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La exposición de Koldo Chamorro ‘Santo Christo Ibérico’ llega al Centro Portugués de Fotografía

El Centro Portugués de Fotografía acoge del 11 de noviembre de 2023 al 31 de marzo de 2024 la exposición ‘El Santo Christo Ibérico‘ del fotógrafo vitoriano Koldo Chamorro (Vitoria 1949 – Pamplona 2009), que pasó veinte años recorriendo España en busca de las huellas de la cruz en los últimos años del franquismo y los primeros de la Transición. El trabajo expuesto arrancó en 1974 y finalizó en el año 2000. La exposición se organiza según el Vía Crucis, que marca el ritmo de una antigua estructura narrativa.

 

'El Santo Christo Ibérico' de Koldo Chamorro

Koldo Chamorro fue un autor con una obra inconfundible y arriesgada. A lo largo de los más de 35 años de su carrera, se ocupó de cuestiones relativas a las estructuras sociales, la religión, las fiestas, los toros, el cuerpo o el sexo, casi siempre en forma de “ensayos fotográficos” elaborados a largo plazo, en los que trataba de desentrañar las claves de los temas que fotografiaba.

Koldo Chamorro entendió en los últimos años del franquismo -como otros fotógrafos de su generación-, que había ciertas manifestaciones religiosas y fiestas populares que se encontraban en trance de desaparición, porque la agonía de la dictadura las arrojaría presumiblemente al olvido y por el avance de la venidera globalización.

En 1974, comenzó ‘El Santo Christo Ibérico’ con la intención de elaborar un profundo análisis social que mostrase las contradicciones de un país lastrado por el atraso y el oscurantismo, pero que se veía arrastrado hacia la modernidad, planteándolo como un gran proyecto monográfico para reflexionar visualmente sobre los distintos aspectos de las liturgias y manifestaciones cristianas de la península ibérica, así como sobre la presencia de la cruz cristiana en nuestro paisaje social. Dio por finalizado este proyecto al celebrarse el Jubileo católico del año 2000.

Foto: Koldo Chamorro
Foto: Koldo Chamorro

Narrativa del Vía Crucis

El Centro Portugués de Fotografía que en su origen fue la Antigua Prisión y Tribunal de Apelación de Oporto alberga la exposición ‘El Santo Christo Ibérico’ de Koldo Chamorro para llamar a reflexionar visualmente sobre los diferentes aspectos de las liturgias y manifestaciones religiosas de la península Ibérica, así como sobre la presencia de la cruz cristiana en nuestro paisaje social.

Koldo Chamorro entendió, en los últimos años del franquismo, que había ciertas manifestaciones religiosas, fiestas y rituales populares que corrían peligro de desaparecer, porque la agonía de la dictadura presumiblemente los relegaría al olvido y por el avance de nuevas tecnologías y la globalización que se avecinaba. Sin embargo, no se trata de preservar fotográficamente este patrimonio supuestamente moribundo, sino de realizar un profundo análisis social que muestre las contradicciones de una España marcada por el atraso y el oscurantismo, pero que se ve atraída hacia la modernidad, a través de una relación profundamente personal y con un estilo inconfundible.

El Santo Cristo Ibérico se organiza según el Vía Crucis, que marca el ritmo de una antigua estructura narrativa.

El autor lo completó con motivo del Jubileo católico del año 2000.

Biografía de Koldo Chamorro

Koldo Chamorro fue un fotógrafo documental español especializado en el reportaje pionero que retrató de forma mágica y casi onírica la España de los años 70 que estaba a punto de desaparecer haciendo hincapié en el concepto y el mensaje.

Su maestría con la composición y el dominio del blanco y negro y las luces y las sombras y la profundidad del mensaje de sus fotos le situó como uno de los mejores fotógrafos españoles de la época.

Fue uno de los «cinco jinetes del Apocalipsis» junto a Cristina García Rodero, Cristóbal Hara, Ramón Zabalza y Fernando Herráez destacando por ser el más rotundo e indómito si bien su obra nunca fue reconocida como se merecía.

«Mientras otros fotógrafos de su generación recorrían España en los últimos años de la dictadura de fiesta en fiesta y de procesión en procesión, en busca de un folclore superficial del que sólo obtuvieron imágenes anecdóticas, Koldo se afanaba en reflexionar sobre los mecanismos en los que descansaba el paso de la sociedad rural de la posguerra a la posible pero incierta nueva identidad del país. Trabajando en muchas ocasiones en los mismos territorios que aquellos, su mirada era diferente porque se clavaba bajo la línea de flotación del discurso cultural dominante, y porque nunca se aprovechaba de la energía de lo que fotografiaba en su propio beneficio, sino que era él mismo quien aportaba su energía, su bagaje y su forma de entender la vida a cada uno de sus temas», explica el fotógrafo que mejor conoce su obra y su figura: Clemente Bernad, comisario de sus exposiciones y amigo personal del artista.

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