¿Qué es la frustración? 7 formas de combatirla

La frustración es un sentimiento que se produce cuando una persona no logra alcanzar un deseo y tiene una reacción adversa, alejada del autocontrol. Es un tipo de reacción emocional al estrés, que tiene su origen en el mal manejo de un resultado desfavorable obtenido. Es común sentirla cuando se tiene más estrés del debido ya sea en el ámbito laboral, personal o familiar.

La frustración puede afectar a una persona de formas muy diversas, tanto a nivel físico como psicológico, ya que afecta al estado de ánimo. Los efectos son muchos , pero suele ser una emoción de corta duración, que no dura mucho en el tiempo. Hay diversas formas de lidiar con esta emoción y una de ellas es trabajar la inteligencia emocional, es decir, la capacidad para reconocer y valorar las emociones, así como para expresar el sentimiento.

Origen

Comprender qué causa la frustración en cada ocasión, ayuda a terminar con ella

Comprender qué causa la frustración en cada ocasión, ayuda a terminar con ella. Recordar que es fugaz y trabajar otras maneras de reaccionar que nos hagan menos daño son algunos de los consejos de los expertos. Las causas pueden ser internas o externas. Algunas de las más frecuentes son: conflictos personales, molestias físicas que no remiten, problemas relacionales, noticias estresantes, etcétera.

Aunque cada persona reacciona de una forma y la frustración puede manifestarse de maneras diversas, estos son algunos de los signos más frecuentes: Sentir ansiedad en mayor o menor medida, tener un ataque de ira, sentir contrariedad, estar irritable, mostrarse abrumado y no ser capaz de relajarse. Hay algunos gestos que también pueden indicar este sentimiento, como fruncir el ceño, resoplar, suspirar o hacer movimientos corporales repetitivos.

Hacia la ira, tristeza o rabia

Distintos estudios sugieren que, tras un episodio frustrante, las personas pueden sentir una mezcla de emociones que incluyen estrés, ira, tristeza o rabia. Llevada al extremo, la frustración podría conducir a la agresión, un descenso de la autoestima o tendencia a la depresión. Si bien no durarán mucho tiempo, trabajarlas hará que se esfumen con mayor rapidez, pudiendo retornar a un estado de tranquilidad.

El estrés puede ser, en este caso, un factor determinante, porque puede hacer que la reactividad aumente y reducir la tolerancia a la frustración. Puede aportar una mayor sensación de pérdida de control y hacer que pequeños fracasos causen un nivel desproporcionado de contrariedad. Tener un buen manejo del estrés puede ser de gran ayuda a la hora de aliviar el sentimiento de frustración.

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A su vez, mejorar la tolerancia a la frustración puede ayudar a reducir el estrés, ya que ambos se retroalimentan, ya que la frustración es una reacción común a los factores estresantes recurrentes y el estrés puede ayudar a sentir incapacidad para alcanzar las metas, lo que predispone a la frustración en el momento que algo no sale como se espera.

La capacidad para lidiar con esta emoción se conoce como tolerancia a la frustración. Tener una tolerancia alta es un indicador de estar más y mejor preparado para enfrentar desafíos. Por contra, una baja tolerancia indica un mayor grado de frustración ante pequeños inconvenientes. Los expertos indican que hay afecciones que pueden reducir la tolerancia, tales como el autismo y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), entre otros.

Algunas formas de combatir la frustración o hacer que la tolerancia aumente 1

Comprender por qué sucede esto: Racionalizar la situación en cuestión, puede ser de gran ayuda. Es una forma de trabajar la inteligencia emocional.

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Recordar que, al igual que ocurre con el resto de emociones, no dudará mucho tiempo.

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Cambiar el foco de atención: Tratar de distraer la mente puede ayudar a dejar el espacio necesario y no dar paso a los sentimientos que la siguen: Llamar por teléfono, escuchar música, dar un paseo…

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Practicar la atención plena puede ser de gran ayuda: Vivir el momento, no anticipar, no juzgar… ayuda a combatir el estrés y, por tanto, a salir del bucle de la frustración.

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Técnicas de relajación: Respiración consciente, yoga, meditación… cualquiera de las herramientas que ayudan a reducir el estrés puede ser muy útil para elevar la tolerancia a la frustración.

6

Trabajar el optimismo: Desarrollar una perspectiva optimista aporta sensación de bienestar.

7

Estilo de vida saludable: Buenos hábitos de sueño, una alimentación antiinflamatoria, una vida activa y ejercicio moderado son hábitos que pueden ayudar mucho, al igual que dedicar tiempo al ocio y a las actividades creativas, que contribuyen a despejar la mente. Es importante que el trabajo sea constante y progresivo. Los resultados, llegarán.