Así come el engullidor negro, un macabro pez abisal capaz de tragarse animales diez veces más grandes que él

Este animal tiene un estómago gigantesco que puede albergar peces del doble de su longitud y hasta diez veces su peso.

Así come el engullidor negro, un macabro pez abisal capaz de tragarse animales diez veces más grandes que él

Para encontrar las criaturas más bizarras del planeta, hay que sumergirse, y mucho. Si exploramos las profundidades de nuestros océanos nos encontraremos a los especímenes más extraños, que en muchos casos se acercan más a un alien que a otra cosa. En este ecosistema, con presión que sería letal para el ser humano y oscuridad total vive el "engullidor negro", un pez abisal que tiene una particular y terrorífica anatomía.

La mayor parte de su taxonomí coincide con la de la mayoría de los peces: cuerpo alargado, aletas dorsales y cola. Sin embargo este animal tiene una gigantesca boca que puede dislocar y mover a placer para engullir presas mucho más grandes que él. ¿Y a donde van estas presas? Pues a su estómago, que cuelga de la parte inferior y está hecho de un material elástico que se extiende hasta proporciones antinaturales. Estos peces miden aproximadamente 25 centímetros, pero son capaces de engullir presas 10 veces más pesadas que ellos.

Otra particularidad es que este pez carece de escamas, y viene en profundidades entre los 700 y los 3.000 metros en los principales océanos del planeta. A estas profundidades es difícil hacer un seguimiento de la especie, aunque por lo que sabemos hasta ahora no es un animal que esté en peligro de extinción. El nombre de engullidor le viene al pelo, ya que aunque tiene piezas dentales, las utiliza para desgarrar y empujar a su presa hacia el estómago, no para masticar. Una vez su presa está en su estómago empieza la batalla real.

El engullidor negro está preparado para engullir presas mucho más grandes, pero corre un riesgo

Si el animal sigue vivo, puede llegar incluso a perforar el tejido exterior y liberarse de la bolsa estomacal con un movimiento brusco. Si está muerto, al engullidor negro todavía le queda afrontar la pesadísima digestión, que en algunos casos libera gases que pueden hacer que estalle, literalmente. En el mejor de los casos mantendrá a su presa en el estómago durante semanas mientras sus jugos gástricos la van deshaciendo poco a poco.

La longitud de la presa puede ser un problema, ya que el estómago del engullidor estallaría ante un animal demasiado largo. Sin embargo, el peso o envergadura de sus presas puede multiplicar por diez su propio tamaño, y podrá digerirlas siempre y cuando sean capaces de adaptarse al contorno de su estómago. En la naturaleza vemos un comportamiento parecido en las serpientes, que también son capaces de engullir presas mucho más pesadas que ellas y tienen estómagos y un metabolismo preparado para estas super digestiones.

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