Las monjas de clausura abandonan Brihuega tras la Covid

Belén Monge Ranz
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El fallecimiento de dos hermanas durante durante esta crisis sanitaria ha sido detonante de que se adelante la marcha de las cuatro religiosas longevas que quedan en este monasterio briocense

Las monjas de clausura abandonan Brihuega tras la Covid

El detonante de la Covid adelanta la marcha de las cuatro monjas del convento de clausura de Brihuega. Las monjas de clausura del convento cisterciense de Santa Ana en Brihuega abandonan definitivamente el monasterio después de algo más de cuatro siglos de permanencia en esta localidad alcarreña. La pandemia ha sido detonante definitivo de este final, que se materializará a partir del próximo 26 de julio, pese a la pena que esto representa no solo para ellas sino para todo el municipio briocense.

La Covid-19 se ha llevado a dos de las seis monjas que quedaban en el convento, Sor Socorro y Sor Luisa; ahora solo conviven entre las rejas de la clausura del monasterio briocense cuatro hermanas ya longevas (Sor Isabel, que es la madre abadesa, Sor Vitoria, Sor Teresa y Sor Amelia), con la ayuda de Alicia y de Eugenia, Uge para ellas. 

De hecho, Sor Teresa, que ya está recuperada, estuvo también muy mala, ingresada en la UCI, pero ahora ya se encuentra bien. "Están tristes, saben que lo tenían que hacer y están a lo que diga la orden pero algunas llegaron aquí de niñas y llevan hasta 66 años aquí", apunta Uge a La Tribuna. 

La fecha del 26 de julio no ha sido cogida al azar sino que coincide con la festividad de Santa Ana, su fiesta, pero al día siguiente marcharán ya a una casa asistencial en Madrid. 

La protección a la Virgen de la Peña, patrona del municipio, donde reza la emotiva oración: "Bajo tu amparo nos acogemos. Virgen de la Peña, líbranos de la pandemia", no ha librado a todas las hermanas de la Covid 19 y el monasterio se les queda ya demasiado grande para las pocas que quedan.

Rezan más que nunca para pedir que este virus desaparezca definitivamente y las cuatro se encuentran ya vacunadas pero el día 26 de julio marcharán a una casa asistencial que tiene la Congregación en Madrid. 

"Sabíamos que tarde o temprano se tendrían que ir porque no podía ser que estuvieran ya solo cuatro pero lo vamos a sentir muchísimo", apunta Uge, triste por su marcha.

Las monjas quieren despedirse del pueblo y la intención es que antes del día 26 de julio se pueda realizar algún tipo de acto, ajustado a las medidas de seguridad que marca Sanidad, para ello. 

En los últimos años han sido también varios los conventos de clausura de la provincia que han echado el cierre. Entre los últimos, el de Cifuentes y el de Molina, y las previsiones no son nada halagüeñas.