Achamoco, la tierra de la comida de las abuelas
Dicen que la comida ancestral en Achamoco (Arbieto) es más rica. Pronto lo sabremos. Casi es mediodía en esta comunidad, que casi se ha quedado sin hijos por la migración. El aroma de las laguas ya se siente en la plaza, que por ser día de la XV Feria de la Ñawpa Manka Mikhuna está llena de puestos de comida que ofrecen platillos como los que hacían las abuelas.
Doña Nicolasa es una mujer de trenzas blancas, sentada en el corazón de la plaza. Le cuenta a Wilfredo Camacho, organizador de la Feria: “ahora los jóvenes prefieren comer arroz y macarrones, que no los alimentan. Antes comíamos maíz y trigo”.
Al probar una jarwi lagua, que mujeres como doña Nicolasa hicieron, espesas, con papas del lugar, colorante, llajua y la sazón propia del valle, los comensales se marchan contentos, llevándose algo para el camino. Está confirmado que la comida es rica y variada. En el menú hay sajta, papaliza, conejo, papa uchu, ají de arbejas y laguas.
El ch’ajchu del valle y su inconfundible mezcla de sabores cautivó a los comensales. Verónica y su mamá, Martha Soto, elaboraron el platillo como manda la tradición: quesillo fresco, rodajas de huevo, chuño picado, habas desmenuzadas, colitas de cebolla verde, carne hervida y encima su ají colorado.
El wilcaparu y la tostada refrescaron a los comensales. Había que tomarlas en tutuma para sentir el sabor sobrio del maíz negro o la cebada mezclada con cereales.
Muy cerca de las bebidas estaban los tostados. Resaltaban los de haba: por estar casi carbonizados, después de ser retostado en ollas de barro, pero con la esencia del cereal. También, destacaron el pan de trigo y las empanadas de zapallo. Brilló la quispiña, bocadillo hecho de trigo y quinua, que se vendió como pan caliente.
Pero, este año la feria sorprendió con la variedad. De ello se encargó el grupo Conservación y Desarrollo, que elaboró en cocina de barro y horno de barro rellenos de quinua con queso fundido y achojcha. También, pimentones rellenos con quinua y tojori con leche. Sus platillos fueron los más solicitados.
La típica mujer del valle fue protagonista de la Ñawpa Manka Mikhuna en réplicas diminutas de la “cholita marina”. Hábiles artesanas le dieron vida con cintas hechas con pulpa de durazno.
Esta muñeca de antaño, a la que sólo se la ve en fiestas patronales, estuvo en Achamoco. Por su fama ha cruzado las fronteras.
Han llevado la marioneta, hecha con durazno de San Benito, a Inglaterra y Estados Unidos, contó la vendedora Teodolinda Maida. Su imagen evocó aquel tiempo en que la muñeca se exponía en fiestas del valle.