El "trastorno afectivo estacional" llega en otoño: señales para saber si lo sufres

Bienestar

El TAE es un tipo de depresión estacional que afecta hasta el 10% de la población; repasamos algunos síntomas y también consejos para superarla

La tristeza es un síntoma que acompaña en ocasiones el síndrome postvacacional

La tristeza es un síntoma que acompaña en ocasiones el síndrome postvacacional

Llega el otoño y muchas personas empiezan a sentir que empiezan los días tristes. Con el cambio de hora y el recorte en las horas de luz, muchas personas notan una bajada importante en el estado de ánimo. No se conoce mucho, pero se trata de un tipo de depresión denominada “trastorno afectivo estacional” (TAE), y los especialistas calculan que afecta entre el 1% y el 10% de la población.

“Es un tipo de depresión, un estado de ánimo bajo, que está relacionado con el cambio de estación. Cada año normalmente empieza y acaba en la misma época: el inicio es hacia el otoño, se mantiene habitualmente durante el invierno y los síntomas se acaban cuando se alarga la luz solar, de cara a la primavera”, explica a RAC1 Jaume Celma, neuropsicólogo, presidente de la Delegación de Lleida del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña y vocal de la Junta de Gobierno del mismo colegio. La prevalencia de esta enfermedad es más alta en los lugares donde hay noches de invierno más largas. Además, afecta más a las mujeres que los hombres.

Los episodios de tristeza son habituales en las personas deprimidad

Se cree que el TAE tiene una relación estrecha con la respuesta del cerebro a la disminución de la exposición a la luz natural

Los síntomas

Según los especialistas, las señales o síntomas que identifican el TAE son parecidos a los de la depresión. Se pueden manifestar con carencia de energía, pérdida de la chispa vital, somnolencia, dificultad para concentrarse, pérdida de interés por las actividades habituales, irritabilidad, trastornos del hambre... Algunas fuentes especializadas, como el Instituto Nacional de la Salud de los Estados Unidos, hablan incluso de los pensamientos de muerte o suicidio como indicadores del TAE.

Causas del trastorno afectivo estacional

A pesar de que no se saben las causas concretas, se cree que el TAE tiene una relación estrecha con la respuesta del cerebro a la disminución de la exposición a la luz natural. “Los cambios de horario repentinos generan una incomodidad en los ritmos circadianos, que alteran nuestra vida rutinaria. Aparece la irritabilidad, el malestar… Esto marcha con los días, pero las personas más vulnerables o que tienen el sistema emocional algo más débil lo sienten más”, afirma Celma.

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Según este especialista, “la reducción de los niveles de luz solar puede provocar una caída de los niveles de serotonina (un neurotransmisor que afecta al estado de ánimo) y provocar esta depresión”. También tiene que ver la melatonina, “una hormona que regula el sueño y el estado de ánimo, y que también se puede ver alterada por el cambio de estación”.

La autofobia puede desencadenar episodios de ansiedad, estrés o tristeza

La prevalencia de esta enfermedad es más alta en los lugares donde hay noches de invierno más largas

Getty Images/iStockphoto

Hay algunos factores de riesgo, como los antecedentes familiares. “Las personas con TAE pueden tener más probabilidad de tener familiares consanguíneos con este problema u otra forma de depresión. Otro factor de riesgo es el trastorno bipolar grave; en estos casos, se agravia la sintomatología”.

Un bajo nivel de vitamina D también puede ser un desencadenante o factor de riesgo. “Se puede ver en analíticas de sangre si hay una carencia, para prevenir este trastorno, consultando con el médico de cabecera. Menos exposición a la luz solar o una alimentación baja en vitamina D puede dar lugar a unos niveles demasiados bajos”.

¿Qué puedo hacer? Algunos consejos

No hay una manera de prevenir el trastorno afectivo estacional, pero hay pequeños hábitos que nos pueden ayudar. "Desde el momento que vemos que falta luz, podemos hacer más exposición lumínica, comer una dieta rica en vitamina D, hacer ejercicio físico…", comenta Celma. "Se puede hablar de psicofarmacologia, pero no es lo más deseable desde un principio".

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¿Cuándo se tiene que ir al médico?

Una duda que se presenta en muchas personas en esta situación es el momento en el que hay que ir a un especialista. "Hay que ir en casos en que estos cambios sean bastante bruscos para que interfieran en una de las tres áreas biopsicosociales”.

Es decir, buscaremos ayuda profesional "cuando una de las tres esferas, biológica, laboral o social, se vea afectada y no podamos hacer vida normal". Si estás excesivamente quemado en el trabajo, si te aíslas tanto que no tienes ganas de hablar con las personas de tu alrededor, si estás extremadamente ansioso o triste, siempre es mejor pedir ayuda, que no pasar los síntomas en silencio y que se puedan agravar.

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