Dilan Cruz, quien tenía 18 años, murió por el golpe en su cabeza de un objetó que disparó un policía del Esmad cuando estaba en una marcha el sábado. Eso rompió un posible acercamiento entre el Gobierno y quienes convocaron al paro.

La muerte del estudiante Dilan Cruz por el golpe en su cabeza de un objeo que disparó un policía del Esmad puede cambiar el destino de las movilizaciones sociales que cumplen hoy su sexto día, darles aún más bríos y centrarlas en el derecho a la protesta y los excesos del Esmad. 

Dilan, que estaba en cuidados intensivos desde el sábado y se graduó hoy del colegio (su hermana recogió el diploma), murió apenas horas después de que la ministra de Trabajo, Alicia Arango, anunció que el Gobierno finalmente aceptó la propuesta de reunirse con el comando unitario del paro que convocó a la movilización del 21N.

Minutos después de su muerte, el comando decidió ir hoy a las 7 de la mañana a la reunión en la Casa de Nariño y convocar a una nueva jornada de marchas mañana miércoles. Marchas que probablemente serían muy grandes incluso sin esa convocatoria, por la dinámica que han tenido las movilizaciones y por el impacto de la muerte de Dilan.

Todo eso aumenta la tensión que tiene a Colombia en ascuas hace casi una semana, y aleja la posibilidad de una salida pronto, a pesar de que el Gobierno cedió al aceptar que el comando es un interlocutor válido.

Una oferta con tensión

El anuncio que hizo anoche Arango, y que luego secundó la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, es una concesión. Como le dijo a La Silla un congresista uribista, “el Presidente dio su brazo a torcer”.

Eso porque el comité había pedido una reunión desde el mismo jueves y Duque no se la había dado, e incluso había evitado referirse al comando y a los sindicatos como interlocutores, para en cambio lanzar la idea gaseosa de una conversación nacional más amplia.

Pero el anuncio también mostró la tensión: Arango dijo que “se está respetando el comité nacional del paro y se les está dando un tiempo (…) El punto es si la reunión se va a hacer o no, y aquí se dijo que se va a hacer y que después se hará una más grande. Si eso no le sirve al comité nacional de paro, para nosotros también es muy difícil no integrar a los demás colombianos que quieren estar, y sobre todo si a ellos se les va a dar su espacio solos”.

En esa medida dejó la pelota del otro lado, justo cuando venía de una dura reunión con los sindicatos.

Una reunión nada normal

Ayer estaba citada para las 3 de la tarde una reunión de la mesa de concertación laboral, en la que Gobierno, sindicatos y empresarios se sientan todos los años para negociar el aumento del salario mínimo.

Ya el presidente Iván Duque había dicho que esa reunión iba a ser parte de su propuesta de una “conversación nacional”, aunque estuviera definida previamente y para ese fin diferente, por lo que las centrales obreras no sentían que fuera un espacio especial para ellas. Además, temían que el Gobierno la usara para romper la unidad del comando que suma sindicalistas, pensionados, estudiantes, indígenas y otras organizaciones sociales.

El Presidente asistió a la mesa y abrió la discusión para incluir también temas del paro. Ante eso, Diógenes Orjuela, presidente de la central obrera más dura, la CUT, y Julio Roberto Gómez, de la más moderada CGT, le pidieron reiteradamente que se reuniera con el comando.

Duque, tras cuatro días de silencio, aceptó dialogar con ellos. Pero se fue de la reunión a eso de las 4:30 de la tarde (tenía pendiente reunirse con su embajador en Washington, Pacho Santos, a quien ratificó en su cargo; y luego, el consejo de ministros), sin concretar exactamente con quienes sería el encuentro, ni una hora y fecha. 

Según dos participantes de la reunión, eso generó disgusto entre las centrales obreras. 

Dos horas más tarde, la ministra Arango les concretó la cita: hoy a las 3 p.m. junto con gremios y otras organizaciones sociales como las de los estudiantes. Eso en la primera reunión de la “conversación nacional” que anunció Duque el domingo, y que sería sobre economía, según nos explicó Diego Molano, secretario general de la Presidencia y coordinador de las conversaciones nacionales.

Eso produjo otra molestia porque los sindicatos querían una cita sin gremios u otros actores y que incluyera a todos los miembros del comité, no solo a los que tenían que ver con economía. 

