Memoria en Verde y Morado

Triple XL

Roberto Dueñas.

Roberto Dueñas. / L. O.

Juanma Rodríguez

Juanma Rodríguez

Desde que el Dr. Naismith colgara dos cestas de melocotones en un gimnasio de Springfield, el baloncesto demostró ser un deporte diseñado para los altos. Más allá de la habilidad, fuerza o puntería, ellos disponen de la ventaja que supone vivir más cerca del aro. En estos tiempos modernos parece que la esencia original del hombre interior está en peligro de extinción. El ritmo vertiginoso y el tiro exterior están apartando a una figura clave en la evolución del basket a lo largo de la historia. Y muchos ejemplos lo demuestran.

Los 2,13 metros de Fernando Romay nos permitieron competir mirando a los ojos de los grandes pívots soviéticos y yugoslavos a principio de los 80. Pau y Marc Gasol, gigantes en la NBA y legendarios en las competiciones FIBA, han situado al baloncesto español en una dimensión superlativa. Walter Tavares, desde su atalaya de 2,22 metros, es el jugador más determinante del panorama cestista europeo, del mismo modo que confiamos en Aday Mara, el unicornio aragonés, como el faro de futuro de la selección nacional previo paso por la NCAA. Como ellos, en Can Barça contaron con un jugador muy grande, dentro y fuera de la cancha, que marcó una época en el club azulgrana.

El madrileño Roberto Dueñas cuenta con el honor de tener retirado su dorsal 12 en el techo del Palau y continúa siendo, con sus 2,21 metros, el jugador español más alto de la historia de la ACB. Una carrera de altura para un tipo que marcó diferencias pese a su tardío acercamiento al baloncesto. Criado entre Móstoles y Fuenlabrada, la infancia del bueno de Dueñas no fue tranquila. Con 11 años le diagnosticaron acromegalia, enfermedad endocrina originada por el exceso de producción de hormonas del crecimiento. Operado con éxito en el hospital Gregorio Marañón de Madrid, Roberto salió adelante gracias a un gran esfuerzo y desarrollo físico. Aparte de eso, la historia de su llegada al baloncesto es digna de protagonizar una teleserie americana.

Memoria en verde y morado | Triple XL / Juanma Rodríguez

Después de probar con la natación y como portero de fútbol, Roberto se decantó por la pelota naranja. A los 17 años recaló en las categorías inferiores del Fuenlabrada, a cambio de material deportivo, gracias a que un entrenador supiera de él por un amigo que había alucinado con la inmensa humanidad de Dueñas en una parada de autobús. Poco tiempo después llamó la atención de los técnicos del equipo barcelonés y Roberto inició su aventura en el FC Barcelona. Precisamente en una de las visitas del Barça a la localidad del sur de Madrid, el bus del equipo se detuvo en aquella famosa parada donde descubrieron a Dueñas para hacerse una simpática foto con un jugador subido en los hombros de otro simulando ser el gigante madrileño.

Nacho Rodríguez, leyenda del baloncesto malagueño y figura importantísima en el club catalán, convivió con Roberto durante varias temporadas. Compartían coche para ir a los entrenamientos y eran pareja habitual en almuerzos y cenas. Nacho destaca su valor humano, persona muy introvertida pero de gran corazón, así como su enorme calidad como jugador. Figura muy respetada en el vestuario, por su timidez, Roberto asumió a regañadientes una capitanía a tres, junto a Nacho y Rodrigo de la Fuente, por indicación de Aíto.

Diferencial gracias a su altura y corpulencia, Dueñas sufría con el juego veloz de los rivales. Imparable en las proximidades de la canasta, sus movimientos no eran rápidos pero sí muy efectivos y además contaba con una fabulosa visión y gran habilidad en el pase. Con el paso del tiempo, Roberto incorporó otro recurso ofensivo más gracias a un certero lanzamiento a media distancia. Su rol defensivo era clave, en la intimidación y como reboteador, siendo el ancla en la zona 2-3 que el Barça de Aíto diseñó para superar al Unicaja en las semifinales de 2001 al lado de un imberbe Pau Gasol. Ganador de todos los títulos en las filas blaugranas, su exitosa carrera con el conjunto culé y la selección española concluyó con 31 años después de jugar en el Akasvayu Girona y despedirse vistiendo la camiseta de la Penya debido a unos severos problemas de espalda. Elegido en el draft de 1997 por los Bulls de Michael Jordan, Roberto no se decidió a probar con la aventura americana quedando la incógnita de su hipotético papel en el mejor equipo de la historia de la NBA.

Poco amigo de entrevistas, Dueñas es una figura poco conocida por los aficionados más jóvenes. Su importancia en el Barça lo mantiene ligado al baloncesto como mentor de los jóvenes en la «Barça Academy» junto al inolvidable Nacho Solozábal. El chico que cogió el autobús del éxito y que se sacó el carnet de conducir con 25 años sigue siendo uno de nuestros gigantes favoritos.

La Peque-Columna (Simón R.J)

¿Sabías qué la última semifinal que jugamos contra el Barça terminó 3-2 para ellos y se decidió en los últimos segundos?