Vaca en altorrelieve
20 a.C. - 60. Mármol blanco, 80 x 126 cmNo expuesto
A la mitad del tamaño natural está representada en altorrelieve una vaca que camina hacia la izquierda delante de una delgada pared que ofrece un soporte adicional a las patas. La vaca tiene un aspecto más pesado y corpulento, en el que sobresalen las costillas de la gruesa piel, que cae en anchos pliegues desde el cuello. Aparece de forma realista los omoplatos, las articulaciones de las caderas y los tendones, destacándose claramente y estructurando el pesado cuerpo de forma variada. La cabeza añadida de la vaca es demasiado pequeña, originalmente estaba algo inclinada y presentaba una mirada menos humanizada que en la actualidad. Desde la época arcaica las reses fueron un tema del arte figurativo. Con frecuencia se trata de representaciones votivas o monumentos funerarios. Se solía representar también el cortejo de los animales machos y hembras que serían sacrificados en los altares de los dioses. Para casi todas las esculturas de vacas posteriores a la época arcaica se ha reivindicado la vaca de Mirón como modelo, puesto que se ha reconocido en ellas el naturalismo elogiado por los autores antiguos. La res del Prado no es una escultura exenta sino un altorrelieve imaginable solamente en un contexto arquitectónico. La demacración de la misma alude a la pobreza de la vida de campo con la que se toca un tópico de la bucólica helenística y romana que los romanos asociaban con la vida primitiva, pero feliz, de sus antepasados y de los pastores Rómulo y Remo. Esto implica que el relieve no representa una res de sacrificio.
Hace cien años W. Amelung descubrió otros relieves de este tipo en el Palacio de los Conservadores, actualmente en el Museo Centrale Montemartini, de Roma, que representan una vaca y un buey y dos fragmentos de pastores, así como una tercera figura de un pastor conservado íntegramente en los Uffizzi de Florencia. Según el último estudio realizado la obra del Prado, junto con la número (E00006), altorrelieve de un toro conservado también en el Museo, constituyen réplicas. Probablemente todos estos relieves fueron creados al mismo tiempo, por lo que cabe suponer su pertenencia a un mismo monumento. A partir de los escasos elementos disponibles resulta difícil fechar los animales con más precisión que simplemente el primer periodo imperial, y podría pensarse si originalmente pertenecerían a la Domus Aurea de Nerón que incluía un jardín con un programa de carácter bucólico, cuya extensión llegaba posiblemente hasta el Lacus Pastorum que no estaba lejos del lugar del hallazgo de las reses (Texto extractado de Schröder, S. F.: Catálogo de la escultura clásica, Museo Nacional del Prado, 2004, pp. 324-328).