Mientras tanto, un parte médico oficial del hospital San Ignacio informaba que la condición de Dilan era crítica e irreversible. Su muerte era segura.

 

Al final, la ministra accedió a que el comité en pleno del paro tuviera su reunión a solas con el Presidente, entre las 7 y las 8 de la mañana, para empatar con la conversación nacional donde se sentarían más de 60 personas que saben de economía. 

Ante eso llegó el tercer malestar, pues las centrales obreras se rehusaron a una reunión con tiempo limitado, según nos dijeron cuatro fuentes del Ministerio de Trabajo y por el lado de los empresarios. 

Por eso y porque ya tenían cita con el resto del comando a las 7 de la noche para definir lo que sigue del paro, se apartaron de la mesa, y Orjuela dijo públicamente que en esas condiciones la CUT no iría hoy. Pero faltaba una discusión adicional que estuvo cerca de terminar con un gesto de distensión.

Paro en las calles…

Aunque el comando tenía pensado desde la semana pasada reunirse hoy a las dos de la tarde, adelantaron su encuentro para anoche como reacción a que Duque se haya sentado el sábado con empresarios y el domingo con alcaldes y gobernadores primero que con ellos, y porque Duque firmó el domingo el decreto del holding financiero estatal, que habían pedido que no se concretara.

En la reunión estaba cantado que el Comité saldría a llamar a más movilizaciones, como nos lo dijeron por aparte antes de la cita tres de sus miembros, pero como el Gobierno cedió, el Comité llegó a la reunión con un cambio en el tablero. 

La reunión en Fecode arrancó sobre las siete. De entrada, la discusión se centró en que era necesario mantener vivas las movilizaciones, aunque no era claro si eso significaba llamar a un nuevo paro. 

Recién arrancó el encuentro una fuente que estaba adentro nos dijo que inicialmente discutieron llamar a paro de 48 horas jueves y viernes, y no aceptar la invitación por el tiempo limitado. 

Pero casi al mismo tiempo otra fuente, de Fecode, decía otra cosa.  “Se había planteado un paro de 48 horas para el jueves y viernes de esta semana, pero ahora hay que revisar las cosas porque el Presidente nos invitó a Palacio”. 

Tras hablar con diez fuentes del Comando Unitario por aparte, todo pintaba a que le apostarían a una estrategia doble: ir a la reunión únicamente a mostrar la agenda que quieren discutir, y al tiempo seguir con el llamado a las movilizaciones “hasta que por lo menos no se hunda la reforma tributaria y se retire el decreto del Holding financiero”, como nos dijo un congresista que estaba allí. 

Aunque esa estrategia se mantuvo, la muerte de Dilan Cruz bajó a algunos de ir, aunque se mantienen dentro del pliego de peticiones conjunto. 

La Silla supo que ni la Onic, ni la Cumbre Agraria ni el Congreso Agrario van a ir en respuesta a esa noticia, pero el resto del comando sí, incluyendo las centrales obreras y los estudiantes, que son los sectores más grandes. Eso de entrada le quita peso a la reunión porque ya no irán todos y el Gobierno no podrá negociar, pues los que van solo le dejarán su pliego de demandas.

Además, anunciaron que van a mantener las movilizaciones y reforzarlas especialmente mañana miércoles: “Vamos a repotenciar el paro. Cacerolazo mañana medio dia, velatón a las 6 de la tarde y miércoles llamamos a volver a las calles”, dijo Francisco Maltés, de la CUT, a La Silla.

Que a Dilan lo haya matado un cilindro de gas lacrimógeno que disparó un policía del Esmad le da una capa extra de emocionalidad a esas acciones que seguramente tocará a personas que no son miembros de las organizaciones que están en el comando del paro, y alimentará el cacerolazo, la velatón y las marchas.

A todo eso se suma que la estrategia de manejo político del paro de Duque sigue en pañales, y que además de la muerte de Dilan el decreto o los avances en la reforma tributaria pueden alimentar las marchas.

…conversación en pañales

La principal apuesta de Duque para enfrentar la crisis política que cristalizó el 21N fue su propuesta de la “conversación nacional” pero, como explicamos ayer, seguía siendo una iniciativa sin mayor cuerpo, y por lo tanto, probablemente tarde en tener efecto político, si es que se logra concretar.

