Sandalias personalizadas: El abarquero de Aiquile lleva casi una vida reinventando su trabajo
Han pasado cuatro horas desde que Primitivo López empezó a fabricar un par de abarcas personalizadas. Lo advirtió desde un principio: “El proceso es largo, pero el producto final es de calidad”. La paciencia de este artesano se refleja en sus creaciones, ningún detalle está fuera de sitio y son una respuesta fiel a las exigencias de sus clientes.
La fabricación de las abarcas empieza con un diseño plasmado en papel. A partir de su imaginación y siguiendo al pie de la letra las peticiones de su cliente dibuja su creación.
“Unos creen que se hace así nomás, pero no, todo empieza en el papel, ahí tengo que dibujar los moldes”, remarca, mientras muestra un viejo maletín, donde guarda decenas de patrones, cada uno fue hecho por un pedido.
El proceso de elaboración de una abarca personalizada incluye un diseño especial de los tiros que sostienen la plantilla. Pueden ser gruesos, delgados, trenzados, con aguayo, de color, con letras grabadas, redondeado o recto. También se elige el grosor de la suela a medida del cliente y trillas.
Luego de diseñar los tiros de la abarca en papel, López los prueba sobre un molde de madera y prepara los materiales para la fabricación. Este artesano de talla baja sabe que su trabajo es único y difícil de imitar. Con el fin de no fallarle a ningún cliente adaptó cada herramienta y sitio de su taller a sus necesidades.
Proceso
Como primer paso, el artesano sumerge las plantillas de cuero y las suelas en el agua. Unos minutos después dibuja las trillas en la parte posterior de la suela.
“Lo que dibujo en la suela de goma sale de mi cabeza”, cuenta al formar las trillas con un cuchillo especial.
El siguiente paso es marcar con tiza el molde sobre los retazos de cuero y luego recortarlos con precisión. Para cada par de abarcas se usan unas 20 piezas.
“Ya con las piezas de cuero se pasa a unirlas en la máquina de coser”, relata mientras une unas piezas de cuero con una máquina que adaptó para trabajar ese material.
Luego procede a encajarlas en las plantillas de cuero que fueron martilladas para evitar que se ensanchen y a marcar líneas diminutas en su borde como decoración. También aplica unas gotas de jugo de limón para darles un brillo particular.
Una vez que las piezas están puestas en la plantilla las une con la suela con unos 15 clavos, finalmente termina con el corte de la goma sobrante.
López sonríe cada vez que ve su obra terminada y espera que su cliente la reciba de la misma manera. “Aquí en Aiquile seremos unos seis que hacemos abarcas, aún la gente las compra, incluso, han venido algunos de Alemania e Italia”, aseguró. Sus diseños innovadores hacen que su oficio continúe creciendo.
250 bolivianos es lo que puede
llegar a costar una abarca. Pero hay desde 70. El contacto del artesano es 68458849.
02- El artesano cose las piezas de cuero en una máquina que el mismo adaptó para su trabajo.
03- Las formas de las trillas o marcas en las suelas de la abarca surgen de la creatividad de Primitivo, sin seguir
un patrón común.
04- Uno de los pasos más difíciles en la fabricación de abarcas es el “redondeado” de las suelas de goma, se requiere mucha precisión.
05- El artesano muestra una abarca cuyo diseño fue personalizado según las exigencias de una cliente.