A la UD Ourense solo le faltó la chispa ante un Bergantiños agigantado (0-1)

El líder es líder por algo y lo sufrió en su propia piel una UD Ourense que hizo muchas cosas bien, pero no tantas como las que cuajó el Bergantiños en las áreas, para imponerse en una fría tarde en Oira (0-1), abriendo de paso un boquete de siete puntos, con respecto a su víctima, en la carrera hacia la primera posición del torneo.

Ambientazo en las gradas para empezar y dos contendientes dispuestos a mover el balón con soltura. Tanto Jorge De Dios como Secho plantearon dos modos similares de ejecutar el deporte rey. Bien situados en sus parcelas defensivas y, a la vez, fiando el manejo del balón a volantes de una calidad notable, pero comprometidos con sus compañeros. La disputa de la posesión era ardua, pero si el cuero llegaba a los adelantados ourensanistas el juego parecía más vertical. En todo caso, la primera opción clara llegó en un lanzamiento de esquina que Viti remató impecable para estrellar el cuero en el travesaño.

David Rojo era un incordio en el área visitante y un taconazo suyo no lo cazó por poco Antón Guisande. Sí encontró Varo poco después la dejada del siete, si bien el disparo del lateral lo cortó el valladar Kanoute.

En el ecuador de ese período inicial apareció Álex Ramos, para aprovechar un error en salida de los de casa, pero la zaga local cortó a córner, cuando Mario Musy ya estaba con la caña preparada. El choque había tomado velocidad y otra internada hasta la cocina de Varo, que no logró conectar con Rojo y Antón, volvió a animar a la grada vermella. Canedo estuvo listo también para evitar que Alfaya recibiera el pase teledirigido de Champi.

Entre medias, De Prado cortó otro aviso serio de Álex Ramos, pero el Bergan golpeó con fuerza en el 43, cundo Musy le ganó la espalda a la defensa y recibió una golosina que transformó en gol, pese a que el colegiado terminó por endosarlo a Corzo en propia meta.

Tras el paso vestuarios, los ourensanistas quisieron pisar el acelerador, pero sus intentonas fueron más deslavazadas y guiadas por las ganas, en vez de ajustarse a su plan de partido. Yelco probó a Álex Canedo, pero el meta llegó bien abajo y no tardaron en inquietar de nuevo las diagonales de Marcos Remeseiro y Álex Ramos desde ambos costados, en las transiciones rápidas de los de Carballo. Un viejo conocido, Manu Núñez, puso a prueba a Cobo, que también frenó otra intentona del omnipresente Ramos.

La verticalidad de Antón Guisande forzaba las incursiones más diáfanas de los anfitriones, pero Canedo tapó con el pie uno de sus envenenados centros desde la línea de fondo, mientras que Varo no acertó a definir otra de las galopadas del pontevedrés.

Tampoco flaqueó el elenco forastero en los lances de estrategia, que resolvió con solvencia, al igual que supo administrar el paso de los minutos a su favor. La afición ourensanista empujó a los suyos hasta el final, pero esta vez faltó precisión.

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