Hasta finales de la tarde de ayer era un misterio quién se iba a sentar a hablar, con qué metodología y con cuál resultado final. Al punto de que no lo sabían un ministro, tres de los cinco moderadores que se conocen hasta ahora y tres funcionarios de Presidencia y Vicepresidencia a los que consultamos.

Ni siquiera el mismo Presidente decía en profundidad cómo funcionaría la conversación, más allá de que quería incluir a mucha gente y que planeaba tardar cuatro meses en el proceso, a pesar de que esta es la respuesta al paro que lo ha tenido contra las cuerdas. 

El giro lo dio la mesa de concertación salarial: luego de que el Gobierno cediera en dar una cita al comando comité en pleno y a puerta cerrada con el presidente, la Casa de Nariño, donde se hará la primera conversación, adelantó la primera conversación, de temas económicos, de la 1 de la tarde a las 9 de la mañana.

Además, seguía invitando a las 60 personas que convocará a la reunión, que incluyen miembros de gremios, comerciantes, académicos expertos en temas de empleo, pequeños propietarios, asociaciones de agricultura y observatorios laborales, entre otros. Un claro ejemplo del afán y la presión del tiempo con los que armaron la solución política del paro, y de lo que falta concretar para ver si tiene efecto la estrategia.

El secretario Molano nos explicó que para esa y las otras dos conversaciones que tienen esta semana (de educación y corrupción), Presidencia y los ministerios eligieron a dedo a las personas que se sentarían a hablar, buscando que supieran del tema. 

Sin embargo, aclaró que para las discusiones sectoriales que se vienen (de los mismos temas, más paz, medio ambiente y fortalecimiento de instituciones) abrirán una convocatoria online para que se presenten las personas que quieran entrar a la conversación. Todavía no se sabe cómo las elegirán. 

Esas conversaciones irán hasta mediados de diciembre y son el complemento de las visitas regionales que hará el Presidente entre la primera semana de diciembre y febrero del próximo año, con la idea de que cada tema se vaya agrupando en cuatro o cinco puntos por sector y región, para luego compilar todas las propuestas en un informe.

De allí saldrían políticas públicas, proyectos de ley para presentar al Congreso o estrategias para articular el gobierno nacional con los locales, según explicó Molano. 

Es decir, un camino largo que contrasta con la baja popularidad de Duque, la tensión que se siente en las calles y la convocatoria a nuevas movilizaciones tras la muerte de Dilan.

De hecho, la debilidad del Gobierno ya se refleja en dos cosas que pasaron ayer en el Congreso, incluso antes de la muerte de Dilan.

Por un lado, el Senado aprobó por unanimidad uno de los proyectos de la consulta anticorrupción que estaba varado hace un año largo, el que obliga a los funcionarios a revelar sus declaraciones de renta.

Aunque el Gobierno no estaba en contra, tampco lo impulsó, y la decisión muestra que lso congresistas, y proabablemente con ellos los políticos tradicionales, están leyendo el momento político como uno en el que hay que alinearse más con las demandas sociales. Y como el paro es contra Duque, muestran que se le puede hacer todavía más difícil lograr mayorías.

Por otro, el presidente del Senado, el liberal Lidio García, pidió a los ponentes de la tributaria de Duque suspender ese trabajo hasta que hubiera una reunión del Gobierno con el comando, lo que si bien puede ser hoy mismo, deja un mensaje de apoyo político al paro y de discusión dura sobre un proyecto clave para el Gobierno y para las empresas.

Hoy seguramente será un día de tristeza y tensión, una situación difícil para un Gobierno que ya está contra las cuerdas y todavía más para el país entero.

Fui usuario y luego periodista de La Silla Vacía. Tras más de una década haciendo de todo en esta escuela de periodismo, de la que fui director editorial, me fui a ser lector y SuperAmigo. Ahora me desempeño como redactor jefe de El País América Colombia.

Periodista y politóloga. Soy cofundadora e investigadora de la Fundación Conflict Responses, CORE, que busca investigar, entender mejor e incidir en lo que ocurre en el campo colombiano en cuanto a la violencia, la paz, movimientos sociales y el medio ambiente. En La Silla Vacía cubrí por cuatro...

Soy periodista de la Universidad de Antioquia, con maestría en Human Rights, Policy and Practice en tres universidades de la Unión Europea, en las que obtuve la beca Erasmus Mundus. He trabajado con Semana.com y Verdad Abierta. Además, con ese equipo, nos ganamos el premio Simón Bolívar a mejor...