Repasamos los dichos más populares que tienen vinculación con la milicia y con algunas tradiciones religiosas
18 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.En otros artículos comentamos el origen militar de expresiones como «eres un Viva la Virgen», «estoy baqueteado», celebrar «a bombo y platillo», «vete al carajo», «salvarse por los pelos» y algunas otras tan conocidas. Por ello, en esta ocasión y cuando ya se acercan las celebraciones de Semana Santa, queremos incidir en otros dichos populares vinculados a la milicia y a algunas tradiciones religiosas.
Efectivamente, podemos señalar que hoy en día con la expresión «Apaga y vámonos», queremos indicar que una decisión adoptada sobre un asunto importante, al tomarse a la ligera o sin fundamento, no está a la altura que merece y, por tanto, la consideramos disparatada o ilógica. Y también, cuando no hay una solución razonable.
Según cuenta la leyenda, como la vida militar requiere en la mayoría de las ocasiones resolución, brevedad y diligencia (mayormente en situaciones de combate), se hizo un concurso para ver cuál de los candidatos presentados para sacerdotes castrenses decía misa en menos tiempo. Tal fue la circunstancia que el primero de los curas que subió al altar, una vez que saludó a los militares concurrentes al acto, dio a todos la bendición y pronunció el consabido «Ite, misa est» de conclusión de la misa. Sorprendidos todos los presentes, el segundo cura candidato se acercó al altar y en tono jocoso le dijo al monaguillo: «Apaga y vámonos»…
Otro dicho popular es «tener un ojo a la funerala» para referirse a un ojo morado y semicerrado a causa de un golpe o contusión. Portar las armas «a la funerala» es el modo de llevarlas en señal de duelo, protocolo militar que se sigue en ciertas ceremonias y en algunas procesiones de Semana Santa cuando desfilan tropas, es decir, apuntando las armas o fusiles hacia el suelo. El símil cuando decimos que alguien tiene «un ojo a la funerala» se entiende para indicar que el ojo contuso con el párpado caído, parece mirar al suelo…
Y para terminar podemos también comentar la expresión relacionada «Con cajas destempladas», que usamos para mostrar enfado y enojo. Cajas eran llamados los tambores, que siempre debían estar «templadas», es decir, con los parches tensos, excepto en actos envueltos en tristeza como ceremonias fúnebres o imposición de castigos, en cuyo caso se aflojaban para conseguir un sonido más sordo. Hoy en día pervive esta antigua tradición cuando en Semana Santa «se destemplan los tambores», en señal de dolor o tristeza.
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