La actual campaña sojera viene golpeada por una sequía pronunciada y, a raíz de eso, cada problema puede generar un daño mayor.
En condiciones normales de humedad, la planta de soja puede llegar a defenderse de la arañuela, pero en cultivos que están con poca agua, tanto la arañuela como los otros insectos se tornan doblemente complicados.
El daño que ocasiona esta plaga es la deshidratación por el raspado de la “piel” de la hoja. Cuando empieza a lastimar, lo hace por la base del folíolo y la hoja se vuelve amarillenta. Cuando el daño es severo, la hoja se vuelve marrón. Además, la arañuela teje una tela sobre las hojas, que se transforma en una barrera mecánica que dificulta el control químico.
Sin hormigas y con calor. El ingeniero Juan Ignacio Cacciavillani, especialista en control de plagas de Laboratorios Demeter, detalla que hoy los temas principales son la sequía y el calor como factores de envejecimiento de las plantas. Por los datos de la trampa de luz y el monitoreo de campo, la plaga principal este año es bolillera.
Otra plaga en aumento es arañuela, que ante estas condiciones climáticas está presente en esta etapa del cultivo. Además del clima, la explosión de la arañuela se debe a que muchos productores usaron productos para controlar bolillera y eso afectó la población de hormigas coloradas chiquitas, que hacen un muy buen control biológico sobre huevos y larvas chicas de arañuela.
Además, destaca la importancia de la velocidad de reproducción de este ácaro, que con estas temperaturas puede completar el ciclo de huevo-adulto en siete días; de allí la importancia de monitorear los cultivos más frecuentemente, abrir bien las plantas y revisar las hojas más bajas.
No desaparece con la lluvia. Los especialistas de Syngenta recomiendan no relajarse. "Cuando la arañuela se instaló en el cultivo, no desaparece aunque cambie la condición hídrica; esta plaga permanece en los estratos inferiores.
Si la situación hídrica es buena, el cultivo crece y se puede convivir con ella durante un tiempo más hasta buscar nuevas estrategias de control. Pero ni la arañuela ni el trips desaparecen porque llueva, afirma Mariano Granetto, del servicio técnico de Syngenta en el sudeste de Córdoba.
En ese sentido, Cacciavillani agrega: “La lluvia le lavó la cara al cultivo y esto no debe ser visto como el fin del problema, ya que en el mejor de los casos quedarán los huevos para iniciar un nuevo ciclo de ataque”.
Estrategia de control. En caso de plantas sufridas, que han perdido hojas, la recomendación es actuar con productos acaricidas y defender las hojas que quedaron de otros insectos defoliadores como las isocas, ya que son las hojas las que definirán el rendimiento.
“Cada año aprendemos algo nuevo en relación con las plagas, pero lo que sí tenemos claro es que un cultivo con buena disponibilidad de agua y buen desarrollo puede tolerar mejor el ataque de insectos. En esta campaña, una pequeña defoliación causada por un ataque incipiente de medidora o arañuela puede pasarnos la factura a cosecha”, afirma Cacciavillani.
Según los especialistas, lo mejor es aplicar con alta humedad relativa y esto ocurre durante las primeras horas de la mañana. Si esto no se puede lograr se deben utilizar aceites y otros coadyuvantes para menguar efectos adversos.
Con respecto a la estrategia de producto, el ingeniero Granetto propone: “Desde Syngenta estamos recomendando el uso de Voliam Targo, un producto registrado para control de arañuelas en soja que asegura un eficiente control y una alta persistencia si se aplica en los inicios de los ataques de la plaga. Es fundamental el uso Voliam Targo con aceite agrícola mineral o vegetal para favorecer la acción del insecticida”.