En la Algalia de Santiago temen la reapertura de un pub: «Volverá el calvario del ruido»

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

xoan a. soler

No creen que el local haya sido bien insonorizado porque «se oye el taladro»

06 ene 2024 . Actualizado a las 19:38 h.

José Luis C. teme que el tiempo de «tranquilidad y de descanso», desde que el pub situado en el bajo de su casa en la rúa Algalia de Arriba fue cerrado, tenga los días contados. Acaba de recibir una notificación para informarle de que el próximo día 3, a las 11 horas, se realizará una medición de ruidos; y «eso significa que quieren volver a abrir». El vecino está preocupado porque «fue mucho tiempo de angustia, durante cuatro años estuve peleando para poder volver a dormir con normalidad, y ahora veo que tengo que volver a empezar».

En las últimas semanas —asegura— se están haciendo obras en el interior del local, y según le dijeron «es para insonorizarlo», pero José Luis se pregunta «¿cómo va a estar bien insonorizado?. Es una broma. Ayer [por el miércoles de esta semana] se oía el ruido de un taladro. Si está insonorizado, no puede oírse un taladro», replica.

Aunque considera que el más perjudicado por los ruidos «interiores y exteriores soy yo, los demás vecinos tienen problemas también. Además de la música que se oía en mi casa, estaba lo de la calle». José Luis comenta que cuando en ese mismo local hubo una coctelería, «la música era más suave, y el descanso era posible, pero con los últimos, la música era terrible. Desde las doce y media de la noche hasta las cuatro de la madrugada de prácticamente todos los días, un calvario». Añade que hubo un tiempo en que en alguna de las habitaciones no se escuchaba casi nada, pero «luego hicieron algo de obra para supuestamente insonorizar, y entonces ya se oía en toda la casa».

José Luis recuerda que ante la puerta del pub se reunían unas cuarenta o cincuenta personas que «se quedaban hablando y gritando. No soy el único afectado de la calle». Entiende que lo que ocurre en el exterior no es responsabilidad del local, pero «estando cerrado, no hay ruido ni suciedad; en la calle había restos de orina y caca. Todo volverá, si le dan el permiso». Este hombre asegura que, después de unos meses tranquilo y durmiendo como hacía años que no lo hacía, «cuando empezaron con obras, vuelvo a estar angustiado todo el día, tengo miedo de lo que me pasará otra vez. La situación me genera mal cuerpo».

El vecino se pregunta «por qué el Concello va a dar permiso para abrir un local de ocio nocturno en una zona como la Algalia; es una calle de vecinos, pero no tenemos derechos». Se muestra especialmente molesto por las palabras de los portavoces de los hosteleros, que «dicen sentirse maltratados por el Ayuntamiento, y los vecinos ¿cómo tenemos que sentirnos?». El hombre dice no tener nada contra el propietario del local ni contra quienes vayan a alquilarlo, pero les sugiere que abran un establecimiento de hostelería diurna. «En la calle está el café Recantos, a las doce cierra, son gente educada, no se oye un ruido. Ellos viven y dejan vivir, pero si vuelve el pub, los vecinos estamos perdidos, porque volverá el calvario».

José Luis intentó vender su piso para irse a otro sitio, pero «no compra nadie con un pub abajo. Los pisos pierden valor y, además, ¿por qué tengo que irme de mi casa para que otro abra una discoteca? Porque eso no era un pub, era una discoteca en toda regla, con pista de baile y música a todo volumen».