Cuatro siglos de una declaración absurda

Moncho Núñez Centella

LA VOZ DE LA ESCUELA

Por continuar defendiendo el heliocentrismo a pesar de ser advertido hace ahora 400 años, en 1633 Galileo fue juzgado por la Inquisición, obligado a abjurar, y condenado a permanecer en arresto domiciliario hasta el fin de sus días (Galileo ante el Santo Oficio, cuadro de Robert-Fleury)
Por continuar defendiendo el heliocentrismo a pesar de ser advertido hace ahora 400 años, en 1633 Galileo fue juzgado por la Inquisición, obligado a abjurar, y condenado a permanecer en arresto domiciliario hasta el fin de sus días (Galileo ante el Santo Oficio, cuadro de Robert-Fleury) CUADRO

24 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

ace ahora cuatro siglos. El miércoles 24 de febrero de 1616, los miembros de una comisión del Santo Oficio formada por once teólogos ?entre los que se encontraba el dominico Tomás de Lemos, natural de Ribadavia? rubricaban en Roma un veredicto histórico. La Inquisición quería pronunciarse sobre el heliocentrismo, una vez se iba conociendo la postura favorable de Galileo Galilei, a quien la idea copernicana le parecía más coherente con sus observaciones al telescopio. Entre los firmantes de la declaración no había ningún astrónomo, pero unánimemente concluyeron que la afirmación de que el Sol no se mueve es «necia y absurda en filosofía; y formalmente herética, por contradecir la Sagrada Escritura»; también declararon que decir que la Tierra gira sobre sí misma es «absurdo filosóficamente» y «al menos erróneo en la fe». 

Ahí es nada; el pensar que la Tierra gira alrededor de sí misma y también alrededor del Sol es literalmente una idea «stultam et absurdam in Philosophia». Pasando por alto lo de la estulticia, y de acuerdo con Concepción Arenal (véase la cita), pensemos en el porqué de la calificación de absurdo. La etimología es elocuente: ab-surdus es aquello que proviene de la sordera, y por lo cual resulta a su vez ininteligible. Y si no lo entendemos es quizás porque es ilógico. En este sentido, tenían toda la razón los teólogos del Santo Oficio; para ellos decir que el Sol no se mueve es absurdo, porque es ilógico. Veamos: todos los cuerpos celestes se mueven; el Sol es un cuerpo celeste; luego el Sol se mueve. He ahí un típico silogismo (en Darii) que supongo haría furor escolástico y aristotélico. Esa lógica nunca falla. Pero la comisión no quiso ver que Galileo negaba la mayor: el movimiento de los cuerpos celestes es relativo, y si vemos girar el Sol y las estrellas es simplemente porque nos movemos nosotros. 

O sea que la declaración del Santo Oficio era hija de una lógica deductiva ?amada por Tomás de Aquino? de la que aquellos teólogos estaban prisioneros. Pero afortunadamente el mundo de la razón no terminaba ahí. A comienzos del XVII, el modo de progresar el conocimiento estaba siendo revisado por Galileo, al desafiar las premisas de la autoridad armándose de empirismo, y se estaba abriendo paso una lógica inductiva, que defendía el filósofo Francis Bacon. Era aquella una revolución profunda en la historia del pensamiento. Era lo que ahora llamamos un cambio de paradigma, cuando se modifican las reglas del juego, y los cambios convierten en absurdo todo lo que antes resultaba lógico. Pero siempre hay quien sigue cantando las cuarenta cuando hemos pasado a jugar al mus. 

Fue también por entonces cuando Shakespeare puso en boca de Hamlet estas palabras: «Hay más cosas en el cielo y la tierra, Horacio, que las que sueña tu filosofía». Salgamos de esquemas filosóficos. En general, absurdo es lo que no podemos explicar de modo razonable; quizás, todo lo irracional. Puede afectar a un mundo extenso, al que pertenecen innumerables realidades ?sobre todo emocionales? de nuestra vida y de nuestra cultura. Comenzando por algunas tan importantes como el impacto personal del amor o la conmoción ante una muerte cercana y muchas otras que se encarnan en tradiciones, afectos, devociones y credos, como queda reflejado en la colección de citas; y también, muchas otras creaciones humanas de las artes, las letras y la política. En todos esos campos, convivir con el absurdo no tiene problemas. Los conflictos nacen cuando nos exigimos una vía de razonamiento, como quería Tomás de Aquino para la fe. Ahí, la ciencia siempre gana. Porque a la hora de explicar la naturaleza y sus fenómenos el camino de la razón es imprescindible y no hay más autoridad que la prueba experimental. Nos guste o no, al margen de cualquier relato bíblico y cualquier silogismo, aunque Copérnico y Galileo no hubieran existido, la Tierra seguiría girando. ¿Verdad que hoy resulta absurda la declaración de aquellos teólogos sobre un tema de astronomía? 

Palabras con historia

Cuando no entendemos una cosa, es preciso declararla absurda o superior a nuestra inteligencia. Generalmente se adopta la primera determinación.

  • Concepción Arenal (1820-1893)

En política, lo absurdo no es un obstáculo.

  • Napoleón Bonaparte (1769-1821)

No hay idea que sea tan absurda que no haya sido dicha por algún filósofo.

  • Marco Tulio Cicerón (106-43 aC)

Si no se ama de una manera absurda, no se ama.

  • Anne Ninón de Lenclós (1620-1705)

Las costumbres más arraigadas son a menudo las más absurdas.

  • Marcel Proust (1871-1922)

De devociones absurdas y santos amargados, líbranos, Señor.

  • Teresa de Cepeda y Ahumada (1515-1582)

Creo porque es absurdo.

  • Quinto Septimio Florente Tertuliano (160-220)

Lo absurdo es la razón lúcida que constata sus límites.

  • Albert Camus (1913-1960)

Actividades

1. Dos semanas después del veredicto, un decreto de la Congregación del Índice suspendió el libro donde Copérnico presentaba el modelo heliocéntrico «hasta ser corregido», prohibiendo también por extensión «todos los otros libros que de manera similar enseñan la misma cosa». Averigua en qué año fue retirado del «Índice de libros prohibidos». En aquel mismo decreto se prohibía también la obra «Sobre Job» del filósofo español Diego de Zúñiga. Haz una lista con nombres de otros escritores españoles que vieron sus obras incluidas en el «Índice». 

2. En matemáticas se utiliza con frecuencia la reducción al absurdo como método de demostración, y ya fue empleado por Euclides 300 años antes de nuestra era. Toda la geometría euclidiana está basada en cinco afirmaciones que nunca se han demostrado falsas. Haz un dibujo que ilustre cada uno de los postulados. Expresa con tus propias palabras el quinto postulado de Euclides, o postulado de las paralelas.

3. El movimiento teatro del absurdo abarca un conjunto de obras escritas a mediados del pasado siglo. Entre ellas, las principales o más famosas son «Esperando a Godot», de Samuel Beckett, y «El rinoceronte», de Eugène Ionesco. Infórmate sobre su contenido y sugiere situaciones de las que aparecen en el periódico de hoy que podrían relacionarse alegóricamente con una de esas obras.

4. En el siglo XIII, el teólogo y filósofo Tomás de Aquino defendió la razón como herramienta al servicio de la fe. Contrastad esa idea con la expresada mil años antes en la cita de Tertuliano, un padre de la Iglesia que por cierto no fue canonizado. ¿Qué posición os parece más compatible con el pensamiento actual?