El verdugo ajusticiado

Horizontal

Un vermut a las tres y media de la tarde nunca ha sido elección normal. Tampoco en febrero de 1935, cuando un individuo hace la extraña petición a un sorprendido tabernero de Sant Andreu. Al cliente lo que menos le interesa es la bebida. Unos momentos después, descerraja tres tiros sobre otro de los presentes, Federico Muñoz Contreras, de 55 años. El asesinado era el verdugo de la Audiencia de Barcelona, un personaje nada popular. Del crimen se acusaría a los anarquistas, y uno de ellos, Genís Urrea, localizado en una cárcel de Barcelona tras la Guerra Civil, sería formalmente acusado. Nunca se supo el motivo del crimen. Urrea acabaría también a manos de verdugos, en la ­última ejecución del Camp de la Bota, en el año 1952. Así se cerraba un ­terrible círculo de ajusticiamientos.

Cargando siguiente contenido...