Lo que hay que oír

A sus plantas rendido un león

Un Mundial con mucha lengua que cortar

ilustracion globo balon

ilustracion globo balon / Ilustración: Pablo García

Francisco García Pérez

Francisco García Pérez

Pues ya se acabó el Mundial de fútbol ese que todos íbamos a boicotear no viéndolo y que era una vergüenza planetaria por celebrarse en Catar y que se celebraba en fechas absurdas y que qué asco de corrupción, por resumir. Pues ya se acabó ese Mundial que tantos millones acabaron por ver, ya que −decían− ignominias hay muchas en el universo este como para andarse con melindres, que fúrgol es fúmbol y yo me divierto como me da la gana, qué pasa, que te arranco la cabeza: por sintetizar, digo. Los adjetivos se agotaron para el último de los 64 partidos, el Argentina-Francia: la final más colosal, hermosa, inenarrable, turbadora, inefable, extraordinaria, emocionante, dramática, angustiante y angustiosa, excitante, espectacular, magnífica, trepidante, vertiginosa… No hubo fatiga de materiales: hubo fatiga de adjetivos. Y −sea dicha la verdad− reunir en una hectárea de prado a once multimillonarios de nacionalidad francesa que plañen imprecando a los cielos junto a once multimillonarios de nacionalidad argentina que brincan, saltan y se arrojan sobre el césped presos de grande euforia e igual de aspaventeros… es espectáculo que no nos regala este mundo traidor a diario. Parece un chiste surrealista del surrealista Eugenio: "Saben aquell que diu que un tipo enciende la tele y sale una porción de billonarios franceses llora que te llorarás y otra de billonarios argentinos ríe que te reirás…".

El título de estas líneas es un verso del antiguo himno argentino. Lo usó el gran novelista marplatense y futbolero Osvaldo Soriano para uno de sus libros. Argentino, escritor y loco por el fútbol parece un pleonasmo: Panzeri, Fontanarrosa, Martín Caparrós, Sacheri, Valdano… Pues bien: la selección albiceleste ha rendido a sus pies al león galo. Por lo tanto, "al gran pueblo argentino, salud", como desea aquel cántico. Aunque me malicio que los combinados triunfantes de verdad fueron dos: Catar y el parné (más pleonasmo). ¿Catar o Qatar? La Fundéu (la unidad de acción inmediata e internauta de la Academia) dictó unas cuantas sugerencias antes del espectáculo. A la consideración de ustedes someto si fueron o no atendidas: (1) La Ortografía de la lengua española recomienda emplear Catar para referirse al país cuya capital es Doha. (2) Las denominaciones alternativas de las selecciones nacionales se escriben sin comillas y con mayúscula, aunque no el artículo: la Albiceleste, la Blanquirroja, la Cafetera, la Celeste, la Roja, el Tri, la Tricolor… (3) El plural de córner es córneres, no córners. (4) La grafía adecuada es penalti, y no la original inglesa penalty. (5) Los fuera de juego y los fueras de juego son ambos plurales adecuados. (6) El sustantivo órsay se escribe con tilde por ser una palabra llana y seguir las reglas ortográficas al respecto. (7) Las faltas se señalan, no se señalizan: señalizar significa colocar señales en un lugar. (8) Debe decirse la pierna derecha, no su pierna derecha, para evitar anglicismo y galicismo. (9) Son correctas las expresiones tiempo de descuento y tiempo añadido.

No son ni siquiera diez, pero solo para que se hagan idea de lo bien defendido que estuvo el idioma español comparto aquí lo leído a una afamada columnista sobre esa capa o manto (el bisht) que pusieron sobre los hombros de Messi para que, como capitán, recogiese el trofeo mundial y lo viera todo el planeta Tierra: "En aceptar el bisht parece haber educación por parte del argentino y impudicia [sic] por parte de la FIFA". ¿No habíamos quedado en que si la palabra siguiente comienza por "i" la conjunción copulativa que corresponde es "e"? Otro columnista de mucho pro, escribe también refiriéndose a la misma prenda: "Ese día se lo pone [sic] el emir, los ministros y la gente importante". ¿No habíamos quedado en que si el sujeto es plural lo ha de ser el verbo asimismo?

Queridos lectores: les deseo un sosegado año 2023. A ver si nos dejan. Y les doy muchas gracias por leerme.

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