El abrevadero del Poble Sec

Barcelona Secreta

La calle Vilà i Vilà conserva uno de los antiguos abrevaderos que poblaban Barcelona para el refresco de los caballos que tiraban de los carros dedicados al transporte de mercancías, que fue una actividad importante del barrio

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Imagen del abrevadero de Poble Sec

Xavi Casinos

Hubo un tiempo en que por las calles de Barcelona no circulaban automóviles, o muy pocos. En su lugar, el tráfico era de carruajes tirados por caballos. Testigos de aquella época son las numerosas señales que aún subsisten en los barrios históricos que indican la dirección que debían tomar los carruajes; o las anillas que se resisten a desaparecer de algunos muros para el atado de las caballerizas; o los topes redondeados de piedra que rematan muchas esquinas, guardacantones que evitaban que los carruajes dañaran las esquinas durante las maniobras de giro. Y, por supuesto, antiguos abrevaderos, como el que se conserva en el Poble Sec, en la calle Vilà i Vilà, a la altura del número 77.

El abrevadero tiene dos picas y hace ya tiempo que no tienen suministro de agua. Una placa en el suelo explica que formaba parte de una red de abrevaderos extendida por toda la ciudad durante el siglo XIX. Eran los puntos donde los caballos podían descansar y refrescarse durante los duros trayectos arrastrando la pesada carga transportada por el carro que tiraban.

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En la calle Concòrdia subsiste la que es quizá la señalización del paso de carruajes más singular de Barcelona

Xavi Casinos

El Poble Sec se había especializado en este oficio a causa de la proximidad de las canteras de Montjuïc y el puerto. Eran numerosos los establecimientos que se dedicaban en el barrio a la actividad económica del transporte. La calle Vilà i Vilà era precisamente una de los ejes principales para la circulación de las caballerizas. Algunos transportistas disponían de más de un centenar de carros.

El abrevadero de Vilà i Vilà no es el único vestigio de la actividad del transporte en el Poble Sec. En la calle Concòrdia subsiste la que es quizá la señalización del paso de carruajes más singular de Barcelona. No es una placa, sino que está directamente cincelada en la fachada del número 6. Desafortunadamente, está parcialmente tapada por una maraña de claves de teléfono lo que la hace pasar desapercibida.

La calle Vilà i Vilà era una de los ejes principales para la circulación de las caballerizas

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