La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Camín real

Oficios ambulantes de otro tiempo

Albarderos, piñereros, goxeros, caldereros, quincalleras, mieleros o cómicos forman parte de un paisaje nómada pero cotidiano en las aldeas

Caballerías con sus albardas junto al puente de Peñaflor (1930). | Marqués de Santa María del Villar

Hace muchos años que no se ven por los caminos de Les Regueres, ni por otros, a aquellos personajes ambulantes que tenían distintos oficios: afiladores, albarderos, caldereros, goxeros o maconeros, mieleros, paragüeros, piñereros, titiriteros o cómicos…

Los albarderos venían de León, de Forniella y de Trescastro, a caballo, o andando, con un macuto al hombro, como un hatillo atado por las cuatro puntas. Llegaban anunciándose: “¡Albarderooo…! ¡Albarderooo…!”. Los albarderos hacían o reparaban albardas, mollidas, collarones, cornales, sobeos, cabezadas y vaños para echar el trigo al aire… Cuando se necesitaban sus servicios había que darles de comer y sitio para dormir. Hacían una albarda en menos de un día, pero se dedicaban, sobre todo, a reparar las viejas. Tenían veceros o clientes fijos. Poseían su propia jerga, llamada “burón”. Algunas palabras que nos dejaron y se mantienen en la actualidad: aborronar (hoguera con restos vegetales), antiparras (gafas), chumar (beber), clamiar (pedir), galufu (cerdo), xabeca (albarda)…

Los piñereros venían de Aliste, Zamora. Llegaban al pueblo en caballos cargados de piñeras (cedazos de malla muy fina para peñerar la harina), vaños y cribas, hasta los topes y empezaban a decir a toque de silbato y a viva voz: “¡Comporimpiñeras! ¡Piñererooo!”.

Los goxeros o maconeros venían de Peñamellera. El más famoso fue Reloba, que, en realidad, se llamaba Juan José Ruiloba. Hacían cestos de carretera, macones, cestos para las patatas, para llevar la comida, goxes de coyer el pan. Algunas las hacían dentro del hórreo o panera, para almacenar allí el trigo, pues eran tan grandes que no cabían por la puerta. Utilizaban una jerga gremial llamada “cascón o donjuán”. Algunas palabras que utilizaban: divisantes (ojos), cutrón (pan), cuquilis (azúcar), escundiar (casar), guzmaya (leche), morapio (vino), torcedera (comida), quiricoa (Dios).

Una familia con una goxa de coyer pan en Biedes.

Jergas y costumbres

Los paragueros/caldereros, más bien hojalateros, venían de Nogueira de Ramuín, en la provincia de Orense, y alguno de Pontecaldelas, Pontevedra. Se dedicaban a componer platos, potas, fuentes y paraguas, y usaban una jerga para entenderse entre ellos llamada “barallete”. Empezaban a venir con 10 o 12 años. Se quedaban normalmente en casas fijas. Cargaban al hombro un pesado cajón de madera con asas de cuero, en el que llevaban tijeras de cortar lata, clavos, trozos de hojalata, estaño, remachadora, martillo y todo el material necesario para su trabajo. Arreglaban las potas, poniéndoles un fondo; hacían embudos, candiles, zapicas para la leche, con las latas de aceite, a las que quitaban la tapa y ponían un asa, como una jarra. Reparaban paraguas y calderos. Se anunciaban cantando: ¡Caldereroo!, ¡Paragüeroo!…

Los afiladores, venían de Orense, de Pereiro de Aguiar, de Esgos, de Xunqueira de Espadañeda, de Castro Caldelas, de Puebla de Trives, de Nogueira de Ramuín y de San Juan de Río. Primeramente, venían andando con la rueda a cuestas, lo que suponía un esfuerzo inmenso. Más tarde adaptaron la rueda grande del pedal para rodar y empujar el equipo por los malos caminos de los pueblos con menor esfuerzo. Después, venían en bicicleta, en la que traían la rueda de afilar y, en los últimos tiempos, en motocicleta. Tocaban el silbato, que era especial, de 7 notas, llamado chiflo, también de fabricación propia. Era una placa de madera con agujeros de distinto tamaño en forma triangular.

Las cacharreras/quincalleras, venían en burros y acampaban unos días en distintos lugares. Traían en grandes baldes: vasos, platos, ollas, sartenes... Otras traían en exclusiva pucheros de barro y cazuelas desde Zamora, Galicia y Portugal. También había cacharreras de aquí, como María y Tiva la Faruca de Cogollo, que iban recorriendo distintos pueblos de la cuenca minera, de Avilés, etcétera.

Desde La Alcarria venían mieleros, de Peñalver en Guadalajara. Iban vendiendo casa por casa vestidos con un blusón, unas alforjas colgadas al hombro, y la romana para pesar la miel. En cada una de las alforjas llevaban una tina de madera de unos 10 Kg, más otra en la mano con un gran cucharón de madera.

La animación la ponían los titiriteros y cómicos, compañías ambulantes, generalmente formadas por miembros de una familia. Hacían un poco de todo: payasos, malabares, magia, comedia... Actuaron en casi todos los establecimientos del concejo. Fue famoso Pita de Galicia, con su familia y su carromato.

Estas gentes trabajadoras y honradas, medio nómadas, formaron en su día parte de nuestras vidas, aunque fuese de una manera efímera. Merecen nuestra admiración por la vida tan dura que les tocó y el arrojo que demostraron en ella.

Compartir el artículo

stats