'Escobero', galochero y pajarero

César Carmona, octogenario vecino de Felechares de la Valdería, trabajó desde niño y al jubilarse entretuvo su ocio en un oficio curioso, hacer cientos de pájaros de madera

Fulgencio Fernández
18/01/2015
 Actualizado a 14/09/2019
César Carmona junto a uno de los cientos de pájaros de madera que ha hecho en su taller de Felechares de la Valdería. | MAURICIO PEÑA
César Carmona junto a uno de los cientos de pájaros de madera que ha hecho en su taller de Felechares de la Valdería. | MAURICIO PEÑA
Ya está más cerca de los noventa que de los ochenta años. La cadera de César Carmona le ha jugado una mala pasada y no tiene 'humor' para operarse por lo que permanece muchas horas sentado en su sillón, a lado de la estufa de leña que atiza con mimo su mujer. "Es más vieja que yo, ya pasa de los noventa".

- Pues está hecha una moza.
- No crea, desde aquello, no tiene humor.

"Con nueve años ya me puse a cuidar ovejas, mi padre murió muy joven" Lo de aquello se repite varias veces en la conversación con César y su mujer. Cuesta trabajo preguntar que fue aquello pero lo intuyes, sólo hay una cosa que derrote a una mujer dura como las de la Valdería, perder a un hijo. Y joven, en un accidente.
Sin embargo es una mujer muy amable. Agradable, cercana, pero no quiere fotos, ni aparecer... "Yo, no tengo ya gracia para nada".

Desde aquello. César, sentado al calor de la estufa, también es muy afable, hablador, se le nota la experiencia de muchas conversaciones en su taller cercano a la casa. Era habitual que mientras él hacías "las artesanías", mientras trabajaba la madera, los vecinos de Felechares de la Valdería pasaran por allí y se quedaran conversando con él. También muchas gentes de paso que sabían de su afición.

- ¿Cómo surgió la idea de hacer pájaros de todo tipo.
- Venía un poco rodado pues yo durante muchos años había sido galochero, madreñero que le llaman en otras comarcas, y quieras que no pues te acostumbras a trabajar la madera con cuidado pues las galochas si se te va la mano las atraviesas y ya está estropeada, a hacer otra.

- ¿De que las hacía?- De urz, de humero o aliso, que es una madera abundante por estos montes y que se trabaja bastante bien, se moldea bien... si sabes, claro.- ¿Hizo muchas?- Calcé a toda la comarca.- Ybien calientes que son las galochas.- No lo dudes. Calientes, secas...- Hay que saber andar en ellas.- Es la costumbre, hay gente que corre con ellas como un reguilete. A César Carmona siempre le gustó aprender, fijarse en lo que hacían otros... "Tuve la desgracia de tener que empezar a trabajar desde niño, con nueve años ya iba con las ovejas para estos montes de estos pueblos, pasábamos el día en el monte ¡Qué tiempos más difíciles aquellos! En aquellos tiempos difíciles a César sí le gustaba ir a la escuela, "cuando se podía. Mi padre murió muy joven. Estando en la mili hubo una explosión y aunque no murió en el acto sí falleció poco tiempo después, y también mi madre murió muy joven. Éramos cuatro hermanos y había que salir adelante".Fui a la escuela del pueblo y después hacía escobas de aliso, vendí camiones para Melilla" No salió casi nada César de Felechares de la Valdería, ni para ir a la mili pues "libré por lo de mi padre, sólo faltaba eso". Hasta los catorce años fue a la escuela del pueblo —"cuando se podía"— y para "seguir aprendiendo cosas necesarias" fue después otros dos años más a clase con un cura del pueblo, del que no se ha olvidado César, pues además de agradecido no oculta una evidente admiración por él. "Se llamaba Ismael y tenía que ver usted las letras tan bonitas que hacía ¡Cómo escribía!Nos enseñó mucho y nos quería, era muy buena persona", repite César recordando aquella dura infancia y adolescencia en la Valdería. Tenía apenas veinte año cuando estalló la guerra. Sólo escuchar la palabra le hace torcer el gesto.Pero pronto se ‘viene arriba’, justamente orgulloso de una biografía de trabajo y dignidad. Después de salir de la escuela, "cuando ya podía trabajar duro me dediqué al campo, como casi toda la gente de aquí. Pero yo tenía en mucha estima a mi abuelo, que había sido galochero, y en cuantas que pude también me quise dedicar a ese oficio. Yfui galochero durante muchos años".Dice César que a favor de su profesión jugaba la pobreza que había en aquellos años tan difíciles. "Las calles de estos pueblos eran un barrizal durante muchos meses y para ese tipo de suelo el mejor calzado es la galocha, los tucos te separan del suelo y la humedad no se te mete en los pies, que es lo peor que hay para ellos".

Vendió muchas galochas por la comarca aunque, reconoce, que "no se ganaba nada. No se a lo que las vendías, a siete u ocho pesetas, y había que forgar por la madera muchas horas y con mucho cuidado, aunque a mi, todo hay que decirlo, la azuela siempre se me dio muy bien".

Ya no sabe muy bien cómo le surgió la oportunidad pero otro de sus oficios también puede resultar curioso. "Hacía escobas".
- ¿Cómo se llama el que hace escobas?
- Pues no lo se, supongo que escobero, al menos es lo que decíamos aquí.

"La profesión que más tiempo tuve fue la de galochero, con la azuela era mañoso" Si viviera el cura don Ismael a buen seguro que lo sabía.
- ¿Ylas escobas también las vendía por la comarca?
- No, ninguna, aquí la gente se hacía sus escobas, que sobraba en el monte material para ello. Las mandaba todas para Melilla, camiones de escobas les mandé para allá, que parece que escaseaban.
- ¿Cómo se hizo con ese mercado, fue a Melilla?
- ¿A Melilla?No te dije que apenas salí de Felechares. Aquí venía una mujer, de La Bañeza creo, las recogía, cargaba el camión y marchaba con ellas.
- ¿Con las escobas ganaba más que con las galochas?
- Poco más, aquí trabajos para hacerse rico no había ninguno.

Así fue caminando hasta los 65 años, la hora de jubilarse, pero no de abandonar la actividad y menos la de trabajar la madera, que siempre le había gustado.
Así nació la afición por hacer pájaros de todas las clases, de pintarlos, de reproducir al detalle perdices, palomas, jilgueros, búhos... "Nunca había sido cazador. no me gusta matar pájaros, todo lo contrario. Me fijaba mucho en ellos cuando los veía en dibujos, en las enciclopedias, en la televisión... y me puse a hacerlos de madera. Me animaba la gente, que le gustaban mucho, y mientras pude fui llenando el taller de pájaros.

"De jubilado ya tenía tiempo y me entretenía mucho hacer los pájaros" - ¿Los vendía?
- No, casi nunca, los hacía para mí, me gustan, me gusta verlos, tenerlos;explica mientras le da vueltas a una rama de árbol cargada de los pájaros de madera que él fue haciendo.

Y su mujer pregunta:"¿No quieren que les traiga unas galochas pequeñinas que también hacía para adorno, que otra cosa, para poner no valen".
- Tráelas mujer, que las vean.
Archivado en
Lo más leído