Mejora del alcornocal

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Detalle de alcornoque

El alcornoque (Quercus suber) constituye una de las frondosas más características de Andalucía, especialmente en las formaciones esclerófilas del sur y suroeste, siendo una de las de mayor importancia económica gracias a la producción de corcho.

Desde hace un tiempo, estas formaciones arbóreas están sufriendo un deterioro progresivo (decaimiento) principalmente por motivos ligados a su manejo histórico y a la incidencia del cambio climático.

Además, existen otros factores que pueden incidir en la persistencia de estos bosques a largo plazo: sobreexplotación de herbívoros ungulados (principalmente ciervos), y aplicación de rozas intensivas y reiteradas. Ambos factores limitan la regeneración natural de las especies arbóreas y abustivas, que garantiza la supervivencia de las masas.

La Consejería, consciente del valor de estos ecosistemas, aprobó en el año 2006 el Plan suber (Plan de Mejora del Alcornocal Andaluz), que se ha desarrollado  con el objetivo de preservar su extraordinario valor ecológico, así como mejorar la rentabilidad económica de sus aprovechamientos.

Entre las líneas de trabajo que engloba el Plan Suber, una de ellas está destinada a la mejora del alcornocal, en la que se enmarcan las actuaciones encaminadas a la conservación de estos bosques. Estas actuaciones se pueden clasificar en cuatro tipos:

En los pinares procedentes de repoblaciones se realizan tratamientos selvícolas con el objetivo de trasformar parte de los pinares en alcornocales, así como de abrir estas masas permitiendo la entrada de un sotobosque que enriquezca estas formaciones tan monoespecíficas.

Se procede a la transformación y corta de los eucaliptales que se han generado por la invasión de esta especie.

Eliminación de restos y árboles secos para evitar la proliferación de plagas y enfermedades.

La eliminación del matorral se realiza de manera selectiva, atendiendo a ciertos criterios:   

  • Respetar la vegetación de matorral noble de cierto porte (madroños, durillos, agracejos, mirtos, etc.) para lo cual se suele dejar una orla de vegetación de protección.
  • Fomentar la eliminación de los residuos mediante la trituración (empleando máquinas motodesbrozadoras que utilizan discos trituradores en lugar de los tradicionales cortadores) en lugar de la quema como medio de incorporar al terreno materia orgánica y disminuir el peligro que el uso del fuego supone.
  • Limitar la ejecución de desbroces en función del la fracción de cabida cubierta y de la pendiente del terreno. Se tienen muy presentes la posible aparición de fenómenos erosivos, tan frecuentes en el Parque por sus características edáficas.
  • No afectar a la vegetación de ribera (siendo preceptivo el dejar una anchura de 5 metros sin tocar en cada una de las orillas de los arroyos, gargantas y líneas de drenaje que podemos encontrar en los montes).
  • En el caso de rozas relativamente extensas, siempre se realizan con el fin de obtener una estructura de mosaico, que favorezcan la biodiversidad.

Ayudar a la regeneración natural del bosque mediante siembras y repoblaciones artificiales, en base a los siguientes criterios:

  • Preferentemente por siembra directa de bellotas o con plantas procedentes de semillas de calidad recogida in situ, garantizando en todo caso su origen.
  • Con una preparación del terreno que respete la mayor parte del matorral, realizando en todo caso desbroces parciales, limitándonos a eliminar exclusivamente la vegetación que impida o dificulte la realización de las operaciones. El matorral que quede actuará como cobijo de las plántulas de alcornoque, protegiéndolas del diente de los ungulados y de los rigores climáticos.
  • Con acotamiento temporal al pastoreo, mediante el establecimiento de mallas ganaderas y, más frecuentemente, cinegéticas.