Oviedo

Las revistas científicas «Nature» y «Science» recibieron el pasado octubre el premio «Príncipe de Asturias» de Comunicación y Humanidades en medio de grandes elogios. Pero no se puede hablar de unanimidad. Ayer mismo Juan Aréchaga, catedrático de la Universidad del País Vasco y director de «The International Journal of Developmental Biology», la revista científica española más citada en el mundo, publicaba en el diario «El País» un artículo titulado «Revistas científicas en España, entre el aldeanismo y el desdén», con duras criticas a las dos publicaciones y a sus méritos para recibir el premio.

Aréchaga dice en su artículo que «Nature» y «Science» son «auténticos iconos demiúrgicos de una nueva religión intelectual a los que parece que todos los investigadores debemos mostrar adoración y pleitesía. Un aldeanismo más propio de otros ambientes y, por supuesto, inimaginable en Francia o en Alemania, por ejemplo». Y añade: «¿Qué es lo que se ha pretendido realmente con dicho premio?, ¿dar fe pública de la incompetencia de nuestras revistas científicas para competir internacionalmente?, ¿buscar el efecto milagroso del brazo incorrupto de Santa Teresa, como decía Ortega, cuando paseaban por España al laureado Cajal, quien nunca publicó en "Science" o "Nature"?».

El catedrático vasco considera que «son muchas las preguntas que podríamos hacernos acerca del discutible premio asturiano, que ha sorprendido incluso a las propias revistas galardonadas. Sin embargo, nos centraremos en algo que parece que ha pasado inadvertido a sus patrocinadores. Nos referimos a que las centenarias y renombradas publicaciones han sido, ante todo, la punta de lanza de la ciencia británica y norteamericana» y «un formidable negocio editorial» que beneficia «exclusivamente a la compañía privada Nature Publishing Group y a la American Association for the Advancement of Science».

Más aún, «no liberan el contenido de su edición electrónica -pasado el tiempo prudencial que permite la viabilidad económica de las publicaciones-, sino que lo mantienen bloqueado permanentemente; una excelente fuente adicional de ingresos proporcionada por las nuevas TIC para la venta, por vía electrónica, de artículos sueltos».

Aréchaga destaca paralelamente «el gran avance experimentado por las revistas científicas españolas» pese a que carecen «aún de un plan estratégico nacional para avanzar en su profesionalización y en la creación de consorcios de venta al exterior» y añade que «en el recientemente aprobado plan nacional de I+D+I 2008- 2011 no existe ni una sola referencia, siquiera indirecta, dedicada a la promoción de revistas científicas españolas de calidad, a pesar de que durante su desarrollo se irán al exterior cientos de millones de euros».

El catedrático vasco concluye deseando «que no tengamos que esperar, como siempre, a que sean los extranjeros -algunos estamos sintiendo ya su aliento en la cerviz- los primeros en darse cuenta del valor de las revistas científicas españolas, justamente lo contrario de lo que se ha hecho con el reciente premio "Príncipe de Asturias"».