Los algonquinos se acercan a pueblos indígenas de Bolivia

Para cumplir una antigua profecía, que anuncia unión y desarrollo, desde hace tres meses un representante del pueblo Algonquino de Canadá está en Cochabamba intentando hablar con los representantes de las 36 naciones originarias y con el máximo líder indígena del país, el presidente Evo Morales, para concertar un encuentro con el máximo líder de esta nación originaria del norte del continente, Wabiska Mukwa.

Según explicó el representante de este pueblo, Bill Burgess, esa profecía, trasmitida de generación en generación y que debe ser cumplida ahora por los actuales líderes algonquinos, asegura que Norteamérica es una gran tortuga que necesita unirse a Sudamérica, que es otra gran tortuga, para integrarse y conformar una sola isla tortuga.

Esta predicción sostiene que sólo con esta unión los originarios de ambas regiones del continente podrán jugar un rol importante en el mundo, de aporte al desarrollo de la civilización.

Con la ilusión de cumplir este sueño, que la vez es una importante misión, Burgess trabaja desde Cochabamba con un grupo de consultores bolivianos que intentan lograr un acercamiento para construir fuertes lazos económicos y comerciales.

El delegado algonquino sostiene que se quiere conversar sobre una alternativa a la Atpdea, que fue rescindida por el gobierno de Estados Unidos a través del cual se liberaba de impuestos a los productos bolivianos, que en algunos casos, como el de la ropa de lana de alpaca o llama, y pese al apoyo de naciones como Venezuela o Brasil, no encontraron un mercado sustituto, precisamente por el clima tropical de estos países. Con esa propuesta encontrarían un mercado alterno debido a las bajas temperaturas de Canadá.

Burguess informó que otra de las responsabilidades que debe cumplir en Bolivia es, precisamente, presentar la oferta de incluir a los indígenas bolivianos en una forma diferente de cooperación para hacer negocios entre pueblos originarios, que ya se aplica entre los originarios de Canadá y Estados Unidos, al margen del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (Nafta, por su sigla en inglés) y, en este marco, desarrollar acuerdos comerciales con nuevas reglas favorables para los pueblos originarios de ambas regiones.

El representante algonquino explicó, además, que para ellos, igual que para las naciones originarias de Bolivia, su territorio los llevó a 500 años de negociación con el Gobierno de su país para definir la propiedad. Informó que respecto a la posesión de los recursos naturales, cada pueblo aborigen de Canadá actualmente tiene un tratamiento diferente y que los algonquinos “tienen  mucha fuerza, porque si una empresa quiere hacer trabajos de exploración o explotación de los recursos naturales en nuestro territorio, primero tiene que consultar para pedir permiso, tanto en minería como en petróleo, y así se garantiza que no se le haga daño al medio ambiente y que se generen fuentes de trabajo”.

SIMILITUDES

Más allá del parecido físico entre las personas que forman parte de los pueblos algonquinos y bolivianos y a pesar de que hay diferentes idiomas y culturas (habla inglesa en el norte y española en el sur), ambos pueblos utilizan términos muy similares para identificarse a sí mismos y para nombrar a sus aspiraciones y necesidades.

Mientras en Bolivia los indígenas se llaman “pueblos originarios”, en el Canadá se identifican como  “comunidades aborígenes”.

Antecedentes del pueblo

Los pueblos algonquinos se extienden desde Virginia hasta las Montañas Rocosas y por el norte a la Bahía de Hudson. La mayoría vive en Quebec (Canadá); nueve bandas algonquinas en esa provincia y una en Ontario.

Los algonquinos fueron las primeras personas en vivir en lo que hoy es la ciudad de Nueva York. Eran parte de un gran grupo que hablaba la misma lengua y que vivía a lo largo de la costa este de Norteamérica. Estaban divididos en muchos grupos familiares, y en cada grupo se llamaban a sí mismos por el lugar o área geográfica donde vivían.

Los Canarsies vivían en Brooklyn, Los Rockaways, Manhassets y Massapequas vivieron en lo que hoy es Queens y Long Island.
Muchos algonquinos todavía hablan su lengua, llamada generalmente anicinàpemowin o también omàmiwininìmowin. Esta lengua se considera uno de los varios dialectos de los idiomas Anishinaabe.