El buey almizclero, otra gran víctima del cambio climático en el Ártico

Calentamiento global

El aumento de lluvias congela la superficie e imposibilita que el animal acceda a las plantas, los líquenes y el musgo de los que se alimenta.

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El aumento de lluvia durante el invierno hace menguar el tamaño corporal de los bueyes.

Joel Berger

Innumerables estudios han cualificado y cuantificado las consecuencias del cambio climático sobre grandes mamíferos como los osos polares y los caribús, posiblemente las criaturas terrestres más conocidas de las altas latitudes. Sin embargo, poco se sabe del buey almizclero (Ovibos moschatus) del Ártico, otra de las grandes víctimas del calentamiento global.

Se trata del mamífero terrestre más grande de las zonas polares y, según denotan en un artículo publicado en la revista Scientific Reports expertos de la Sociedad para la conservación de la Fauna (WCS, en sus siglas en inglés), es una especie muy vulnerable al acelerado cambio climático que está experimentando el Ártico.

Tras 10 años de investigación, los científicos han podido comprobar que existe una estrecha relación entre el aumento de las lluvias en invierno y el tamaño corporal de los bueyes. Eso es debido a que el agua, en invierno, al tocar la superficie terrestre, se congela y ello impide que estos animales accedan a la vegetación herbácea, el musgo y los líquenes de los que se alimentan, pues quedan completamente cubiertos por el hielo.

La primera consecuencia del aumento de lluvia en el Ártico es la disminución del tamaño de estos bueyes y del de otros mamíferos como los caribús o las ovejas Dall (Ovis dalli), carneros salvajes que habitan en las Montañas Rocosas entre la Columbia Británica y Alaska.

El trabajo subraya que, en el caso de las hembras embarazadas, estas pueden tener dificultades para encontrar suficiente alimento y, como consecuencia, sus descendientes, de tamaño insuficiente, pueden morir jóvenes o no madurar lo suficientemente rápido como para mantener la población.

Durante el estudio, dado que el cuerpo de los bueyes almizcleros está recubierto por una densa capa de pelo largo, los expertos examinaron el tamaño de sus cabezas, sólo cubiertas por una capa de pelo corto, y ello les permitió determinar con una exactitud del 99% su masa corporal, ya que ambas medidas están estrechamente relacionadas.

Observaron que algunos de los ejemplares más jóvenes presentaban las mismas dimensiones un año, el siguiente y el otro. También las hembras que estaban embarazadas durante los inviernos con mucha lluvia dieron a luz a terneros de talla hasta un 15 % inferior a la media.

Tras el hallazgo en el Ártico, los expertos empezaron a colaborar con científicos rusos para estudiar una población de bueyes almizcleros en la isla de Wrangel, frente a la costa del noreste de Siberia, un enclave que recibe más del doble de precipitaciones durante el invierno que las regiones árticas.

Tras varias campañas comprobaron, como era de esperar, que los bueyes almizcleros jóvenes tenían cabezas significativamente más pequeñas que sus primos de Alaska, lo que demuestra que la frecuencia con la que cae la lluvia durante el invierno es un factor determinante del tamaño corporal de los bueyes almizcleros.

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