Ray Cazorla, el canario que embaucó a empresas e instituciones durante años

El asesor 'fake'

Hasta aseguraba ser candidato al premio Nobel de la Paz y al Princesa de Asturias. Pese a lo inverosímil de tal currículum, nadie dudó de su palabra

RAY CAZORLA

Contra Rayco Antúñez hay una demanda colectiva por estafa que podría ascender a ocho millones

LA VANGUARDIA

Francisco Armas (nombre ficticio) sintió que se hacía justicia cuando el pasado mes de diciembre El Confidencial desarmaba la figura del empresario canario Ray Cazorla, un joven de barrio de la isla de Gran Canaria sin apenas estudios y que, a fuerza de mentiras y una gran capacidad para relacionarse y engañar, se vendía con 43 años como experto de liderazgo, asesor de los presidentes Barack Obama y Joe Biden, además de catedrático con dos doctorados honoris causa. Hasta aseguraba ser candidato al premio Nobel de la Paz y al Princesa de Asturias. Pese a lo inverosímil de tal currículum, nadie dudó de su palabra.

En un caso muy similar al del Pequeño Nicolás, Rayco Xerach Antúñez Cazorla creó durante años un personaje ficticio embaucando a instituciones, empresarios, famosos y medios de comunicación, que le convocaban para galas, entregas de premios, conferencias o entrevistas (una de estas con La Vanguardia el 24 de marzo del 2020). Todo era fake , una gran mentira. Se presentaba, incluso, como conseguidor de audiencias en la Casa Blanca. Todo falsedades mientras él se enriquecía a costa de las estafas.

Este canario se inventó su biografía como experto que trabajaba para la Casa Blanca y nadie lo dudó

“Cuando se destapó todo fue como un premio. Tantas veces deseando que pasara y por fin cayó su castillo de naipes y además lo han expuesto públicamente”, indica Francisco, que en el 2016 fue una de sus víctimas. Rayco le debe aún cerca de 50.000 euros que son “los ahorros de toda su vida” y que sabe que no cobrará nunca porque el “gran gurú del liderazgo” no tiene hoy nada a su nombre. Son más las personas estafadas por Rayco Antuñez dentro y fuera de España a las que prometía negocios suculentos que no llegaban a prosperar, incluidos eventos que no se celebraban. Ellos ponían el dinero y se quedaban con las deudas mientras Rayco se lo embolsaba, como relata esta víctima. Hoy hay en marcha siete demandas por lo penal en diferentes puntos de España, gestionadas por el bufete de abogados Martínez-Echevarría & Rivera por estafa. Se estima que el engaño podría ascender a ocho millones de euros. También el canario Juan Verde, asesor de Obama, ha puesto una denuncia por suplantación de identidad.

Francisco conoció a Rayco con 15 años. Los dos eran chicos de barrio (Rayco vivía en la subida de Mata) y coincidieron en una banda juvenil de cornetas y tambores. Entonces ambos iban al instituto y como recuerda Francisco, Rayco era un chico normal aunque en ocasiones “exageraba” las cosas a la hora de contarlas. “Recuerdo que fue a Barcelona al viaje fin de curso y venía contando que se había marchado una noche a València. Era una forma de destacar sobre el resto, de parecer más valiente”, indica Francisco, que llegó a ir a su boda con la novia de siempre, una chica del barrio Lomo Apolinario de la capital grancanaria, con la que Rayco sigue hoy y con la que tiene dos hijos, una chica de 19 años y un niño de 12 años.

Una de las personas con las que se asoció cuando era joven explica cómo le timó 50.000 euros

Por aquel entonces Rayco Antuñez ejercía como soldado profesional. Con 21 años, los dos jóvenes siguen caminos distintos y vuelven a encontrarse en el 2015 por amistades comunes. Supuestamente Rayco ha dado ya el salto a Nueva York y cuenta con negocios en Estados Unidos, Madrid y Canarias. Francisco está sin trabajo y Rayco le ofrece ser franquiciado de una cadena de restauración suya llamada The Fusion y con la que, en teoría, tiene varios locales, uno de ellos en Nueva York. Acepta pero solo aguanta unos meses. “Puse 45.000 euros pero no invirtió ni la mitad en el local”, indica Francisco, que tuvo que hacer frente tras cerrar el local a varios juicios de proveedores por “pufos” que le dejó Rayco y que ha ganado. Francisco pudo demostrar que sí había hecho los pagos a Rayco aunque luego él no lo hiciera al proveedor. “Mosqueaba mucho que cada dos meses cambiaba de oficina y además siempre tenía excusas”, explica Francisco. Su residencia también variaba: Gran Canaria, Murcia, Ciudad Real, Nueva York, Madrid...

Su local fue cogido por otra persona y es que ésta, según Francisco, era una de las bases del negocio de Rayco: captar inversores para una cadena que ni siquiera estaba en régimen de franquicia. Él con otros estafados recurrió hace unos años a un abogado para denunciarlo pero finalmente lo descartaron. “El abogado nos dijo que iniciar el proceso eran al menos 10.000 euros y que si no tenía nada a su nombre no íbamos a cobrar nada y yo no iba a perder más dinero”, apunta Francisco, que solo espera que alguien con dinero se anime a dar el paso “para verlo en la cárcel”. Hoy nadie sabe del paradero de Rayco aunque su mujer está en Gran Canaria.

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