Blog Una vida al filo

Apenas guardo recuerdos de lo que significa el alpinismo japonés sino fuera por la primera ascensión femenina de Junko Tabei al Everest en 1975, o los magníficos comics de Jiro Taniguchi. Y sin embargo la tradición deportiva y cultural de la montaña japonesa es una de las más completas y profundas del mundo. No hace mucho, en pleno debate de las ascensiones invernales al Everest, me acordé del alpinista japonés Yasuo Kato desaparecido cuando descendía de la cumbre del Everest. Por entonces Kato, que contaba con 33 años, era uno de los alpinistas más extremos y relevantes del panorama internacional. Era la tercera vez que había alcanzado la cima del Everest, en aquella ocasión en invierno y en solitario. Su intento había sido calificado de "suicida" en los ámbitos oficiales de Nepal. Algo, por otro lado, que a veces se ha asociado a los alpinistas nipones. Sin embargo es probable que sólo fueran innovadores.

Sin embargo este año el prestigioso Piolet de Oro ha recaído en el alpinista nipón Kazuya Hiraide (Japón, 1979), por la apertura de una ruta nueva en la pared noreste del Shispare (7650 metros), en agosto del 2017. Esta ascensión fue realizada por Hiraide  y su compañero Kenro Nakajima. Para Hiraide es su segundo Piolet de Oro después del que consiguió en 2009. El jurado ha optado por premiar esta hazaña, dejando constancia de es una escalada maestra y difícil a gran altitud, por la belleza de una línea jamás escalada, asumiendo un compromiso total en estilo alpino y reconociendo que se trata de la primera ascensión de esta gran pared de casi tres mil metros de desnivel. Mis amigos Michel y Nora -de la empresa vasca Ternua- me recuerdan que Kazuya Hiraide no lleva cabo "retos heroicos" sino que es un tipo sencillo al que le gustan los retos de gran belleza estética. Era la tercera vez que intentaba esta montaña. Pero en agosto del año pasado lo consiguió. Las condiciones meteorológicas fueron malas en el valle de Hunza, pero los dos alpinistas estuvieron escalando con un tiempo inestable durante los cinco días de ascensión, soportando nevadas y avalanchas. Humilde y aventurero, igual atiende a sus clientes en una tienda de deportes que se pierde en montañas remotas para  acometer impresionantes escaladas. Hasta hace pocos años le acompañaba en sus expediciones su pareja, Kei Taniguchi, que murió accidentalmente en el Monte Kurodake. Con ella Hiraide consiguió su primer Piolet de Oro en 2009 y Taniguchi se coronó como la primera mujer en lograr este preciado reconocimiento. Seguro que el gran alpinista japonés se acordaría de su compañera mientras recibía el prestigioso galardón. Es el reconocimiento a su constancia y valentía. Y, quizás, al gran alpinismo japonés.