña Sara: la Venus hotentote.

Perteneciente a la tribu, nació en las cercanías de Ciudad de Cabo, en Sudáfrica. Ahí trabajo como empleada de burgueses finqueros holandeses. Alguna vez le prometieron una mejor vida en Inglaterra. Nunca se imaginó que figuraría como la atracción principal de un freak show en la capital. Fue así como, en 1810, llegó a Londres en la misma embarcación que animales, plantas y esclavos de otras etnias africanas.

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Venus hotentote: una mujer expuesta en el Museo del Hombre de París

Foto: Getty Images

Venus hotentote

Foto: Getty ImagesVenus hotentote

En Londres fue obligada a prostituirse. En París, fue exhibida como una “atracción extraordinaria”. A su lado, había animales salvajes, enanos, tragafuegos, hombres esqueleto y gordos mórbidos. Para los espectadores, este tipo de eventos representaban una confrontación entre los límites de lo humano y lo animal, la civilización y lo salvaje.

El colonialismo férreo que impuso Europa sobre los territorios dominados permitió este tipo de trata de personas y dinámicas asimétricas de poder sobre el Otro. La Venus hotentote es ejemplo de ello, de acuerdo con Ana Carolina Vimieiro Gomes, de la revista Ciencias de la UNAM:

“Los performances y exhibiciones revestían un carácter teatral, zoológico y museológico, explotando las curiosidades anatómicas de los sujetos, las diferencias étnicas y, la mayoría de las veces, dejando ver, en las puestas en escena, un esfuerzo de representación de la superioridad imperialista europea”.<

La violencia, por tanto, estaba no sólo normalizada, sino que era de carácter institucional. En forma de supremacía blanca, cualquier cuerpo que no se alineara al canon de belleza europeo era fácilmente clasificable como monstruoso, morboso, mórbido.

Estas características causaban una fascinación oscura en las audiencias europeas que venían en la raza un motivo de exhibición. Para ellos, las personas eran motivaciones museísticas o de espectáculo, como objetos notables que les pertenecían. Por esta razón, cuando Saartjie Baartman murió, fue disecada y expuesta en el Museo del Hombre en París.

Dos siglos de gira europea no solicitada

Caricatura de Saartjie Baartman (inicios del s.XIX). Wikimedia

Venus hotentote

Caricatura de Saartjie Baartman (inicios del s.XIX). WikimediaVenus hotentote

No fue hasta 2002 que Saartjie Baartman regresó a Sudáfrica. Salió de su país de origen a los 21 años, y regresó casi dos siglos más tarde. Al fallecer a los 26 años, después de años de explotación laboral, su cadáver fue tratado como motivo de ciencia. Por esta razón, la diseccionaron, y su postura anatómica quedó acartonada en la misma posición.

El tratamiento físico que se le dio es evidencia de cómo incluso la biología puede estar influida por la diferenciación cultural, y más aún, por las jerarquías socialmente construidas entre seres humanos. Después de dos siglos de gira europea, la mujer finalmente fue repatriada a su tierra natal.

Natasha Gordon-Chipembere, editora de Representación y feminidad negra: el legado de Sara Baartman, se expresó así con respecto al peso simbólico del caso de la Venus hotentote: “Se ha convertido en el paisaje sobre el que se desarrollan múltiples narrativas de explotación y sufrimiento de la mujer negra“.

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